Nuestra vida

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-Cuando Katherine fue a cruzar la carretera para llegar a mi lado, pasó un coche y la atropelló.Eso no estaba dentro de los planes y me asusté bastante, pensé que la había perdido, pero de repente, Kate me hizo un guiño, en ese momento supe que no era grave y que era el momento perfecto para huir los dos juntos. Me transformé y corrí al bosque donde estaba mi casa, allí la dejé en el suelo...-dijo Elioth.

----------------------------------------- (Años atrás)---------------------------------------

-Elioth, lo hemos logrado, podemos estar juntos sin miradas que nos incomoden, ni falsos rumores, ni críticas...al fin-dijo Katherine.

-¿Estás bien?, te ha dado fuerte el coche-pregunté alarmado.

-Tranquilo...he actuado para que pareciera más de lo que era, seguramente tendré algo roto o algo por el estilo, no te preocupes, terminemos el plan y después me llevas a un hospital o lo que sea-dijo Katherine acariciándome la mejilla.

Me di la vuelta y vi a lo lejos a mi hermana venir corriendo. Me transformé en lobo y corrí hacia el pueblo, allí me esperaban Emilio, Mario, Juan, Felipe y Christine disfrazados. Cuando llegara tenían que hacer como si fueran habitantes del pueblo furiosos, me lanzarían ciertos líquidos que al mezclarse se asemejarían al fuego y así parecería que me estaban quemando.

Como pensábamos, todo salió a la perfección, Charlotte pensó que habíamos muerto. Lo cierto es que me destrozo por dentro verla sufrir de aquella manera, me comencé a sentir mal, los remordimientos me estaban viniendo. Iba a desatarme de la hoguera y bajar a abrazarla y ha decirle que seguía con vida, querías pero no podía...echaría por la borda todo por lo que habíamos luchado la chica a la que amo y yo. Aguanté, viéndola sufrir, hasta que se marchó y mis amigos me desataron:

-Gracias chicos-les dije.

-Elioth,¿estás seguro de querer hacerle esto a Charlotte?-preguntó Mario.

-Debo hacerlo, amo a Katherine y sé que ella no acepta mi nuestro amor, no podemos estar juntos en un entornos de malas miradas y críticas. Lo siento-dije con la cabeza agachada.

-Bueno...es vuestra decisión, espero que sea la elección correcta-dijo Christine poniéndome la mano en el hombro.

-Debo pediros un último favor-les dije.

-Dinos lo que necesites-me apoyó Juan.

-Que nadie se entere de todo esto, que no salga a la luz, venga quién venga a preguntaros debéis decir que he muerto, nada más-les supliqué.

-Está bien-dijo Mario.

-Tened buena suerte-dijo Christine dándome dos besos.

-Gracias.

Seguidamente me transformé en licántropo y corrí junto a Kate.

Al llegar al árbol dónde la dejé, vi que estaba inconsciente.El pánico invadía mi cuerpo, el miedo de haberla perdido. En seguida la llevé al hospital, allí la operaron. Tras varias horas de operación, el doctor salió:

-Señor Hudson, Rosette se encuentra bien, sabemos desde que entró por la puerta que le quedarán secuelas, cojeará al caminar y tendrá dolores crónicos, no muy fuertes pero deberá tomar pastillas-me informó el doctor.

-Vaya...-dije desanimado.

Los días pasaron y Kate salió del hospital, habíamos dado nombres falsos para que no  se supiera de nosotros.

Como dijo el doctor, Kate cojeaba al caminar, tenía leves dolores y debía de tomar pastillas.

Decidimos vivir juntos, en mi casa. Poco a poco la fuimos limpiando, tirando los mueble y poniendo nuevos, pintando las paredes...en fin, re decorando nuestro nuevo hogar.

En el enorme jardín delantero, hicimos un huerto, donde plantábamos nuestras propias verduras y frutas. Había un terreno dentro de nuestra propiedad que estaba un nivel más bajo que el huerto, ese lugar decidimos cerrarlo con vayas y pusimos un pequeño corral de gallinas y un cerdo.

