Lo que pasa en Las Vegas ¿se queda en Las Vegas? (EN CORRECCIÓN)

CAPÍTULO 10 "Casualidad o destino"

La brillante sonrisa de Samuel se lograba reflejar en el espejo de cuerpo completo eso hizo que el pelinegro se sonrojara resaltando mas lo bello que se veía con el traje negro.

-¿Quieres que te ayude?-pregunto el castaño levantándose de la cama, el menor asintió girándose para ver a su esposo.

El pequeño Alejandro llevaba más de media hora peleando con su corbatín, la escena de su esposo frente al espejo arreglándose hizo sonreír de sobre manera a Samuel, quien no entendía como esa persona podía brindarle tanta felicidad con cosas tan simples. Ese sentimiento que llego cuando lo conoció fue creciendo más y más haciendo que nuestro protagonista ame con locura a su compañero de vida.

-Listo chiqui-anuncio el mayor mirando el moño ya listo.

-Gracias-murmuro el menor para luego tomar su saco. La tierna pareja vestían de traje negro, pero sus moños eran diferentes, Samuel lucia un moño color vino mientras que su adorable esposo lucía un moño azul oscuro.

-Ya estamos listos para la boda-tras lo dicho el doctor salió del apartamento junto con Alex.

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Las luces del antiguo candelabro inundaba todo el salón haciendo resaltar la decoración azul y amarilla pastel de las mesas y paredes. El salón estaba lleno de mesas circulares rodeadas de sillas ya listas para la cena, mientras que en la parte central casi pegada a la pared se encontraba la mesa principal con los lugares de la pareja y sus padres junto con sus hermanos. Al lado de todas esas mesas se encontraba otra gran mesa con el pastel de boda de seis pisos y en la cima luciendo con ternura dos muñequitos vestidos de boda.

Todo estaba dejando impresionado a Alex que miraba con ojos expectante su alrededor.

-¿Te gusta chiqui?-

-Las bodas son hermosas-dijo causando una risa pequeña a Samuel.

-Sigamos-dijo tomando la mano del menor para seguir su rumbo hasta el gran balcón en donde estaban todos invitados listos para la ceremonia.

La joven pareja se sentó en unos de los primeros lugares observando el altar vieron a un Luzu tratando de calmar a un Frank muy nervioso.

-Está nervioso-dijo la castaña a su lado.

-Si-murmuro largando otra risa.

Alex por su parte miro a la castaña vestida elegantemente sentada al lado de su marido. La chica paro de reír para mirar a quien la observaba con el seño fruncido.

-Hi-saludo mostrando sus blancos dientes en una sonrisa.

-¡Ah! Cierto que no conoces a mi chiqui Lanita-dijo el mayor.

-¿Tú chiqui?-pronuncio con dificulta la palabra.

-Sí, supongo que Luzu ya te debe de haber contado. Él es Alejandro De Luque mi esposo-comento con orgullo dejando sin palabras a ambos.

-Mmm si, Luzu me comento algo, pero pensé que era broma suya.

-No, Alex es mi esposo. Alex-lo nombro-ella es Lana, la novia de Luzu.

-Ah, hola-saludo serio.

-Él te hace feliz-murmuro la chica-la joven estadounidense sonrió para luego ver al mayor que estaba sorprendido. Ella era de las pocas personas que sabía lo infeliz que era su vida y que la llegada de el de menor estura significo mucho más de lo que creen algunos.

El sonido de los violines anuncio la llegada de la novia haciendo que todos guardaran silencio y causando que el novio se para firme y dejara de hablar con su padrino. La boda transcurrió con tranquilidad, mientras unos largaban lagrimas otros sonreían como tontos al verlos tan perfectos, ella con un largo vestido blanco y él con traje sonriendo bobamente.