- Todavía no me has dicho nada de dónde has estado estos dos años.
Zoro limpia la toalla ensangrentada con jabón, y después lo deja secar. Coge una silla y se sienta frente a mí. Yo quedo más alto que él, ya que estoy sobre la camilla.
- Lo sé.
- ¿Y...? - pregunta, impaciente.
- He estado en el sitio donde tú entrenaste cuando eras pequeño.
De repente, se queda en silencio. No dice nada, sólo me mira fijamente, como si estuviese esperando a que diga que es una broma. Pero no digo nada.
- No te creo.
- ¿Por qué mentiría sobre eso?
Se tapa la cara con sus manos, y apoyo mi mano sobre su hombro. Levanta la cabeza, y me dedica una pequeña sonrisa.
- ¿Y qué tal te fue?
- No sabes cuánto he aprendido.
- ¿Lo suficiente como para derrotarme?
- Tal vez...
Aunque sé que él es mucho más fuerte que yo, y que probablemente nunca sea capaz de superarle. Es Roronoa Zoro, no hay nada más que añadir respecto a eso.
- Y... sé por qué tienes ésa katana. - digo, señalando la de Kuina.
- Ah, ya...
- ¿Y dónde has estado tú? - intento cambiar de tema, ya que Zoro no parece muy cómodo hablando sobre su infancia.
- Es una larga historia.
- Tengo tiempo para escucharte.
- Te lo contaré en otro momento, ahora no nos viene del todo bien. - se levanta, y apoya la mano sobre el pomo de la puerta.
- No te entiendo.
Para en seco, y se gira lentamente. Noto la tensión tan fuerte que me estremezco. Pero es verdad. Después de tanto tiempo juntos, ni siquiera sé qué es lo que de verdad le gusta, o que cosa le da miedo. Siempre evita contar historias.
- Estoy seguro de que Luffy ya se ha metido en un buen lío, así que será mejor que nos vayamos.
- Pues ve tú. Yo me quedo aquí.
- No pienso dejarte sola.
- Quiero estar sola.
En un abrir y cerrar de ojos, me coge de la cintura y me saca de la habitación como si fuese un saco de patatas. Grito y le doy patadas, pero él ni siquiera se queja.
- Eres muy terca cuando quieres, Midori.
- Bájame.
- ¿Para que vuelvas a ponerte como antes? No. Vamos a buscar a los demás.
- Estaba bien antes de que aparecieses.
- No lo creo.
- Bájame. Haré lo que me ordenes.
- ¿Lo prometes?
- Sí... - me baja con cuidado, y por fin mis pies tocan tierra firme.
- Has cometido un grave error.
- ¿Qué? ¿Por qué dices eso?
- <<Haré lo que me ordenes. >> - dice él, imitando mi voz.
- Me refería a ir a por los demás.
- Demasiado tarde, lo has prometido.
- Eres un idiota.
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La inútil del grupo [One Piece fanfic]
FanfictionUn grupo de piratas lleno de increíbles guerreros y guerreras, y luego estoy yo. Soy la inútil del grupo, ni siquiera podría acertar un puñetazo. ¿Podré algún día luchar?