La inútil del grupo [One Piece fanfic]

Capítulo 23

- ¿Has visto a Sora?

- No le veo desde hace una hora.

Suspiro, y sigo avanzando entre la multitud. Llevo preguntando por Sora a todo el mundo desde que se ha largado. No tengo ni idea de dónde se ha metido.

Hay un gran círculo de gente a unos metros, que están aplaudiendo y gritando nombres. Me suenan algunos. Me acerco, es un combate.

El festival es como una competición en la que todos los aprendices luchan con verdaderas katanas. Cada uno tiene que luchar contra otro, y el ganador se lleva una katana legendaria. Aunque, obviamente, el ganador siempre suele ser un chico de nivel experto.

Viene gente de las afueras a contemplar todas las batallas, e incluso algunos apuestan.

- ¿Qué haces? ¡Levántate! - oigo gritar a un hombre, furioso.

Aparto a la gente con cuidado, para ver quiénes son los que están luchando. Distingo su cabello rubio en seguida. Es Sora, y está luchando contra un chico de nivel mayor.

Tiene un corte en el brazo muy profundo, que no deja de sangrar. Un escalofrío recorre todo mi cuerpo al verlo. Agarra con fuerza su katana con la hoja azul marina, y se acerca al enemigo.

《En el festival tratamos de herir lo mínimo posible al oponente, aunque algunos se pasan. Es difícil cortar tan poco, pero nos esforzamos, aunque algunos aprovechan para herir de verdad a alguien que es de mayor nivel.- sus ojos azules se habían vuelto grises con la luz de la luna, y estaba serio.

- ¿Alguna vez... alguien ha...?

- Sí. Pero no volverá a pasar nunca. 》

Sora no volvió a explicarme nada más sobre el festival desde ese momento. 

Sora empuja al chico, y éste cae. No vuelve a levantarse, se queda tumbado sobre el suelo, y niega con la cabeza. Algunas personas gritan y aplauden, otras insultan al chico que ha perdido. Sora se da la vuelta, y se aleja de la gente. Sin pensarlo dos veces, corro hacia él.

Por poco se cae, pero le agarro de la cintura. Cuando se da cuenta de quién soy, abre la boca para decir algo, pero vuelve a cerrarla.

- ¿Estás bien? Voy a desinfectar esas heridas.

- No mires. - dice él, y me empuja.

Sigue andando, cojeando, y me quedo quieta. No entiendo por qué está así. Le agarro fuerte de la muñeca, y me mira enfadado.

- ¿Se puede saber qué es lo que te pasa? - pregunto, furiosa.

- No importa. - dice, mirando a otro lado.

- Mírame. - digo, pero no me hace caso - Está bien. Si en realidad me odias, no entiendo para qué has estado fingiendo ser mi amigo.

Y dicho eso, me largo. Me arde la cara de rabia. Sora es un estúpido. Ha estado así toda la semana, y no me cuenta lo que le pasa. Supongo que ha estado hablando conmigo por una apuesta o alguna chorrada de los chicos.  Esto si que no me lo esperaba.

- ¡Espera!

No me lo creo. Me doy la vuelta, y ahí está Sora, 'corriendo' hacia mí. Porque ni siquiera puede correr. Me acerco hacia él antes de que se caiga, y se apoya sobre mí.

- Lo siento. - dice, jadeando.

Le ayudo a sentarse sobre la hierba, y me siento a su lado. Ninguno de los dos dice nada en unos minutos, y yo sigo esperando a que me explique algo. Pero sigue callado. Noto su mirada.