DE VUELTA A LA REALIDAD

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Aterricé a eso de las ocho de la mañana en un vuelo sin novedad. Traté de dormir pero fue imposible cada minuto y cada hora que me alejaban de Inglaterra y de Jeremy se convirtieron en una tortura, recordaba su cara, sus gestos, sus delicadas atenciones conmigo, recordé su regalo y lo abrí mi sopresa fue grande cuando vi que en su interior había un corazón de oro colgante y dentro una foto de ambos, que Jeremy tomó cuando estuvimos en la campiña, creo que este tipo de detalle fueron los que me encandilaron, porqué con excepción de los hombres de mi familia ningún otro se ha preocupado por mí como lo ha hecho él. 

 La caballerosidad británica si existe y extrañaré cada mínimo detalle que me hizo sentir tan importante y tan querida, pese a nuestra diferencia de edad cronológica que a mí me avergonzaba y que ahora no era más que un pretexto, porque este hombre no tiene fronteras conmigo. Con ese pensamiento fui al encuentro de mi hijo quien me esperaba con su maravillosa sonrisa y un cálido abrazo.

- Mamá, te ves cansada pero preciosa. Te eché mucho de menos. Exclamó mi hijo viniendo hacia mí con sus brazos extendidos.

No terminaba de llegar a su encuentro, cuando sentí mi celular vibrar en el bolsillo de mi blazer. Mi corazón no me engañaba presentía de quien podría ser esa llamada tan insistente y obviamente cuando pude comprobarlo, no me equivocaba era mi príncipe encantando.

- Aló, Beki. Llegaste bien, como estuvo el vuelo. Me extrañaste. Porque yo sí y mucho. Te extraño muchísimo. Sus palabras se agolpaban en su bien pronunciado español, sin permitirme contestar, estaba emocionado y tal vez nervioso.

Al llegar a casa, dejar mis cosas. Devolví la llamada a mi insistente caballero inglés. Cuando por fin pude hablar él, con lo tranquilicé y contesté una a una sus preguntas.

- Hola Jeremy, llegué muy bien, el vuelo estuvo largo y cansador. Y también te extraño muchísimo. Ahora voy a tomar un baño y dormiré hasta recuperarme, ya mañana debo volver al trabajo y será agotador.

- Tienes razón, cariño. Ve y descansa. Cuando puedas te conectas. Por favor hazlo no lo olvides.

- Esta bien Jeremy, no lo olvidaré.

De mi parte fue una despedida bastante escueta, no sé si por el cansancio o porque aún necesitaba meditar sobre esta incipiente relación. Tal vez la distancia sea el motivo que le permita a Jeremy replantearse y darse cuenta que lo nuestro solo fue una ilusión.


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