Cap 1 - Rutina

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Sí, todos hemos oído alguna vez la palabra rutina, y muchos de nosotros la odiamos, pero yo, Cristina López, de una manera o otra, caí en ella, una espiral que parece no tener fin, una chica normal, en una clase normal, en un colegio normal, de una ciudad normal. Esa idea hacía que mis ganas de morir aumentasen día a día, yo tan solo quería ser diferente, sin destacar, mi mente era diferente a la del resto, yo misma lo sabía, aún así fingía en mi instituto que me gustaba el típico gilipollas de turno que le gustaba a todas, menos mal que siempre tenía a mi lado a mi mejor amiga Emily, siempre hablaba con ella en los recreos de la mierda de sociedad en la que vivimos hoy en día, pero hoy, yo me levanté de una manera distinta a la de siempre, había algo en el ambiente que lo hacía todo diferente a como era antes, no sabía lo que estaba pasando, se lo conté a Emily pero ella misma me dijo que eras las típicas tonterías que siempre tenía en la cabeza, así que decidí no darle importancia, pensé que era otro día en la rutina.

Después de tres horas seguidas de agobiantes y aburridas clases, sonó la campana. Como siempre, esperé a que Emily saliera de clase para poder acompañarla a casa, no me producía ningún tipo de esfuerzo hablar con ella mientras íbamos a su casa, eramos vecinas (sí, vecinas y mejores amigas).

Llegué a mi casa y, como siempre, me encontré un plato de comida que mi madre acababa de hacer. Terminé, llevé el plato a la cocina, y acto seguido, me encerré en mi cuarto, cogí mi móvil, miré el whatsapp y como casi nunca tenía mensajes, inmediatamente fui a mirar twitter, seguía a mis típicos amigos, algún que otro famoso y cuentas mierdas que solo twittean cosas cursis que, sinceramente, no sé ni porqué los sigo. Bajé y bajé, encontrándome varios tweets de amigos, pero uno de ellos había hecho retweet a una cuenta que supuse que era de algún amigo suyo, me llamó tanto la atención que tuve que visitar su perfil, pero no fue el tweet en sí, tan solo viendo su nombre mi corazón latió de una forma extraña, empecé a reirme sola, que cojones me estaba pasando, pensé que era algo estúpido. La tentación pudo conmigo, tuve que seguir a esa cuenta, a ese amigo de mi amigo, no esperaría a que me siguiera, era una desconocida para él, así que descarté la idea de conocerlo en persona.

Intenté estudiar un poco para el próximo examen que tenía, pero la verdad es que me parecía tan sumamente aburrido que cerré el libro. Una milésima de segundo después me di cuenta de que no podía concentrarme ¿Por qué? El chaval que acababa de seguir se metía en mi cabeza a cada cosa que hacía, da igual lo que estuviera haciendo, seguía ahí, en mi mente, tan difícil de sacar como cuando tratas de sacarte un anillo que te está demasiado ajustado, era imposible, no se iba, y mi corazón latía más fuerte por alguna razón, no sabía muy bien por qué, es imposible enamorarse de una persona tan solo viendo su nombre y su foto de perfil. Fui a la cocina a beber un poco de agua para ver si me relajaba un poco, pero incluso al coger el vaso, noté como me temblaba la mano, ya empezaba a parecer retrasada, pensé que mi cuerpo reaccionaba como una putísima mierda.

Volví a mi habitación algo más relajada, volví a coger el móvil y le conté por whatsapp a Emily todo lo que me estaba pasando, me mandó un audio riéndose de mi (sin ánimo de ofender) y me empecé a reir de mi misma también, pero de repente, apareció una notificación de Twitter, la abrí, extrañada, y cuando se cargó, no me lo podía creer, el chico por el que estaba temblando sin razón había comenzado a seguirme, casi se me cae el móvil, estaba temblando mucho, demasiado, incluso más que si estuviera pasando una noche en el Polo Norte totalmente desnuda, empezó a caer una lágrima por mi mejilla, sin saber exactamente por qué, esto se me estaba yendo de las manos, esta no era yo, no tenía ni puta idea de lo que me estaba pasando.

Se lo conté a Emily, y me respondió que ya que me había seguido, porqué no le enviaba un mensaje directo, la idea me hacía ruborizarme de la vergüenza, aún no podía creerme que podría hablar con ese chico por el que me llevé temblando toda la tarde, la idea era incapaz de meterse en mi cabeza, pero decidí hecharle valor y decirle un simple hola, aunque quizás un simple hola sonaría muy soso, así que decidí stalkearle un poco en twitter y descubrir si tenía alguna afición o hobby, y efectivamente, la tenía, tocaba la guitarra desde hace un año aproximadamente, así que decidí empezar la conversación con un:
"Hola, que tal? Gracias por seguirme ^^ ¿desde cuando tocas la guitarra?"

Me quedé mirando el móvil casi por media hora antes de enviárselo, no estaba segura de nada, me aterrorizaba salir de la rutina, pero finalmente, se lo envié.

Secretos EscondidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora