Comencemos

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Todo comenzó un día normal como todos.

Me acababa de levantar para ir al instituto, tenía mi melena morena alborotada y mis ojos azulados aún cerrados. Me levanté y me froté los ojos bostezando:

-Melissa, despierta, son las siete y cuarto -dije desperezandome.

Ella no contestaba:

-¿Melissa? Melissa -me asusté.

Destapé la cama de mi hermana y allí no estaba. Corrí hacia el baño y... estaba ahí con su precioso pelo rubio ceniza recogido y sus ojos ámbar resaltado por el maquillaje que se estaba aplicando. Le di un flojo empujón de broma y me vestí con ella.

-¿Qué pasa? -me preguntó asombrada.

-¡Te estaba llamando!

-Aja -contestó sin mirarme.

Yo le cerré la puerta del baño y bajé.

-¿Y tú hermana? -preguntó mi madre poniéndonos el zumo en las tazas.

-Arriba, ahora bajará.

Desayunamos y nos fuimos a instituto.
Nosotras allí hablábamos español con los amigos y alemán con los profesores.

Al llegar a la puerta de instituto me encontré con mi mejor amiga, Jeanette. Ella era francesa pero hablaba español también. Era pelirroja con ojos marrones y muy pálida:

-¿Qué tal, Shere?

-Bien, mira Jean, hay está Dustin.

-Pero está hablando con Bernadette -dijo cabizbaja y entrando al instituto.

Me quedé parada mirándoles y después corrí con mi hermana hacia Jeanette.

-Jean, no te deprimas, Bernadette es una estúpida. Seguro que Dustin acaba enamorándose de ti - dijo Melissa.

-No se, Bernadette es tan bella... con esos ojos azules, ese pelazo rubio... -dijo Jeanette

-Jean, así son TODAS las alemanas. Tú eres distinta - le apoyé.

-Pero... se ríen de nosotras por ser distintas - dijo Melissa.

-Se reirán de nosotras por ser diferentes, pero nosotras nos reímos de ellos por ser iguales - animé a mi amiga.

-Es cierto no está mal no ser un clon -dijo con la cabeza alta.

Llegamos a nuestra clase donde ya estaba la pija de la clase, Astrid Schössinger. Se creía superior a los demás, tenía un brillante pelo corto, liso, dorado con unas mechas rosas en las puntas, sus ojos eran verdes como una esmeralda y su piel era bastante blanca. Ella era de Ámsterdam por lo tanto solo hablaba alemán:

-Mirad quienes han venido, las hermanas gitanas y la india - dijo Astrid.

-No somos gitanas - contestó Melissa en su idioma.

-Y yo soy francesa no india - se defendió Jeanette.

-¡Qué mas da! ¡No sois de aquí! - dijo una española amiga de Astrid.

Yo y mi querido lobo: El retorno del loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora