La gran mentira

239 36 0
                                    

dos días más tarde mis sentimientos continuaban a flor de piel.De pronto, llamaron al timbre.Eran los hermanos de Grace y parecían furiosos, les abrí:

-¡¿Cómo se te ocurre?!-exclamó Julius.

-¿Q...qué...qué ocurre?-pregunté asombrado.

-¡¿No pudiste dejarla vivir?!,¡no!,¡tenías que desconectarla y sin preguntarnos!-gritó Bradd.

-Lo...lo siento...soy su marido, me dieron a elegir a mi-respondí.

-¿No podrías habernos llamado?, al menos habernos avisado de la situación de Grace...teníamos derecho a saber su estado...nos enteramos que había estado conectada una vez que falleció-dijo Julius afectado.

-Lo único en lo que pensé cuando supe lo ocurrido fue...fue estar a su lado cada minuto de cada día con esperanza a que despertara...-dije sentándome dolorido.

-Ohhh...muy bonito...-dijo con ironía Bradd-¡Somos sus hermanos!,¡ni siquiera nos dejaste despedirnos de ella!, la desconectaste...la desconectaste sin más...-dijo cabreado y con los ojos humedecidos.

-Estoy igual de afectados que vosotros, ¿creéis que no me dolió desconectarla?,¿pensáis que simplemente dije " sí, desconectarla, que más da" ? pues estáis muy equivocados...

-Venga ya...pero si estabas con otra mujer mientras ella estaba siendo operada...le eras infiel...-dijo Bradd.

Me quedé pálido...:

-¿Q...qué?,¿de qué habláis?-pregunté preocupado.

-Tú ya sabes de qué hablamos-dijo Julius.

-Julius te vio esa mañana besando a otra, él estaba en un bar tomando un café, salió para saludarte y te vio...vio como engañabas a " la mujer a la que amas " mientras la operaban -dijo Bradd más cabreado aún.

-Emmm....os lo puedo explicar...-dije nervioso.

Se cruzaron de brazos y se sentaron:

-Pues adelante...-respondió Julius.

-Pues...no la besé en los labios...era...era una vieja amiga y le besé en la mejilla, tal vez desde su perspectiva parecía que le besaba en los labios y lo entiendo por que le di un besó cerca de la comisura de los labios pero no le fui infiel-dije improvisando.

Se levantaron y se marcharon sin más.

Me senté de golpe en el sofá, puse mis codos en mis rodillas y mis manos en mis ojos:

-No...!mierda!-exclamé dando un golpe al cojín del sofá.

Apoyé la cabeza en el respaldo y suspiré intentando calmarme.

De repente llamaron al telefonillo. Cabreado y pensando que eran Julius y Bradd, lo cogí:

-¡Dejadme en paz!,¡hice lo que debía!-grité.

-Elioth...-dijo una voz dulce.

Me quedé paralizado, ese dócil ruiseñor llamaba a mi puerta para alegrar un día nublado. Colgué el telefonillo y apreté el botón para abrir el portal. Me quedé parado frente al telefonillo, escuchaba como subía el ascensor los pisos. Pronto oí sus pasos dirigirse hacia la puerta y su mano golpearla.

En seguida le abrí :

-Elioth-volvió a decir mirándome con su rostro angelical.

Le abracé con fuerza:

-Te necesito...te necesito más que nunca-le dije al oído.

-Lo entiendo, has perdido a tu mujer-dijo acariciando mi espalda.

-No solo eso...te necesito a ti...lo que buscaba también eras tú, aquel beso estaba lleno de sentido para mi, fue como un retroceso en el tiempo, como si volviéramos a ser esos dos inocentes niños enamorados. Fue un momento horrible para darme cuenta...te necesito...necesito volver a sentir tu calor, necesito volver a sentir tus besos, tus caricias, tus palabras a mi oído, necesito olvidar todos estos años sin ti.

Ella se apartó de mi abrazo:

-Estás confuso, acabas de perder a tu mujer, ya no tienes nadie que ocupe ese lado de la cama y te sientes vacío, por eso dices esas locuras.-Kate, estás locuras son las cosas más cuerdas que he dicho nunca. Ese lado de la cama siempre a tenido tu nombre escrito, siempre te a pertenecido a ti, pero te marchaste y lo dejaste frío,

-Qué desconsiderado eres... tu mujer a muerto ha hace dos días y estás intentando ligar conmigo,¿y si yo muero?,¿harías lo mismo?,¿irías buscando a otra para que ocupara ese " sitio frío de la cama "?, si lo que quieres compañía comprate un perro, yo no soy ningún animal de compañía. Venía a darte el pésame pero al parecer ya estás bien recuperado-dijo con el ceño fruncido y mirándome de arriba a bajo como si fuera repugnante.

Katherine se dirigió hacia la puerta:

-Por favor, no te vayas-dije cogiendole del brazo.

-Sueltame-dijo in mirarme.

-Te necesito...

Ella se soltó y se marchó. Me eché las manos a la cabeza y dejé caer mi cuerpo al suelo resbalando mi espalda por la puerta. La rabia fluía por mi cuerpo, me levanté y me fui a la habitación de matrimonio. Abrí los cajones de la cómoda, comencé a sacar la ropa de Grace y a tirarla al suelo, cogí los álbumes de boda y comencé a romper las fotos en varios pedazos.

Seguidamente, me eché a llorar sentado en el suelo. Cogí una foto partida por la mitad de Grace y yo el día de nuestra boda:

-No...¿pero que he hecho?- me lamenté intentando unir los dos pedazos con mis manos.

Mis lágrimas caían entre en hueco entre las dos mitades. Miré la mitad de Grace:

-Añoro tu sonrisa, esa  sonrisa que me tranquilizaba y me hacía pensar que todo iba bien...añoro tu mirada, esa mirada que me enamoraba de nuevo cada día al mirarte...añoro tantas cosas...pero esas cosas que añoro no son tuyas-dije negando con la cabeza y dejando la foto en el suelo.

Abrí el cajón de mi mesita de noche, allí dentro había una pequeña caja de madera. La abrí, poseía una foto de Kate y el anillo que utilicé para pedirle matrimonio:

-Todas esas cosas que añoro son de ti-dije mirando la foto de Katherine- los besos, caricias y sonrisas de otras no se pueden comparar a las tuyas, eres la rosa más extravagante de todo el jardín. Pensé que amaba a Grace, pero ahora es un poco tarde para haberse dado cuenta de que no.

Todo este tiempo que había estado casado con Grace había vivido una farsa, me esforzaba por ser alguien que no era, por amar a alguien que no quería...suena cruel, ahora que ha muerto ella y por mi culpa, cualquiera diría que la desconecté para librarme de ella y estar con Kate, pero no fue así. Tras años con una persona, acabas cogiéndole cariño, acostumbrándote a quererla, para mi, más que una esposa era una amiga.


Yo y mi querido lobo: El retorno del loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora