Capítulo XII

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"La diferencia entre el pasado, el presente y el futuro es sólo una ilusión persistente." (1)

Madara Uchiha, dejó de utilizar el nombre de Kong (2) el día que su hermano a bases de mentiras, lo exilio de su aldea, llegando a un mundo incierto, lleno de carrozas y personas que vestían de forma graciosa y extraña, viéndolo a él, como un ente del otro mundo, llegó a uno de los tantos boomtowns (3) que habían en tan singular paraje, la amistad, y otros reinaban en aquel lugar. Entre dientes rechisto. Formando un plan en su mente calculadora, usando al sheriff, si él no podía reinar en su ciudad natal, lo haría allí. Y se divertiría creando caos y destrucción y que las personas sólo confiaran en él.

Lo primero que hizo fue comprar un sombrero de vaquero, al parecer así los llamaban, seguido de una bandana (4), unas botas vaqueras, unas chaparreras (5), y unos pantalones de extraño material, los cuales se llamaban "Jeans", y unos guantes (6). En otro lado compro diversas herramientas, entre los cuales se encontraban el laso; las espuelas (7), dos armas de fuego, y un cuchillo.

Seguido de aquello fue en busca de un caballo, consiguiendo uno de raza Salerno (8), para después buscar una silla de montar, una manta, bolsas, bridas (9), agradeció a su tonto hermano a dejar sólo el tesoro del imperio, ya que le había alcanzado para más de lo que pensó, entonces comenzó con su plan, primero, invento un forajido de nombre Tobi, con una máscara naranja que encontró en una feria salía a delinquir, robando piezas de oro, y matando a quien se interpusiera en su camino, más su atención no fue dirigida hacia su persona, así, que aumentando su maldad, comenzó a saquear diversos hogares, quemándolas al final como un sello, para que lo recordasen.

Y siguió así, durante unos años, hasta, que encontró una pequeña aldea, la cual ni siquiera tenía lo suficiente para subsistir, pensó en alejarse de allí, hasta que a lo lejos, vio a un pequeño de cabello amarillo y cuando este lo observó, sus ojos azules centellaron de miedo, una sonrisa socarrona surgió de sus malvados labios, con las espuelas le dio al caballo, quien corriendo, alcanzó sin chistar al pequeño, que entre sus brazos se retorcía.

La madre de él salió para ayudarlo, más esta cayó desparramada entre el suelo, cuando un balazo en su frente la traspasó, las personas inmediatamente huyeron de aquel forajido, mientras el pequeño entre lágrimas intentaba escapar de su captor, hasta que un golpe en su sien, lo noqueó momentáneamente.

Madara, se reía internamente, mientras buscaba a lo lejos, la cueva en la que este se hospedada, botando como un bulto al pequeño, que aún se encontraba inconsciente, mientras este aún estaba así, Madara ató sus brazos y piernas, para que este no escapará de lo que él le tenía preparado, hace meses que no estaba con una mujer, en su aldea natal era normal, tomar a pequeñas como sus esposas, y aunque tuviera en sus brazos a un niño, ese detalle fue lo de menos.

Cuando el niño abrió sus ojos, las lágrimas se agolparon en sus ojos, intentó removerse más las sogas en sus brazos le impedían moverse con facilidad, quemando sus muñecas por el forcejeó que él hacía, fue cuando en la entrada vio a su captor, gritó con todas sus fuerzas, más nadie lo escuchaba, hace poco había perdido lo único que tenía en su mundo, y era sólo un pequeño niño asustado. Aquel hombre se acercó a él, mientras retiraba su ropaje. A la fuerza comenzó a desvestirlo, más él intentaba escapar. Más ninguno de los esfuerzos valieron la pena, ninguno de sus gritos se oyó, y al final, no tuvo más nada que golpes en su cuerpo, y sangre por todo su cuerpo, y con su mirada pérdida, cayendo en la inconciencia.

A Madara menos le importó que luego de terminar por cuarta vez, taparlo con una vieja manta de su cuarto, envolviéndolo en este, y subiéndolo a su caballo Susano, llegando hasta un río, dejándolo en la orilla, con su cuerpo cubierto de sangre, y un poco de él. No supo nada de aquel pequeño, más su sueño de ser reconocido llegó cuando robó un banco, matando a más de uno en el proceso, ahora, era invencible.

Así, que después llegó a aquel pueblo, como ayudante del sheriff, mientras lo envenenaba con cicuta, lentamente, hasta que al final, fue dueño de aquellas tierras, una sonrisa se dibujó en su rostro, no podía pedir más. Fue unos años después, cuando lo vio nuevamente. No olvidaría esos labios que él besó a la fuerza, ni ese cuerpo que obtuvo a la fuerza, se enteró por las personas de su aldea, que se llamaba Deidara, no más que un vulgar ladrón, que bajo había caído aquel niño.

Fue cuando intentó robar el banco, que él le disparó a su ojo izquierdo, pensando que lo dejaría inservible, más él, regresó, de nuevo, como si lo estuviese tentando. Entonces una de esas noches, se puso nuevamente su mascará naranja, olvidada en un rincón de su hogar, y salió en su búsqueda. Cuando este lo vio, se quedó estático, y comenzó a correr, más no pudo escapar, aunque era más fuerte y más alto, no pudo detener una nueva invasión a su cuerpo magullado, una y otra vez fue suyo, mientras este desgarraba sus cuerdas vocales intentando pedir ayuda. Más de nuevo, nadie le ayuda, la cuarta o quinta vez, quitó su mascará para que este lo observará y no olvidará su rostro. Lo iba a perseguir como su sombra, día y noche de ser necesario, y no le importaba menos, podía disfrutar de su cuerpo, cada vez que se le antojase, sonrió, hasta cansarse.

Hasta que un día, este escapó, chistó desesperado, pues este era el único que lo satisfacía sexualmente, aunque este nunca hubiera querido hacerlo, ni una sola vez, lo buscó, en todas las ciudades, más nunca lo encontró, y se desesperó, hasta que un día, escuchó el sonido de una explosión, y fue cuando él regresó, con su cabello rubio, y la cicatriz que lo marcaba como suyo. Lo volvió a encontrar y no podía estar más feliz por ello.

Lo persiguió, menos le importó las joyas, o lo demás, estaba desesperado porque este estuviera entre sus brazos, de donde nunca debió haber escapado, y ya se aseguraría de cómo obtenerlo, cuando lo encontró durmiendo, quiso raptarlo, más estaba acompañado de sus compañeros, así que no podía hacerlo, fingió que necesitaba la única joya que necesitaba, embarcándolo en un juego de corre que te alcanzó, que lo excitaba de sobremanera.

Fue, cuando de repente vio a alguien que se le hacía muy familiar, le recordaba a él, cuando llegó hace muchos años atrás, sonrió, ahora podía vengarse de su hermano, con aquel chiquillo que de seguro sería su hijo, esbozó una sonrisa siniestra, lo iba disfrutar, cada segundo de la agonía de aquel pequeño. Y él, lo iba a disfrutar.

(1) Albert Einstein

(2) Significado de Kong: Glorioso.

(3) En este periodo, circunstancias tan diversas como aprovechar un recurso natural —minería—, o desarrollar un negocio rentable, hacían aparecer con cierta rapidez asentamientos humanos conocidos como boomtowns

(4) un pañuelo de algodón que tiene muchísimos usos, desde limpiar el sudor hasta proteger el rostro de las tormentas de arena. En tiempos modernos se usa más un pañuelo de seda.

(5) protegen las piernas del jinete cuando va a caballo, sobre todo cuando tiene trabajo pesado con el ganado.

(6) generalmente son de cuero de venado o de otro cuero que sea suave y flexible para los propósitos del trabajo, al mismo tiempo que da protección cuando se trabaja con alambres de púas, o se limpia malezas.

(7) artefactos metálicos unidos al tobillo de la bota, con una pequeña rueda dentada. Se usa para dar un mejor taconazo al caballo.

(8) Mide 1,60 m. aproximadamente, de color uniforme, tiene cabeza refinada, cruz prominente, y cuartos traseros inclinados fuertes. Es Inteligente, y sensible. Se le utiliza para exhibiciones.

(9) las bridas generalmente tienen riendas largas para controlar al caballo en distintas situaciones. Generalmente las bridas no tienen bozal.

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