3. «Problemas y más problemas»

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No recordaba ningún momento donde lo hubiera pasado tan bien como allí, bailando con Dexter, el chico más guapo de su instituto.
Y ella lo sabía, Alex sabía que quizás pasará mucho tiempo antes de volver a tener una oportunidad como esa, así que lo estaba disfrutando a tope, como si el resto del mundo no existiera, sólo Dexter y ella bailando para siempre.
Pero eso, lógicamente, era imposible y la magia se desvaneció mucho antes de lo que esperaba, al percatarse de que hacía bastante rato que no veía a Summer. Sabía que no debería preocuparse por ella, que debía pasarlo bien, pero también sabía que no podría seguir bailando como si nada sin saber donde estaba la dichosa Summer. Ella era así, necesitaba tenerlo todo bajo control.
-¡Dexter! Voy a por bebidas, ¿quiéres algo? - tuvo que acercarse mucho a él para que la escuchara entre la música y los gritos borrachos de los que los rodeaban.
-Cerveza, porfavor.
Salió de la pista de baile improvisada como pudo, a empujones, y empezó a ir de una parte a otra de la casa en busca de Summer.
No tardó mucho en encontrarla, ya que todo el mundo estaba en la lista de baile, en el resto de las zonas de la casa sólo había unas pocas personas tiradas en el suelo, probáblemente en coma, y algunas parejas devorándose mutuamente.
Ella estaba en una zona apartada, donde se encontraban los aparatos de luces y sonido (focos, luces de colores, cables, altavoces, portátiles...) y algunas mesas con copas llenas de líquido transparente.
Pero no estaba sola. Alex se acercó un poco más para ver quien era, pero entonces... Todo pasó muy rápido. Un simple parpadeo y la casa estaba a oscuras y en completo silencio. Y, como no, Summer estaba en el suelo.
Tardó un para de segundos en darse cuenta de lo que pasaba, porque su prima estaba en el suelo. Pero, afortunadamente, el cerebro de Alex trabajaba deprisa, sólo tardó unos pocos segundos más en correr hacia Summer, ayudarla a levantarse y salir corriendo de allí.

* * * *

No hablaron hasta estar bien lejos de la fiesta, o lo que quedaba de ella.
-¿Y?
-¿Y qué?
-¿Qué has hecho? - preguntó Alex, impaciente.
-Es una larga historia.
-Sum, te acabo de salvar de una humillación pública, lo mejor será que empieces por el principio.
Summer suspiró con pesar antes de empezar a hablar.
Cuando salió de la pista de baile, el momento de paz, Mike, la pelea y, al final, como se cargó la fiesta, hasta el último detalle.
-Wow - dijo Alex, justo después soltó una larga carcajada.
-¡No te rias! - Summer se sonrojó y apartó la mirada.
Su amiga le dio un empujoncito cariñoso.
-¿Quién no se ha cargado una fiesta en algún momento de su vida?
-Pues mucha gente - Summer seguía sin mirarla.
-¡Vale, me rindo! Cabréate si quieres, ni las gracias me has dado.
-¡Oh, sí, gracias Alexandra! ¡Te debo la vida!
Se giró bruscamente y casi se chocan.
-Eres una zorra, ¿sabías?
Summer soltó una sonora carcajada.
-Mira quien habló, la que estaba zorreándole al Señorito McGlain.
-Eso ha sido un golpe muy bajo, Summer.
Pasaron el reto del camino a casa de Alex en silencio, y cuando llegaron estaban tan cansadas que ni se dirigieron la palabra.

* * * *

-Alex...¡Alex!...ALEXANDRA.
Alex dio un brinco cuando Summer le gritó justo en el oído.
-¿Qué ha pasado? ¿Por qué me despiertas así? ¿Eres tonta?
-Tu hermano...
Alex, que había vuelto a cerrar los ojos, se levantó de un salto.
-¿Le ha pasado algo a Jackson?
-¿Qué? ¡No! El idiota de tu hermano sigue tan idiota como siempre, pero creo que hoy lo es más porque...¡ha perdido a Princesa!
-¿Qué dices?
-Lo que oyes, la sacó a pasear suelta, ¡suelta!, y lógicamente se escapó.
-¿Y ahora qué haremos?
-Levántate y vístete, vamos a buscarla, ¿no? Lo más probable es que viendo que es rosa y que lleva un collar de diamantes... Dudo mucho que no se la hayan llevando ya a la perrera.
Se levantaron y se cambiaron rápidamente, tanto que Summer se puso un jersey del revés.
Alex buscó una perrera por su zona y encontró una a un par de manzanas.
-¡Jackson! ¿Estás listo?
Él, que estaba vestido y viendo la tele, miró extrañado a su hermana.
-¿Listo para qué?
-¿Estás de broma? Tú te vienes con nosotras.
-¿Por qué?
-Porque tú la has perdido, imbécil, -intervino Summer- aunque bueno...si prefieres perder la pasta...
Dinero es igual a palabra mágica, gracias a ella Jackson estaba de camino a la perrera con las chicas, a pesar de que el sentía que no era su culpa, ellas eran las responsables ya que habían dejado a ese asqueroso chucho a su cargo, pero aún así no iba a quedarse sin sus 55£, eso estaba más que claro.
Tardaron unos quince minutos en llegar. La perrera World of dogs era pequeña y olía a caca. El perrero era gordo y olía a camionero, el calor que hacía en aquel lugar empeoraba el olor.
-Hola, ¿qué queréis niñas? -preguntó el perrero-camionero.
-Buenos días, señor -saludó Alex, lo más educada que pudo- Estamos buscando a nuestra perrita, que se escapó esta mañana y...
-¿Qué os hace pensar que estará aquí?
-Es muy llamativa, estamos seguras de que está aquí -respondió Summer, lo más borde que pudo.
El perrero-camionero soltó una carcajada, tan fuerte que de lo rojo que se puso parecía que iba a explotar.
-¿El perro rosa? Llegáis tarde, guapas, se la ha llevado una chica hace rato, he sacado un buen beneficio de ese perro tan raro.
-¡Deme su dirección! -exigió Alex.
-¿La mía?
-¡No! La de la chica.
-No puedo hacer eso, olvidáos de ese perro.
Las chicas se miraron, no sabían que hacer, se les estaban acabando las ideas.
-Como no os vayáis, os sacaré yo mismo a patadas -el perrero-camionero, que ahora había dejado ver su faceta de echar a los clientes a patadas, las miró ceñudo.
Summer suspiró.
-Vale, nos vamos, gracias por su ayuda, es usted muy amable -su tono era claramente irónico.
Ya fuera cogió su móvil y marcó un número, mientras Alex y Jackson la miraban intrigados.
-¡Hey! ¡Buenos días dormilón!... Que guay... Oye, te quiero pedir un favor... Sí, ¿podrías venir a la dirección que te acabo de pasar?... Es importante... Importantísimo... Eres el mejor, ¿lo sabías?

* * * *

Max llegó poco después, conduciendo el coche de sus padres, un Seat rojo.
-¿Cómo me pedís que haga eso? Estaríamos infringiendo la ley y...
-Tranquilo, prácticamente tu no infringes nada, sino nosotras...
Max se lo pensó, tenía miedo de meterse en algún lío que pudiera afectarle en los estudios, pero por otro lado quería ayudar a sus amigas...
-Vale -accedió al final y entró fingiendo tranquilidad.
Las chicas y Jackson esperaron pacientemente la señal de Max, que llegó diez minutos después. Entonces pasaron a la segunda parte del plan.
Volvieron a entrar y empezaron a rebuscar en los cajones. Habían papeles, restos de comida, periódicos antiguos, revistas para adultos, unas llaves y un portátil.
Cogieron el portátil y lo encendieron, por suerte no tenían que introducir ninguna contraseña. Luego empezaron a mirar en las diferentes carpetas hasta dar con una en la que había expedientes de animales, perros de diferentes razas, tamaños, etc.
Perro rosa, perro rosa, perro rosa... No había ningún perro rosa.
Jackson que seguía mirando en los cajones, se le escapó un pequeño grito de júbilo.
-¡Aquí está! «Perro rosa, raza: caniche, recién encontrada esta mañana. Adoptada por: Ana Hiannone, que reside en el 4 de Milton Drive». ¡La he encontrado!
Las chicas se apresuraron a dejarlo todo como estaba. Jackson la había liado con sus gritos, escuchaban a Max a lo lejos intentando entretener al perrero.
Justo cuando el pomo empezaba a girar, ellas salieron por la puerta de entrada.
-Por los pelor... -susurró Alex, sin aliento.
Max salió al rato con un gran saco de comida para perros.
-Me debéis 20£.
Convencieron a Max para que las llevara a esa dirección, sólo bastaron 20£ para hacerlo.
Era una calle muy, muy elegante, un barrio pijo donde sólo habían casas grandes y sofisticadas. La número 4 era la más elegante, un chalet moderno de colores blanco y negro.
Las chicas se precipitaron a la puerta y llamaron con insistencia.
Abrió una chica joven, muy guapa. Pelo negro y brillante, ojos castaños y pecas bajo los ojos.
-Hola -habló Summer- Ha habido un malentendido y...¡Princesa! -la perrita reaccionó con alegría al oír su nombre y corrió hacia ella, pero la chica la cogió rápidamente.
-Ahora es Charlotte. Tengo todo el derecho del mundo a quedarme con ella si vosotras la abandonasteis en una perrera -las miraba con superioridad.
-¡No la abandonamos! Se le escapó a mi primo y...
-Me da igual, ahora es... -sin venir a cuento soltó a la perrita, que soltó un chillido al caer al suelo. Summer la cogió.
La desconocida miraba detrás de ellas con los ojos llenos de lágrimas y la boca ligeramente abierta.
-¿Max? -le temblaba la voz.
-Ana -Max corrió hacia ella y la abrazó- ¿Qué haces aquí?
-Yo... Me acabo de mudar aquí, iba a ser una sorpresa pero... Se acaba de chafar.
-¿Qué dices? Estoy totalmente asombrado, no me creo que estés aquí.
-Mmm...¿hola? -intervino Alex.
-¿Cómo es qué os conocéis? -preguntó Summer.
Max las miró, se le había olvidado que seguían allí.
-Ana es...es mi novia, la he conocido este año en Italia.
La tal Ana sonrió y tiró de él para besarle, o más bien comerle los morros, porque eso no parecía un beso normal.
Las chicas se miraron, eso iba para rato.
Summer se aclaró la garganta y se separaron. Max se había sonrojado y Ana las miraba con desprecio.
-Nos tenemos que ir, Max.
Él asintió y volvió a besar a Ana, le susurró en el oído que luego volvería y siguió a Summer y a Alex al coche, donde ya estaba Jackson.
-¿Cuándo pensabas contárnoslo? -preguntó Summer cuando ya habían salido del barrio. Alex le dio un codazo.
-Cuando estuviera preparado -el tono de Summer le había borrado la sonrisa.
Max condujo en silencio hasta la casa de Summer y ellas bajaron. No se despidieron, él arrancó de nuevo justo cuando Jackson salió y se fue.
Summer no habló, se limitó a llamar a la Sra.Mackenzie para que fuera a recoger a Princesa y entró en su casa.

CAZADORAS DE PROBLEMASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora