-¿A dónde llevaran las escaleras? -pregunté.
Mirara para donde mirara solo había escombros y aquellas extrañas escaleras. Después de lo que había pasado con aquel ser no tenía claro lo que quería hacer. Pero aquellas escaleras eran las únicas que nos llevarían hasta la otra parte del grupo. Cuanto antes nos encontráramos mejor.
-No lo se, pero averigüemoslo -respondió Will.
Tendió su manos para ayudarme a bajar aquellas resbaladizas escaleras. Yo hice el amago de dársela pero me arrepentí y la retiré. No era el momento de darle la mano a un chico, ni ahora ni nunca.
Bajamos despacio las escaleras, con cuidado de no resbalarnos. Will iba delante mio, solo oíamos las respiraciones y los zapatos al chocar contra la fría piedra.
No se cuanto tardarían en caer Eric y el resto pero a mi se me hizo eterna la bajada. Quedaban diez, nueve, ocho escalones cuando mi pie se resbaló, perdí el equilibrio y caí contra Will. Él no aguantó mi peso y caímos los dos escaleras a bajo. Su cuerpo amortiguó mi golpe, enseguida me levanté.
-¿Estás bien? Cuanto lo siento, de veras. Que mala pata. Lo siento tanto...
-Tranquila estoy bien, solo me he retorcido un poco el tobillo. Ayudame a ponerme en pie.
Tiré con todas mis fuerzas y conseguí levantarlo pero al pisar con el tobillo magullado cayó sobre mí.
Me volví a incorporar y esta vez fue él quien se disculpó.
-Creo que no me lo he llegado a romper pero casi. Voy a intentar inmovilizarlo. Necesito dos tablas.
Observé con la vista, no había nada parecido a una tabla. Mis ojos repararon en lo alto de la pared, las antorchas más cercanas a la escalera estaban apagadas. Cogí dos y se las acerqué a Will.
-¿Te sirven?
-Gracias. Ahora necesito algo para unirlas, tal vez telas -se quitó la camisa y justo cuando la iba a rasgar le detuve.
-Cortaré yo el bajo de mi vestido, ha sido mi culpa.
-Me podría haber pasado a mi, a cualquiera. Quitate de la cabeza que haya sido culpa tuya.
Cogí mi cuchillo a corte todo el bajo del vestido, dejándolo poco más bajo de las rodillas. Le tendí el trozo de tela y él la cogió.
-Gracias de nuevo -dijo mientras se vendaba el tobillo.
-No hay de que. Te quedarás aquí mientras yo los busco.
-Ni hablar, iremos juntos, quién sabe lo que hay en la oscuridad de esos túneles y no es buena idea que nos separemos.
-¿Cómo pretendes andar?
-Tu me ayudarás, en cierto modo me lo debes.
-Vale -accedí a regañadientes.
Pasó su brazo por encima de mi hombro y yo le rodeé la cinturas. Casi no pesaba, así que supuse que estaría cargando peso con el tobillo.
Andamos por túneles oscuros hasta llegar a una dicurcación de cuatro entradas.
-¿Qué hacemos? -le pregunté a Will.
-Elegir uno, pero no se cual. Creo que deberiamos ir por uno de los dos que estan algo iluminados.
-Vale -dije dirigiendome hacia el de la izquierda del todo.
-¿Por que este?
-No lo se, me lo dice mi instinto -respondí abanzando.
Will se enganchó a mi y proseguimos por el camino en penumbra.
-Coge la próxima antorcha que encuentred encendida -sugirió Will.
-Buena idea.
Así seguimos un rato que se me hizo interminable. Paramos para descansar en una especie de hueco en la pared. Me apoyé en la fría piedra, pero mi mano cedió y el muro se desplazó hacia un lado.
Miré a Will asustada y le pregunté:
-¿Y ahora que hacemos?
-Seguir -contestó.
Se pusó en pie con mi ayuda y seguimos por el escalofriante pasadizo. Al rato empezamos a oir extraños ruidos fundidos con las gotas que caian del húmedo techo.
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Esperamos que este capítulo, por tarde que haya llegado os haya gustado. Hemos tenido muchos problemas a la hora de escribir y no por falta de imaginación, pero al fin aquí está.
Leed, comentad y votad.
~Se despiden las doncellas literarias.~
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Trenzando mi destino
Adventure"Todo se puede cambiar, solo hace falta un espíritu valiente..." Una princesa que quiere ser libre y dejar de recibir ordenes de como debe comportarse, lo que debe hacer... Una aldeana que se gana la vida trabajando en el castillo y cree que los chi...