Necesitábamos dinero, así que me puse a buscar trabajo en cuanto cumplí los 18. Kate se quedaba en casa, ya que ningún trabajo era apto para ella.

Comencé a trabajar de noche, en una gasolinera.

Una noche, al regresar del trabajo, percibí un rico aroma que provenía de la cocina. Cuando entré en la cocina, vi unos deliciosos dulces calientes en una bandeja, desprendían un humillo de dulce olor:

-Kate, ¿y esto?-pregunté cogiendo una magdalena de la bandeja.

Kate apareció con un delantal manchado de harina, lavándose las manos con un trapo:

-Deja eso-dijo Kate quitándome el dulce de las manos y dejándolo de nuevo en el plato- He pensado en hacer dulces y venderlos, yo los hago y tú los repartes a domicilio por el día.

-¡Eres brillante!-dije levantándola con mis brazos- Así ganaremos un poco más de dinero.

-Lo sé-dijo en tono de superioridad.

Seguidamente, se agachó, abrió el horno y sacó otra fuente con suculentos bizcochos.

Sigilosamente, cogí la magdalena que me había quitado, ella se dio la vuelta y me vio:

-¡Eh!¡Elioth!¡Déjalo!-exclamó.

Yo me lo metí en la boca y corrí a mi habitación para ponerme el pijama.

Al bajar, me senté junto a Kate en el sofá pensando en nuestro futuro:

-Podríamos comprar una vaca y así no tendríamos que ir a comprar leche y nos ahorraríamos dinero-prepuse yo.

-Sí, y¿cómo se llamara nuestro negocio de dulces?-me preguntó Katherine.

-No sé, eres tú su creadora, decídelo tú-le dije.

-¿Qué tal...Los dulces de K.E?-me preguntó pensativa.

-Cualquier nombre que pienses me parecerá bien-dije dándole un beso.

De pronto, sonó nuestro timbre, las perras ladraban con fuerza. Asustados de que nos hubieran descubierto, nos asomamos por las cortinas, no se veía nada con tanta oscuridad. Cogí una linterna:

-Recuerda, si preguntan eres Derek Hudson y vives aquí desde hace poco-dijo Kate abrochándome el último botón de mi pijama.

Salí temeroso:

-¡¿Quién es?!-pregunté desde la distancia.

-Soy Mario.

-¿Vienes solo?-volví a preguntar.

-No, vengo con Christine.

Me saqué las llaves de mi bolsillo y les di paso a nuestro hogar. Entraron en silencio y se quitaron los abrigos:

-Vaya, que casita os habéis montado,¿no?-dijo Christine mirando todo curiosa.

-La verdad es que nos ha costado mucho trabajo-dije dejando las llaves y la linterna. 

-Vaya...¿y esta visita tan repentina?-preguntó Kate con una gran sonrisa.

-Debemos hablaros de algo-dijo Mario con cara de preocupación.

Nos sentamos en el sofá todos:

-Ya hace 2 años que os dan por muertos-dijo Christine.

-Sí, y ningún familiar sabe que estamos vivos-confirmó Katherine.

-Ese es el problema. Kate, tu familia y la policía han comenzado una investigación por todo el pueblo y sus alrededores en busca de tu cuerpo, solo es cuestión de tiempo que encuentren esta casa y os descubran-informó Mario.

-¿Y qué podemos hacer?-preguntó asustada.

-Huir-dije sin pensarlo dos veces.

-Pero...Elioth...ya tenemos aquí nuestra vida hecha...no podemos dejar esto-me dijo con los ojos llorosos.

-Kate, si descubren que era falso... es más...-dije suspirando-hubo gente en el pueblo que me vio convertirme, gente que no estaban dentro del plan.Si llegan aquí los policías, despidete de todo.

-¿Dónde iremos?-preguntó preocupada.


Yo y mi querido lobo: El retorno del loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora