Y reconozco que soy una persona inigualablemente inaguantable. Lo reconozco.
Nadie se quedaría una madrugada entera para hablar conmigo.
Nadie me esperará a la salida de la estación.
Nadie sería capaz de conocerme al 100% y no salir corriendo, sin mí.
Nadie se preocupará si me pasa algo.
Nadie me echará de menos.
Nadie se acordará de mí.
No habrá ni una sola persona que sepa soportarme.
Nadie me valorará lo suficiente, aunque les comprendo, yo tampoco lo haría.
Nadie me echara de menos.
Nadie notara mi ausencia.
¿Dónde estás metida?
Todos me harían esa pregunta, pero nadie me ayudaría para salir de ese pozo sin fondo.
Nadie me dirá que duerma bien.
Ni que vaya con cuidado. Tampoco que me mejore. Y mucho menos vendrá a buscarme.
Nadie me dirá que me necesita. Aunque no les culpo, yo tampoco lo haría.
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caos mental.
Randoma veces te hundes, caes en tu agujero de silencio, en tu abismo de cólera orgullosa, y apenas puedes volver, aún con jirones de lo que hallaste en la profundidad de tu existencia.