Stop bullying

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-Deberías buscarla para ver qué dice de la historia, que vio ella - me aconsejó Jeanette.

-Ya... pero... hace 17 años que mi madre no la ve, a saber si sigue en Villamarxante o en España - dije.

-Tú intentalo - dijo Ailine.

-Inténtalo, Ailine... pero...¿y si no está?¿dónde busco?¿qué hago?

-Sherezade, ¿por qué quieres averiguar la verdad? - preguntó Jean.

-Pues para salir de dudas, ¿y si al final no falleció y sigue vivo? Quería hablar con mi tío. ¿Y si no murió así? Creo que su historia merece ser contada adecuadamente.

Ailine miró su reloj y se despidió marchándose junto a Jeannette.

Una vez que se fueron me arrepentí de haberles contado el mayor secreto de mi familia, no sólo me he saltado la norma principal de mi familia sino que también los he puesto en peligro. Si ellas se lo cuentan a otra persona y a otra y a otra... todos sabrán nuestro secreto y vendrán a por nosotros.
Una cosa tenía clara, mi familia no se podía enterar de lo que había hecho.

Para despejarme de todo lo que había pasado hoy, me tumbé a dormir.

A la mañana siguiente me tuvo que despertar mi padre, la alarma no había soñado y me había quedado dormida.
Me levanté y me vestí, pero cuando fui a salir de mi habitación me quedé parada en el marco de la puerta mirando la cama de Melissa entristecida.

-Ya entras a segunda hora, pero como no te des prisa... también llegarás tarde a la segunda - dijo mi padre sentado en su sillón leyendo el periódico.

Desayuné y me fui corriendo. En la puerta del instituto estaba Astrid y sus dos amigas; Aubrey y Nadine.
Aubrey y Nadine eran hermanas gemelas, rubias y de ojos verdes oscuros. Solo se les diferenciaban por qué Aubrey tenía mechas californianas rosas y Nadine el pelo liso.
Estaban faltando a las clases.
Al pasar delante de ellas no pudieron evitar hablarme:

-Mira la pringada - dijo Astrid.

-¡Vuélvete a España! - dijo Aubrey.

Pero su hermana Nadine agachó la cabeza.
Cuando estaba entrando por la puerta me escupieron y Nadine me tiró una bola de papel.
Si ese papel venía de ella solo podía ser una nota. Lo abrí en cuanto entré al instituto:

Disculpa a mi hermana, nosotras también somos españolas, somos de Canarias, pero Aubrey hace lo posible para que Astrid la acepte.
Espero que la entiendas.
Lo siento: Nadine.

Yo solo sonreí y tiré el papel al suelo. Detrás mía entraron Astrid, Aubrey y Nadine. Oí como Astrid tropezaba con el papel:

-¿Qué es esto? - dijo recogiéndolo.

Yo me quedé inmóvil sujetando la puerta. Si lo leía metería en un lío a Nadine:

-¡¿Nadine, me puedes explicar esto?! -gritó Astrid arrugando el papel.

-Astrid... yo... lo siento.

-¡¿Cómo que lo sientes?! ¡El haber escrito esto es una traición hacia nosotras! ¡Me has decepcionado! - dijo Aubrey enfurecida.

Yo y mi querido lobo: El retorno del loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora