-¿¡Qué!?- grité espantada, medio alucinada, aún en estado de shock.
***
-No me levantes la voz- me advirtió poniéndose de pie frente a mi, haciendo que me sintiera pequeña a comparación de ella. Mi madre siempre ha sido alta pero cuando se recoge su largo pelo rubio en un enorme moño la hace parecer aun mas alta.
-Pero madre...- empecé a protestar
-Nada de peros, ya esta todo planeado. Te casarás tras la coronación de tu hermano y no hay mas que hablar.-Concluyó Edith.
Sabia que sería inútil intentar hablar con ella por lo que salí corriendo hacia el jardín. Era el único sitio en el que podía estar tranquila y siempre iba allí a pensar. Mi padre nunca habría querido que me casara por obligación pero Edith siempre se las apañaba para que el rey hiciera lo que ella quería.
Me aleje lo mas que pude de palacio. No quería saber nada de nadie, solo estar sola.
Tras el enorme sauce llorón, cuyas hojas llegan al suelo, hay un pequeño jardín con la estatua de una ninfa en el centro. Me senté en el mal cuidado césped, ya que, ningún jardinero ni ninguna otra persona había pasado por allí en años, nadie salvo yo.
Permanecí en silencio pensando mientras escuchaba el ruido de las hojas con el viento, los pájaros, los pequeños animales en busca de comida...
Después de un rato me levante y me dirigí al comedor mientras una idea empezaba a surgir en mi cabeza seguida de miles de preguntas sin respuesta.
¿y si me fugo? ¿me buscarían? ¿podría vivir como siempre he querido? ¿ser libre de una vez por todas?...Entre en el comedor. Es una enorme sala llena de ventanas que dan al jardín haciendo que la sala sea muy luminosa. En el centro, la gran mesa, presidida por mi padre, a su izquierda Edith y a su derecha Unai. Todos se giran a verme al entrar.
-Llegas tarde- dijo enfadada Edith.
-Lo siento, no volverá a ocurrir- me disculpe.
-Eso espero- contestó.
Me senté y se impuso el silencio. Los sirvientes empezaron a servir los platos. Cuando ya la mesa no podía estar más a rebosar de comida estos se retiraron dejándonos solos.
-Unai, aún no te hemos dado la buena noticia- empezó alegre nuestra madre rompiendo el silencio- Triana se casará con Alen tras tu coronación.
Por primera vez desde que llegué, levanto la vista del plato para ver su reacción. Su cara de sorpresa cambio rápidamente y fue sustituida por una de lastima cuando clavó sus ojos verdes en mi. Eran iguales a los mios, iguales a los de Edith, esa mujer que odio, a la cual debo llamar madre.
Unai sabia que no soportaba la idea de casarme ahora.Edith sin darse cuenta de la cara que me dedicaba Unai le preguntó:
-¿Que tal los preparativos para tu coronación?
-Hay cosas más importantes en las que pensar en estos momentos- contesto secamente
Edith le lanzo una mirada asesina -¿cómo cuales? ¿Qué es más importante que tu futuro reinado?
-La peste por ejemplo, que cada dia se lleva miles de vidas. -Dijo enfadandose.
La peste. Un escalofrío me recorrió de solo pensarlo. Una enfermedad sin cura conocida, una epidemia que se propaga sin que nada la retenga que solo trae muerte.
Pose la cuchara en la mesa, se me había quitado el apetito.-Si me disculpáis, me retiro a mi habitación, se me ha quitado el apetito- expliqué mientras Unai y Edith empezaban a discutir.
Mire a mi padre, que había permanecido en silencio todo el rato. El se limito a asentir. Cada día mas arrugas surcaban su cara y sus ojos azules antes tan llenos de vida iban perdiendo el brillo.
-Buenas noches- me despedí antes de salir de la habitación.
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Esperamos que os guste el
capitulo. Comentad y dadle a la estrellita.Si teneis algún consejo que darnos estariamos encantadas de recibirlo, ya que somos escritoras primerizas ;)
Creemos que pronto podremos sacar el próximo capítulo (o eso esperamos).
PD: por si ha alguno le interesa la foto es de los jardines de Sabatini.
~Se despiden las doncellas literarias~
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Trenzando mi destino
Pertualangan"Todo se puede cambiar, solo hace falta un espíritu valiente..." Una princesa que quiere ser libre y dejar de recibir ordenes de como debe comportarse, lo que debe hacer... Una aldeana que se gana la vida trabajando en el castillo y cree que los chi...