Gina nos recogió un rato depués, y me dejó en la puerta de mi casa. Entré, saludé a mamá en la sala y subí a la habitación de Grisam.
—Hola — digo sonriente y me siento a su lado.
—¿Qué tal el centro comercial? — preguntó sentándose en su lugar.
—Oh, no te perdiste tanto. Fue aburrido, de hecho.
—Porque no fui yo — dice egocéntrico corriéndose el pelo y me río.
—Tal vez — respondo —. ¿Cómo te sientes?
—Mejor ahora que estás tú.
—Ugh, no te pongas cursi — hablo y ríe —. ¿Quieres hacer algo o estás demasiado podrido?
—Podrido estoy, pero también aburrido — dice él.
—¿Qué te parece un juego de mesa? — propongo.
—De acuerdo.
Y pasamos toda la tarde jugando al clue.
Por la noche, llevé la cena a su cuarto y comí con él, y quedé dormida a su lado un rato después.
—Despierta, bella durmiente — oigo, pero no se me es posible abrir los ojos.
—Prefiero oso dormilón, ¿sabes? — respondo.
—Hoy me siento mejor, podemos hacer algo — dice Grisam en su pijama sentado en la cama.
—No, me duele la cabeza — digo llevando mi mano a ella —. Y creo que tengo fiebre.
—Creo que te contagié — dice Grisam en tono preocupado —. Llamaré a Jude.
Se levantó de la cama y salió de la habitación. Un rato después apareció mi madre, quien fue directo a la ventana y la abrió, dejando entrar una brisa fresca y un sol radiante. Luego, se dirigió a la cama de Grisam, donde yo me encontraba.
—Grisam te contagió, ¿verdad? — dijo ella.
—Supongo — respondí.
Metió el termómetro en mi boca y, al verificarlo, evidentemente tenía 38 y medio de fiebre.
—Iré a buscar el remedio, ve a tu recámara — me ordenó —. Grisam, no te preocupes. Luego cambio las sábanas.
Me dirigí a mi cuarto en lo que mamá iba a buscar el remedio para la fiebre. Al rato de haberme acomodado en mi cama, Grisam aparece por la puerta.
—Lamento haberte pegado el bicho — dice sentándose en la punta de la cama.
—No te preocupes, yo anduve de entrometida ahí — y seguido de eso lancé un estornudo y el timbre suena en la planta baja.
—¡Penelope! — grita Paul —. ¡Chandler está aquí!
—¡Dile que pase! — grité de vuelta.
—¿Lo invitaste tú? — pregunta Grisam.
—No, no hace falta que lo haga — respondí —. ¿Te molesta?
—No, para nada.
En eso, entra Chandler en la habitación.
—Hola — saluda —. ¿Estás enferma?
—No, Chandler. Simplemente tengo fiebre, mocos, dolor de cabeza y decidí quedarme en la cama a pasar el día porque no me interesa la vida — respondí aplicando mi amistoso sarcasmo.
—De acuerdo — dijo, supongo yo, que siguiendo el juego —. Te acompañaré en tu desinterés hacia la vida entonces.
—No hace falta, en serio — digo.
—Lo sé.
Entonces nos quedamos los tres toda la tarde haciendo cosas que impliquen no moverme de mi cama.
—Voy al baño — avisa Grisam y se levanta, dejándonos solos a Chandler y a mí.
Después de un silencio, lo rompo:
—¿Le dijiste a Brianna?
—¿De qué?
—De... ya sabes, lo de ayer — dije evitando mencionarlo.
—Ahh — reacciona —. No, creí que no les diríamos. ¿Tú le dijiste a Grisam?
—No, pero pensé que se lo diríamos — respondí perdiendo la calma.
—Prefiero que no se enteren. No es tan importante de todos modos.
Y sentí el sonido de mi corazón romperse.
—Bien — dije con cara neutra y cortante, y Grisam volvió a la habitación rato después.
---------------------------
Basofia, lo sé. No sé que mierda me pasa pero tengo un bloqueo.
O pocas ganas de hacer cualquier cosa.
Bueno, solo puedo decirles que..
La adolescencia apesta. No la busquen, no la acepten en su vida e intenten evitarla todo lko que puedan.
Hasta cuando sea..
ESTÁS LEYENDO
We Were The Same ·Chandler Riggs·
Roman pour Adolescents2da temporada de We Are The Same. Penelope vuelve de Canadá dos años después de haberse marchado de Atlanta, dejando a su madre, su escuela, y a su mejor amigo. Pero al llegar de regreso, descubre que nada es igual que antes, que promesas se rompie...