Epílogo

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Epílogo

Hoy me consumes... No, yo me consumo de ti.

¿Cómo llegué a esto, John? Explícame.

¿Cómo alguien puede volverse tan imprescindible para la otra persona?

Hoy...

Hoy me dueles como nunca antes.

Hoy te extraño.

Hoy puedo jurar que he visto tus ojos en cada rostro desconocido que me devolvió la mirada al salir a la calle. Y también en quienes no voltearon a mirar.

Hoy estás en todos lados...

Hoy me he enamorado de un fantasma, de la sombra del pasado que vive en el presente, aun estando muerto.

Hoy me he ahogado en pensamientos y no puedo respirar.

Hoy tu nombre grabado en mi corazón con fuego me quema.

Hoy te escucho en cada melodía de piano.

Hoy tengo tu aroma impregnado en mi nariz.

Hoy el aire me saluda con un aliento de menta y una brisa de mar.

Hoy escucho las olas. Las escucho por mí y por ti.

Hoy me haces falta, como mañana, como ayer, como siempre y como nunca.

Hoy te juro que te amo con locura, porque me he vuelto loca.

Hoy me siento víctima de sentimientos y sensaciones. Y me destruyen célula a célula.

Hoy todo duele por mil.

No, no. Ya no hay dolor, solo es ausencia de algo. Vacío.

Hoy hay vacío.

Hoy soy vacío.

Hoy el mundo se burla de una escritora que gasta su pluma en una servilleta que pronto será usada para limpiar lágrimas.

Hoy solo siento que no siento nada.

Hoy puedo morir de angustia y vivir para contarlo.

Hoy el dolor es perpetuo, como tu ausencia, como el frío, como el hielo, como tú.

Hoy siento que no existo, y existo para sentir eso.

Hoy el sol es ardiente y me hiela más que la nieve.

Hoy te conviertes en voces, en murmullos, en susurros.

Hoy eres música.

Hoy me dices que me amas y me odias por amarme tanto.

Hoy te digo que te amo más de lo que creí que amaría algún día.

Hoy me preguntas por qué sigo a tu lado.

Inolvidable ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora