Dí lo que sientes

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Hipo llegó a la academia media hora antes de su 'cita', por eso se sorprendió bastante al ver a Astrid sentada sobre un barril diana, y mucho más al darse cuenta de que no lo había usado en ningún momento, ya que su hacha no estaba por ninguna parte, y ese día era en el que Bocón se llevaba las armas para limpiarlas y afilar alguna de ellas.
Astrid reconoció que era Hipo el que llegaba por la puerta al escuchar el sonido de su pierna metálica al andar.
Se levantó, dándose la vuelta, y ambas miradas se encontraron, acercándose poco a poco.

-Creí que no habíamos quedado hasta dentro de media hora.

-Igual que yo soy muy impaciente, tú eres muy curioso, y sé que aunque no lo fueras no querrías hacerme esperar.

-Y quería huir de Patán y los gemelos un rato.

-También veía venir eso.

Los dos rieron suavemente, estaban muy incómodos en ese momento, aunque solo acabara de empezar.

-Bueno...

-Bueno..?

-Mira, Hipo, ya que estás aquí, y nadie más lo está, podemos hablar... ahora.

-¡Oh, claro! Hablar... ¿de qué?

Ella cogió aire y, mirándolo a los ojos, esos que tanto le encantaban, lo soltó.

-De lo nuestro.

Él abrió los ojos como platos y tragó saliva.

-¿Lo-lo nuestro?

-Sí.

-Ehhh...

-¿Sientes algo por mí?

Se quedó mudo, no esperaba que fuera tan directa, aunque claro, lo había estado siendo todo el día, que más se podría esperar de alguien como ella. Una persona tan hermosa, buena, fuerte, decidida, amable, luchadora e incluso tierna en el fondo a los ojos de Hipo. Pero no se atrevía a decírselo, y ya llevaban más de un minuto en absoluto silencio.

"Yo y mi estúpida timidez."

"Venga, Hipo, di algo, o aunque sea vuelve a besarme para confirmarlo."

"Sabes qué, estoy harto de ser tan tímido, por decirlo no me pasará nada, ¿verdad? ¡¿Pero qué más da?! Tengo que ser valiente cómo Astrid, quizás así todo sea mejor."

-Yo...

Astrid lo miró, vio que las palabras no salían de su boca, y ella le daría un pequeño empujoncito.

-Tú...

-Me gustas, Astrid. Me gustas desde hace mucho tiempo, desde el primer momento en que te vi. Me gustas. Eso es lo que siento por ti.

La rubia nunca se imaginó que oiría a Hipo decir ese tipo de cosas, tenía el valor el la mirada al decirlo, pero cuando finalizó la frase se esfumó y volvió la inseguridad, así que ella tenía que aprovechar al máximo lo mínimo que quedase.

Lo cogió del cuello con algo de brusquedad, acercándolo con velocidad a sus labios, deseosos de ese momento más que de cualquier otra cosa en todo el mundo. Esperó a que él reaccionara y correspondiera, pero como vio que no lo hacía se separó de inmediato. Se vieron a los ojos al mismo tiempo para después apartar sus miradas, sonrojados. El castaño la observaba de reojo, y el valor volvió a él. La tenía delante, le acababa de confesar lo que sentía y ella lo había besado, ¿qué más podía hacer él que devolverle el favor?

Aprovechó que no estaba mirando y, esta vez, él colocó su mano en la mejilla de esta, la cogió de la cadera y tiró hacia él con suavidad, besándola cómo lo había hecho antes, pero con más ganas de saborear sus labios. Ambos estaban disfrutando de ese momento, más Astrid que, después de sorprenderse durante medio beso, correspondió, haciendo sentir al ojiverde mucho más a gusto por pensar que si le correspondía, era porque sentía lo mismo que él.
Intensificó el beso, el valor había llegado para quedarse, aunque fuera intermitente. Ella rodeó su cuello y acarició su mejilla, paseando su mano por ese suave pelo castaño, muy peinable a su parecer. El beso continuaba, y ninguno de los dos parecía querer separarse.
Hipo movió la mano hasta la cabeza de Astrid, intentando acercarla aún más a él, colocando la parte sobrante de su brazo en la espalda de la rubia, que se sintió aún más unida a él, además de victoriosa porque su plan había funcionado a la perfección.
Comenzaron a quedarse sin aire, aguantaron todo lo que pudieron, pero se acabaron separando.

Volvieron a mirarse, ella suspiró y él no podía creerse lo que acababa de hacer. El valor seguía ahí, compartiendo espacio con la inseguridad, luchando por el control de su mente. Y la valentía siempre gana a la timidez.
Se acercó a Astrid, la acercó poniendo su mano en la cabeza de esta, y ella hizo lo mismo, acto que provocó que volvieran a unirse, enamorados, de la misma forma en la que lo hicieron anteriormente.

Chimuelo permaneció descansando en la puerta de la academia todo el tiempo, ajeno a lo que esos dos estaban haciendo, ya que podía imaginárselo perfectamente.

Holiii. Siento haber tardado tanto en actualizar, pero seguramente este será el tiempo que tarde cada semana. Lo bueno es que soy muy feliz con las notas de mis dos exámenes ;), lo malo es que queda uno, y es de inglés :(. Bueno, muchas gracias por leer esta historia y más todavía a los que dan like y comentan. Os quiero mucho a todos ♡♡♡. Chaooo☆


Amor Secreto *CANCELADA*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora