Capítulo XVIII

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Me desperté sobresaltada y miré a mi alrededor. Tenía la sensación de que alguien nos observaba pero no ví nada. Will seguía dormido a mi lado. Como no sabía que hacer decidí dar una vuelta por los alrededores para explorar el terreno. Me levanté, sacudí mi gastado vestido y me interné en la maleza. Me pareció ver una sombra que se movía frente a mi. Logré seguirla durante un rato antes de perderla de vista. Miré a mi alrededor y me dí cuenta de que no tenía ni idea de donde estoy. Me había perdido.

-Genial, ¿y ahora que hago? -pensé en voz alta. Me apoye en un árbol cercano y pensé en como regresar a donde esta Will cuando oí una voz. Al principio apenas era un susurro pero suena cada vez más alto.

-Cali...Cali...Cali...

Me llevo las manos a la boca. Reconocería esa voz en cualquier parte. No puede ser.

-¿Papá?¿Eres tú? -pregunté con la voz temblorosa. Me siento estúpida nada más que lo pregunto. No puede ser él.

Se oye un ruido que proviene de los árboles y una figura sale de entre la maleza.

Mis rodillas tiemblan y caigo al suelo. Debo de estar soñando. Mi padre esta justo frente a mi. Es imposible. Vi como moría.

-¿Cómo? ¿Cómo es que estas aquí?

-Cielo, siempre he estado contigo, protegiéndote, aunque tu no lo supieras. Este bosque es poderoso, es por eso que estoy aquí. Pero no tardaré en volver a desaparecer. Los muertos no podemos mantenernos en este mundo durante mucho tiempo, y menos de forma sólida. Así que ¿porque no vienes y le das un abrazo a tu padre?

Me levanté del suelo y me acerco a él. Tenía miedo de que fuera un sueño y que al acercarme se desvanezca. Sin embargo noto como me rodea con sus brazos. Es igual a cuando era pequeña. Siempre que tenía miedo me refugiaba en ellos, era mi lugar seguro. Estando con el sentía que nada podía hacerme daño. Cerré los ojos y me relajé en sus brazos.

-¡Cuidado Cali! -grita alguien y me empuja a un lado. Caigo en el suelo y veo a Will peleando contra un extraño ser. Parece humano pero tiene la piel gris y llena de arrugas con una especie de gema negra en la frente.
Veo una pequeña daga caída en el suelo junto a mí. Ese ser casi me mata.

Will logró clavarle la espada que le atraviesa el estómago y cae al suelo inerte.

-¿Estas bien? -guardó la espalda y se acercó a mi.

-Si, es creo. Gracias.

-No ha sido nada, pero ten más cuidado la próxima por favor. Si llego a llegar un segundo más tarde...

-Lo tendré. Me siento como una estúpida, sabía que no podía ser cierto pero aun así me lo creí. -Miré al suelo y apreté mis puños llena de rabia.

-¿Qué fue lo que viste?

-Vi... a mi padre. Pero en cuanto llegaste tu cambió.

-Viste a un ser gris ¿verdad?

-Si. Quizás si que sean ciertas todas las historias que cuentan sobre este bosque. Yo pensé que solo eran cuentos pero... ya no estoy tan segura.

-Ni yo. Lo que debemos hacer es tener mucho mas cuidado a partir de ahora y no separarnos.

-De acuerdo.

-Bueno pues volvamos al campamento.

-¿Sabes volver? Porque yo estoy totalmente pérdida.

-Si, marqué los árboles con mi cuchillo para saber por donde vine. Así que vamos -me tendió una mano y me ayudó a ponerme de pie.

-Vale, vámonos.

Caminamos siguiendo las marcas que Will había dejado en los árboles. El trayecto me pareció mucho más largo que a la ida. Había recorrido mucho más de lo que imaginaba.

-Oye Will, ¿como lograste encontrarme?

-La verdad, fue pura suerte. Me desperté y no estabas por lo que decidí buscarte. Es increíble que realmente te encontrara. Este bosque es inmenso.

-Es enorme. No me extraña que tanta gente se haya perdido deambulando por aquí.

-Esperemos que no nos pase eso mismo a nosotros.

Llegamos al campamento y nos sentamos un rato a descansar.

-¿Crees que los otros están bien? Estoy un poco preocupada. Espero que los encontremos pronto.

-Seguro que si. Vamos, en marcha, si nos quedamos aquí no los encontraremos nunca -dijo mientras recogía las cosas y se levantaba.

-Tienes razón - me levanté y le ayudé a guardar todo. -¿Hacia donde vamos?

-No lo se. Vinimos de allí y por ahí mas o menos es por donde llegamos antes -indica mientras señala primero al este y después al norte. - Y creo que los soldados se fueron por el sur, así que vayamos por allí. Es la única pista que tenemos.

-De acuerdo, entonces no hay tiempo que perder. En marcha.

Reemprendemos el viaje, avanzando siempre hacia el sur. Después de andar lo que me parecieron horas decidimos parar cuando empezaba a anochecer. Buscamos una zona despejada y nos asentamos allí.

-Iré a ver los alrededores, ahora vuelvo -me dice Will. No me da tiempo ni a contestar antes de que se pierda entre los árboles.

Mientras tanto me dedico a observar las estrellas y constelaciones del cielo, o al menos intentarlo. Nunca se me ha dado bien distinguir las constelaciones. Yo no veo más que miles de estrellas juntas.

Oigo ruidos, observo a mi alrededor alerta y saco mi cuchillo. Sea lo que sea lo que provoca el ruido está cada vez mas cerca. Finalmente los árboles que hay frente a mí se abren y veo a Will.

-¡Que susto me has dado!

-Tranquila soy yo. He encontrado algo. Creo que deberías venir a verlo -dice y acto seguido vuelve por donde a venido.

Me pongo rápidamente en pie y le sigo. A tan solo un par de metros se para y me señala una zona frente a nosotros.

-¿Qué pasa?

-¿No lo ves? Mira, acércate -se hace a un lado para dejarme ver desde donde está él y finalmente lo veo.

Detrás de una fila de árboles el suelo se hunde poco a poco formando escalones que descienden y al final se distingue una especie de puerta. Debe de ser lo que queda de algún antiguo edificio ya que está rodeada de ruinas.

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Esperamos que haya gustado y hayáis disfrutado leyendo tanto como nosotras escribiendo.

~Se despiden las doncellas literarias.~

Trenzando mi destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora