Dos

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Volví a mi casa, y mamá ya había preparado la cena

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Volví a mi casa, y mamá ya había preparado la cena.

—¿Cómo te fue? — me pregunta cuando entré a la cocina.

—¿Sabías que Chandler tiene novia? — ignoro su pregunta anterior.

—Emm... alguna idea tenía, según lo que Gina me había dicho — responde colocando platos en la mesa.

—¡¿Y no me dijiste?! Si hubiera sabido ni siquiera habría ido a verlo.

—¿Para tanto es?

—Es que... es difícil — apoyo mi cara en mis manos sobre la mesa —. ¿Sabías que hace dos años Chandler y yo nos besamos?

—¡¿Tú y Chandler hicieron qué?! — modo hermano sobreprotector encendido, alerta roja: salir corriendo inmediatamente de la cocina.

Y salí corriendo de la cocina, para encerrarme en mi cuarto.

—¡Penelope! ¡Abre la maldita puerta! — dice Paul golpeando mi puerta —. Creí que nos contabamos todo, ¿Por qué no me dijiste?

Abro la puerta y lo dejo pasar.

—Escucha — comienzo —. Nadie lo sabía, ni pretendíamos que nadie lo sepa. Y no quería que te pongas así justamente y quieras matar a mi mejor amigo.

—Sabía que pasaría en algún momento, pero esperaba que me lo contaras — dice mi hermano.

—Lo siento, Paul. Solo pensaba en mí y en Chandler. Pero ahora todo vale verga porque el maldito rompió nuestra promesa y ahora tiene a la rubia oxigenada cara de cerdo exesivamente maquillado, y... — hablaba extremadamente rápido y mi hermano me detiene.

—¿Qué promesa? ¿Rubia cara de cerdo? No entiendo nada Penelope.

—Bueno, antes de irme, él me hizo prometer que no vería a otros chicos en Canadá, y él prometió no ver a otras chicas. Porque, ya sabes... lo del beso. Queríamos esperar a que yo volviera para ver qué pasaba entre nosotros, si podría funcionar algo más o no, y no lo sé. Tal vez dos años fue demasiada espera y se cansó y pues ahora tiene una novia que se llama Brianna y es rubia teñida y su nariz parece de cerdo, y se pinta los ojos malditamente mal y ¡No entiendo qué le gusta de ella! — expliqué y Paul quedó recalculando todo en su cabeza, uniendo partes, procesando, poniendo en marcha, hasta que reaccionó.

—Ahhh... — dijo finalmente —. Pero tú tampoco cumpliste del todo la promesa.

—¡Pero ese chico quedó en Canadá! ¡La Cerdiana está en la casa de Chandler!

—Pero no puedes enojarte tanto porque tú tamben olvidaste a Chandler cuando estabas con ese... ¿Griseldo?

—Grisam, idiota — le doy un zape en la cabeza.

—Como sea, tú no cumpliste tu parte, él tampoco. Ninguno puede enojarse con el otro porque los dos hicieron lo mismo y punto final.

—¿Es que no entiendes? ¡Grisam es de Canadá, y yo lo sabía en el momento en el que estaba con él! Por lo tanto, cuando yo volviera acá, él no afectaría en mi relación con Chandler. Fue un amor pasajero, y yo pensaba en ello. Si no, no lo habría dejado entrar.

We Were The Same ·Chandler Riggs·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora