Capitulo 15

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William se apartó con ternura para contemplarla, la herida había sanado y los ojos de Audrey aún permanecían cerrados.

Las lágrimas caían mudas sobre las mejillas de William, le susurró contra su oído

—¿Audrey?—recorrió sus labios con sus dedos, acarició su nariz con la de él, mientras lloraba sin consuelo—Te amo más que a la vida.

Ella abrió los ojos de golpe y con un respiro casi ahogado llevaba aire a sus pulmones, lo miró y lo abrazó, estaba débil. Su cuerpo parecía haber atravesado una ardua batalla, se movía con lentitud, tenía la mirada confusa como si no lograra conectar sus recuerdos con el lugar en el que estaba.

—Aquí estoy mi amor—le dijo entre el llanto—Aquí estoy.

—William te amo—lloró en su hombro.

—Yo también mi cielo también te amo.

Lloraron abrazados por unos minutos jurándose el amor que se tenían, se besaron apasionadamente olvidándose del mundo y del lugar en el que se encontraban.

William besó sus mejillas, sus ojos, su nariz, su barbilla, su cabello repitiendo entra cada beso "Mi vida, Mi amor", a lo que Audrey correspondía besando sus manos, su cuello.

William la miró a los verdes ojos llenos de vida pero empañados de lágrimas

—Creí que te había perdido

Audrey suspiró

—Jamás me perderás—colocó su mano sobre la mejilla de su esposo, cuando la mente la devolvía a la realidad—¡Josephine! Debemos encontrarla antes que—no pudo terminar de hablar porque William callaba sus palabras con un delicado beso

—Está a salvo amor mío, y Salvin—apartó su mirada y respiró hondo—Ya no está—finalizó.

—¿Qué? ¿Qué ha pasado William? Estás muy golpeado, ¿Estás bien? ¿Estás herido de gravedad?—decía mientras que con dediles movimientos trataba de examinar el cuerpo de su esposo.

William juntó sus manos en las de él, cerró sus ojos con fuerza mientras depositaba un desesperado beso en ellas.

—Estoy bien, ahora—dijo abriendo sus ojos para reflejarse en la mirada de ella—Ahora estoy bien.

—Pero...

—Shhhh—colocó uno de sus dedos en los delicados labios—Ya tendremos tiempo de hablar. Ahora vámonos de aquí.

La ayudó a ponerse en pie pero sus piernas fallaron, un repentino mareo movió su piso dificultándole caminar.

—¿Qué te pasa?—le preguntó con miedo, mientras clavaba su mirada en donde había estado la herida

—Me siento—le faltaba el aire—Débil—finalizó con una leve sonrisa

—¿Recuerdas algo de lo que paso?—le interrogó con temor

—Poco, recuerdo verte entrar a la habitación lleno de furia pero hasta ahí, no sé qué pasó después.

William reprimió un gemido de dolor, la tomó en sus brazos, la besó una vez más en los labios.

—Yo te llevaré—añadió con una sonrisa.

Audrey acarició su rostro, limpiando con amor la sangre que tenía en sus heridas. Colocó su cabeza en cuello de él, mientras el aire que inhalaba y exhalaba acariciaba la piel de William.

No había caricia más perfecta que esa para él en ese momento, la sentía respirar entre sus brazos, las cosquillas de su respiración lo llenaba de placer y una felicidad inigualable.

Luna de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora