El comienzo del fin

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-Por favor...-insistí.

-No.

-Grace, te dije que el día en el que me quedara de brazos cruzados sin salvarte no existía, no va a existir ese día, no voy a dejar que mueras.

-Pues no me obligues a hacerme la operación.

-Son expertos, no te dejaría en manos de los peores ni loco, estarás bien...ya lo verás.

-Mmmm...está bien...-cedió.

Entraron unas enfermeras y se la llevaron hacia el quirófano.

La operación tardaría 10 horas, el tumor estaba muy extendido. Me fui a casa, avisé a todos los amigos y familiares de su entrada a el quirófano. Seguidamente, decidí dar una vuelta. Imaginaba que Katherine estaba vigilándome pero era muy temprano, no había casi nadie por las calles. Mi imaginación continuaba haciéndome pensar que Kate estaba allí, pero por más que miraba a mi alrededor ella no estaba.

¿Por qué no paraba de pensar en ella?, tenía mayores preocupaciones, mi hermosa y fascinante mujer estaba en una operación jugándose todo. Pensaba en Katherine sin explicación, ¿una parte de mí seguía amándola?.No sé que ocurría pero regresé al comienzo del fin.Continuaba escuchándola, sintiéndola...no la podía sacar de mi mente. Grace era un papel secundario en mi cabeza sin motivo. Necesitaba aclararme...pero,¿cómo?. Una voz interrumpió mis pensamientos:

-¿Elioth?-dijo una dulce voz.

Me dí la vuelta rápidamente. Allí, frente a mí, estaba la preciosa mujer de la que me enamoré en mi adolescencia. Me quedé mirándola fijamente y era como mirar a aquella niña inocente y vergonzosa tan curiosa.

-Elioth, lo siento...siento mucho...

Antes de que pudiera terminar me acerqué a ella y la besé. Terminé el beso y no idje nada:

-Elioth...yo...-dijo dando un paso al frente y alargando la mano para tocarme.

Yo me eché atrás. Se quedó sorprendida, le había besado y ahora no la dejaba acercarse a mi.Me di la vuelta y continué hablando:

-¿Qué ha sido eso?,¿primero me besas y después te alejas?,¿el beso significaba algo?-preguntaba ella mientras andaba deprisa a mi lado.

-Déjalo.

-No lo voy a dejar, si el hombre al que amo me besa...no lo voy a dejra...-contestó.

Me paré en seco y la miré:

-Solo estaba buscando lo que quería, solamente te había besado para ver si sentía algo por ti. Ese beso...no ha significado nada, ese beso...ha sido el beso más...el más...sin sentido que he dado. Ya sé lo que siento por ti.

-¿El qué?,¿qué sientes?-preguntó curiosa y temerosa.

Me acerqué con cuidado a su oído:

-Nada...-le susurré.

Abrió los ojos como platos y se quedó allí parada mientras yo continuaba mi camino.

Lo cierto es que había sentido lo contrario. Al besarle lo había sentido...¡todo!, cuando la besaba podía oír nuestros latidos, podía ver su alma, podía sentirlo como el primer beso que le dí.Pero no podía decírselo, no podía hacer caso a ese sentimiento, tenía una mujer a la que quiero.

Pasé el día en casa, cuando se acercaba la hora de volver, cogí las llaves y mi abrigo. Fui en coche hasta allí. Estuve esperando el aviso de los médicos.

De repente apareció el doctor Wilson con la mascarilla en la mano:

-La operación terminó hace 5 minutos-informó.

-Grace no está en su habitación.

Tragó saliva y me puso la mano en el hombro llevándome a dar una vuelta por los pasillos del hospital:

-Señor Hank, el tumor de su mujer estaba muy extendido, estaba localizado junto a muchos conductos importantes...

-¿La han dejado ciega?-pregunté preocupado.

-No...tardamos demasiado en extirpárselo, otro cirujano se equivocó y cortó donde no debía...su mujer...tiene muerte cerebral-me dijo abriendo una puerta.

Allí dentro estaba Grace, tumbada en la cama. Un montón de máquinas la rodeaban, estaba conectada a todas ellas, su mayor temor hecho realidad.

Me senté junto a ella llorando. Le acaricié la mano suavemente:

-Grace...cielo...despierta-le susurraba.

Una parte de mi sabía que no iba a responder pero la otra tenía la esperanza de que sucediera un milagro.

Pasó una semana, yo en ningún momento me separé de ella. Le hablaba pero no obtenía respuesta. Sabía que sus ojos no se volverían a abrir, que no volvería a ver el prado que me aguardaba bajo sus párpados.Sabía que sus labios no emitirían dulces palabras nunca más, que su suave mano no volvería a acariciarme. Sabía que ella ya no era Grace. 

El doctor Perreault me dio los papeles que debía firmar para desconectarla.

Me quedé mirando aquellos folios, era una decisión dura.Su corazón latía pero no estaba viva. Cogí el bolígrafo entre mis manos y estampé mi firma en el borde del informe. Unas lágrimas cayeron sobre el papel.

A la tarde apareció una enfermera:

-Señor Hank,¿tiene los papeles?-preguntó extendiendo la mano.

-Sí-dije mirando a Grace.

Se los di, los revisó:

-Sientese-me ordenó.

Me senté en la dichosa silla, le cogí la mano a mi esposa:

-¿Está listo?-preguntó la enfermera.

La pena corría por mis mejillas, asentí con la cabeza.

Comenzó, poco a poco, a desconectar las máquinas que mantenían viva a Grace. Puso la mano en el aparato que hacía que el aire llegara a sus pulmones:

-¡Para!-exclamé.

Ella apartó la mano del cable:

-Grace, mi vida, cada día a tu lado han sido los mejores de mi vida...siento...siento haber dudado si te amaba en alguna ocasión, siento lo ocurrido esta mañana mientras te operaban...tú...tú has sido una gran esposa pero me temo que yo no he sido el mejor marido para ti. A pesar de no poder estar a tu altura...te quiero.Hubieras sido una magnífica madre y una magnífica abuela. Te quiero...y...y nunca te voy a olvidar-le dije acariciando su rostro.

Asentí con la cabeza y la enfermera la desconectó. El aire de sus pulmones se escapó entre sus finos labios. Su mano seguía caliente.

Salí fuera junto al atardecer. Lleno de rabia di una patada al suelo y golpeé con mis dos puños a la pared.Me quedé llorando con mis manos contra el muro:

-Lo siento...lo siento mucho Grace...-susurré.

La había perdido...y todo por mi culpa...ella no quería operarse y yo la había presionado para que lo hiciese.Si hubiera aceptado su decisión...ella seguiría viva durante 5 meses más.Había pasado bien el primer mes de vida que le quedaba, el resto los podría haber pasado igual pero no, yo se los arrebaté, yo le arrebaté la vida.

Yo y mi querido lobo: El retorno del loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora