LA REUNIÓN

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Después de un rato, comenzaron a llegar sus invitados, a cada uno me presentaba de un modo muy especial, en cada comentario había una dosis de sobrevaloración hacia mí que me hacía sentir cómodamente incomoda.

- Hubo un momento en que me dejo sola para contestar un llamado, a mi lado estaban el director de su película y dos amigas de Jeremy una pintora y una actriz. Mientras atendía no dejo de buscar mi mirada. Yo sostenía la suya, sin ningún pudor, no sé si por efecto del licor o porque me gustaba. - Creo esta última razón, es la real.

- Al terminar. Se acercó a nosotros y me pidió que lo acompañara a buscar una botella de vino, en el sótano de su departamento tenía una pequeña bodega. Habían licores bastante añejos y de muy buena cosecha. No soy entendida en el tema pero si me di cuenta que debían tener años en su poder.

- Sin mediar palabras, me tomó en sus brazos y me besó hasta dejarme sin aliento. Una vez que nos separamos. Solo atinó a decirme

- Y ahora qué opinas, aún tienes dudas de que solo quiero hacerte feliz?

- Jeremy. Yo... Apenas respondí.

- No dudo que quieras hacerme feliz, pero más bien creo que estas confundido. Como podría corresponder a tu amor, sin prejuicios, sin cuestionarme. No puedo negar que me encantas, que eres maravilloso, pero entiéndeme le llevas once años a mi hijo.

- Por Dios, que tengo que hacer para convencerte para que dejes de lado tus prejuicios.

- Ven, tiro de mi brazo, no sin antes haber cogido el mosto que vino a buscar. Casi a rastras me llevó a la terraza y le preguntó a su criada si habían llegado los señores Samuels.

- Si, asintió la mujer. Hace unos minutos, de hecho ya iba por usted Señor.

- Gracias Matilda, yo me encargo le señaló Jeremy.

- Sin soltar mi mano, fuimos a recibir a sus amigos.

- Grace, Tom.- Saludo a ambos con un efusivo abrazo.

- Quiero presentarles a alguien muy especial para mí. Becki Barry.

- Mucho gusto Becki, dijeron ambos casi al momento.

- Grace es una afamada productora y Tom es su marido, un actor bastante famoso acá en Inglaterra y que esta pronto a cruzar el charco porque ya su fama está traspasando fronteras.

- Decía muy entusiasmado Jeremy.

- Algo no me hacia sentido en la pareja, si bien es cierto que Grace se ve una mujer muy jovial, era evidente que era mucho mayor que Tom.

Me quede con esa duda - y si algo significaba el interés que Jeremy tenía en que los conociera, pronto tendría la respuesta.

Ya bien entrada la noche y después de pasar una jornada muy entretenida con sus invitados, de a poco se fueron retirando hasta quedarnos solos.

La medianoche estaba muy cálida así que permanecimos en el jardín tomándonos un último trago, hasta que decidí preguntarle directamente, porque tanto interés en que conociera a los Samuels, no sin antes decirle que si me di cuenta que había algo diferente en ellos.

- Jeremy sin rodeos espetó. Grace le lleva veintitrés años a Tom, están casados y tienen dos hijos. Te dice algo eso...

- Si, pero no es nuestro caso. No discutamos lo mismo por favor, no arruinemos la noche le pedí casi suplicante.

- Esta vez yo tome la iniciativa, me acerqué a él y tomé su mano entre las mías.

- Solo nos miramos, sin decir nada, deje que el silencio hablara.

- Jeremy solo asintió y sostuvo mi mirada con esos ojos que parecían hurgar hasta el fondo de mi alma buscando una respuesta.

Separo mis manos y las tomó entre las suyas para besarlas y acariciar su mejilla con ellas. Poco a poco fue acercándose a mí, hasta abrazarme y dejar un reguero de besos en mi pelo y mi frente.

- Esta bien, tu ganas por hoy, no quiero discutir, terminemos esta noche solos tu y yo así. No te pido más.

- Que te parece, si entramos y nos quedamos en tu sillón, ese grandote, traes unas mantas y dormimos lo que resta de la noche, juntos. - Le sugerí.

- Esta bien, eso es mejor que nada. Gracias por complacerme. - Susurró. Nos paramos quedando enfrentados, me abrazó con tanta necesidad de amor que me conmovió.

- No puedo creer que a este hombre, su mujer lo haya abandonado cuando tiene tanto amor para dar.

No me cuestioné, solo quería un poco de cariño para mí y retribuirle de la misma forma a Jeremy estas horas maravillosas que me ha hecho vivir.

Cuando desperté, estaba sola y bien acomodada en el sillón. Me incorporé y quité las frazadas que me cubrían. Sentí pasos y me acerqué al recibidor era Matilda la criada de Jeremy. Cuando nos encontramos. Me dice.

- Señora Barry, el Sr. Dunhill está en su cuarto tomando una ducha, me pidió que la acompañará mientras él viene para desayunar. En ese instante Jeremy bajaba las escaleras. Así que Matilda retomó su camino, supongo que hacia la cocina.

Al verlo llegar, con su pelo mojado y su cara afeitada parecía un modelo más que un intelectual, es realmente soberbio, está vez reconozco que me quedé muda, tratando de disimular.

- Se acercó a mí y sin mediar palabras me besó dulcemente, para luego apartarse y decirme que lo acompañara para indicarme donde podría tomar un baño y que él me esperaría para desayunar juntos.

Yo ya no oponía o no quería oponer resistencia a sus acercamientos, todo lo que Jeremy hacia lo hacía de manera tal de no incomodarme, de una forma tan dulce y sutil que poco a poco me conquistaba, su estrategia estaba dando resultados, pero podría yo ceder a mis temores, a mi vergüenza.


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