Capítulo 30

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- Todavía no me has dicho nada de dónde has estado estos dos años.

Zoro limpia la toalla ensangrentada con jabón, y después lo deja secar. Coge una silla y se sienta frente a mí. Yo quedo más alto que él, ya que estoy sobre la camilla.

- Lo sé.

- ¿Y...? - pregunta, impaciente.

- He estado en el sitio donde tú entrenaste cuando eras pequeño.

De repente, se queda en silencio. No dice nada, sólo me mira fijamente, como si estuviese esperando a que diga que es una broma. Pero no digo nada.

- No te creo.

- ¿Por qué mentiría sobre eso?

Se tapa la cara con sus manos, y apoyo mi mano sobre su hombro. Levanta la cabeza, y me dedica una pequeña sonrisa.

- ¿Y qué tal te fue?

- No sabes cuánto he aprendido.

- ¿Lo suficiente como para derrotarme?

- Tal vez...

Aunque sé que él es mucho más fuerte que yo, y que probablemente nunca sea capaz de superarle. Es Roronoa Zoro, no hay nada más que añadir respecto a eso.

- Y... sé por qué tienes ésa katana. - digo, señalando la de Kuina.

- Ah, ya...

- ¿Y dónde has estado tú? - intento cambiar de tema, ya que Zoro no parece muy cómodo hablando sobre su infancia.

- Es una larga historia.

- Tengo tiempo para escucharte.

- Te lo contaré en otro momento, ahora no nos viene del todo bien. - se levanta, y apoya la mano sobre el pomo de la puerta.

- No te entiendo.

Para en seco, y se gira lentamente. Noto la tensión tan fuerte que me estremezco. Pero es verdad. Después de tanto tiempo juntos, ni siquiera sé qué es lo que de verdad le gusta, o que cosa le da miedo. Siempre evita contar historias.

- Estoy seguro de que Luffy ya se ha metido en un buen lío, así que será mejor que nos vayamos.

- Pues ve tú. Yo me quedo aquí.

- No pienso dejarte sola.

- Quiero estar sola.

En un abrir y cerrar de ojos, me coge de la cintura y me saca de la habitación como si fuese un saco de patatas. Grito y le doy patadas, pero él ni siquiera se queja.

- Eres muy terca cuando quieres, Midori.

- Bájame.

- ¿Para que vuelvas a ponerte como antes? No. Vamos a buscar a los demás.

- Estaba bien antes de que aparecieses.

- No lo creo.

- Bájame. Haré lo que me ordenes.

- ¿Lo prometes?

- Sí... - me baja con cuidado, y por fin mis pies tocan tierra firme.

- Has cometido un grave error.

- ¿Qué? ¿Por qué dices eso?

- <<Haré lo que me ordenes. >> - dice él, imitando mi voz.

- Me refería a ir a por los demás.

- Demasiado tarde, lo has prometido.

- Eres un idiota.

La inútil del grupo [One Piece fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora