Victoria

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Patapez regresó a la arena, y le pareció muy extraño encontrarse a la gente gritar y aplaudir, hasta que vio a los gemelos gritando: "¡Victoria! Victoria gracias a Loki." Ahí lo entendió todo. Su equipo había ganado. Por abandono del otro equipo, pero había ganado. Y ahora tocaba dar las explicaciones. No temblaría, no pensaría mucho lo que diría y, sobretodo, no hablaría de más.

Le recibieron con muchos aplausos, él sabía que no se los merecía, pero sentaban muy bien, y le daban ánimos para conseguir ser muy creíble.

-¡Patapez, hemos ganado!

-¡Siiiii, viva por mi y el idiota de mi hermano!

-¡Si, eso, por ti y el idiota de tu hermano! ¿Espera, qué?

-Que eres un idiota, tu mismo lo has confirmado.

-¿Ah, sí? Eso ya lo veremos.

Patapez dejó a esos dos locos peleándose a cabezazos mientras se dirigía hacia Estoico para decirle cualquier excusa estúpida, pero justo antes de que pudiese llegar, Bocón se le plantó delante, arrastrándole hacia una zona donde no hubiera mucha gente.

-Patapez... ¿donde están Hipo y Astrid?

-Ehhhm, pues... ehhhm.

-¿Sabes algo que yo sepa pero que los demás no saben?

-¿Qué?

-Que si sabes algo de Hipo y Astrid que los demás no sepan.

-Ah, sí. Espera... ¿tú lo sabes?

-Casi desde el principio, muchacho.

-Pero si te llamas Bocón.

-Puede que sí, pero si llevo dos años guardando esto, tan Bocón no debo de ser.

-Bueno, si de verdad lo sabes, te diré la verdad. Ellos dicen que como hoy es su segundo aniversario prefieren pasarlo a solas en su sitio que participar en una carrera que hay todos los meses.

-Muy bien... Esos dos nunca quisieron llevarme a su sitio, ¿lo has visto?

-No, me dijeron que estaba más lejos.

-Vaya, pues, solo una cosa más.

-¿Qué?

-Procura pensar qué decirle a Estoico antes de ir a hablar con el. Si te ve tartamudear así lo primero que va a hacer será cogerte a ti y a tu dragón y obligaros a ir a buscarlos con él.

-Ay Thor...

-Piensa bien que decir.

-Vale.

Y llegó el momento. Se acercaba a su jefe con lentitud, pensando bien lo que iba a decir.

-Hola jefe.

-¿Dónde están mi hijo y Astrid, Patapez?

-Ehhhm... ¡Ah, sí! Me los encontré antes, y me... me dijeron que... Astrid ha perdido una cosa muy importante por el bosque, y han ido a buscarla.

-¿Enserio? ¿Qué cosa?

-No me lo dijeron.

-Está bien...

-¡Adiós!

-Adiós, Patapez.

El rubio estaba temblando, Estoico había puesto una extraña mueca entre no me creo nada y quizás sí pero quizás no.

Mientras con Hipo y Astrid, ellos habían continuado haciendo las cosas románticas que tenían planeado hacer, como pescar en el lago y hacer un picnic con ese pescado. No volvieron a hablar sobre el tema de Patapez y todo eso, pero si que, en los silencios románticos que tenían, a veces cruzaba el miedo por su mente a ser descubiertos.

Patán voló, con cuidado de que nadie lo viera, hacia la academia, lugar en el que sus amigos, o por lo menos los no estaban buscando cosas en el bosque, con esos ya hablaría luego. Ahora iba a por Patapez, tenía que preguntarle algunas cosillas de nada, cosas sin sentido, pequeños y extraños asuntos que cruzaban su mente.

Aterrizó, saltando bruscamente de su dragón sin importarle lo más mínimo su brazo roto. Eso le daba absoluta y completamente igual, lo que quería era saber si se había quedado sin futura esposa, aunque todos supieran que eso no hubiera pasado ni aunque Hipo no estuviera.

Se dirigió hacia Patapez, que estaba hablando con los gemelos, ya que le estaban gastando bromas porque a ellos dos les habían aplaudido mucho y a él no. Entonces, él se acercó por su gigantesca espalda y le dio unos toques con el dedo, un acto muy extraño por su parte, pero en cuanto se dio la vuelta le agarró la cara, acercándola a él, y con gesto amenazador, intentó hacerle hablar, aunque el rubio sabía que lo que podría hacerle el burro de Patán no era ni la cuarta parte de lo que le haría Astrid si le dijera algo a ese bruto.

Chimuelo saltaba feliz por el campo donde se encontraban los enamorados, el Furia Nocturna jugaba alegremente con su gran amiga Tormenta, y algunos momentos restregaba su espalda y giraba entre las hermosas flores que crecían a sus pies. Los dos dragones estaban lo suficientemente distraídos como para que Hipo y Astrid pudieran besarse apasionadamente bajo su árbol sin que alguno de los dos les mirase. Normalmente Chimuelo lo hacía, a veces, porque no tenia ganas de cazar peces, pero ahora estaba con Tormenta, y cada vez se alejaban más, dejándoles una majestuosa privacidad que probablemente algún tiempo después iban a agradecer.

Holaaa. Cada vez tardo más en subir, lo sé, sorry plis. Intentaré tardar menos para el próximo, ya que creo que se me van a acabar los exámenes por una temporada (espero). Y, para los que preguntan cuántos años tienen, en el primer capítulo tienen 15, porque en la película tienen 14 y en la serie 15, y ahora 17. Tenía que haber aclarado esto antes, así que también voy a dejar claro, para los que no lo sepan, que la arena y la academia son el mismo lugar. Bueno, gracias por leer (estos tochos del final incluidos). XAO OS QUIEROOO♥♡♥.

Amor Secreto *CANCELADA*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora