Para cuando Samuel llego al hospital dos personas lo esperaban en frente de su consultorio. Una chica de no más de quince años, pelo negro con ondas, ojos negros que miraban de forma entretenida sus pies, mientras que a su lado se encontraba un chico de alto, pelo negro y ojos rasgados mirando su celular con molestia viendo la hora y él que aun no aparecía. Una sonrisa se poso en sus labios al volver a verlos.
-¡Samu!-grito la chica asustando a su acompañante para luego salir corriendo a abrazarlo.
El grito de la pequeña lo sorprendió, pero más lo sorprendió fue volverlo a ver, seguía igual de guapo que la última vez. Era linda la escena que veía, el amor de su vida abrazando a su hermana con cariño, eso veía Guillermo en ese instante.
-Hola Karol-dijo sonriente el castaño-¿cómo has estado?
-Bien-dijo con una gran sonrisa al ver a su amigo y ahora doctor-aunque Guille estaba nervioso-con una mirada cómplice miro a su hermano dando a entender que algo tramaba.
Y es que sí, Karol sabía perfectamente los sentimientos de su querido hermano hacia el joven doctor. Guillermo por su parte no sabía en donde esconderse, su hermana y Samuel lo miraban con una sonrisa igual a la del gato Risón y es que estaba seguro que algo tramaban esos dos.
-Hola Guille-dijo el mayor acercándose a su viejo amigo. El corazón del pelinegro empezó a latir con fuerza con solo escucharlo hablar.
-Te tardaste demasiado-dijo con molestia tratando de ocultar su nerviosismo mientras intentaba callar su corazón.
-¡Buah chaval! Que solo fueron unos minutos.
Aquella expresión en el rostro del castaño lo hizo alegrarse, extrañaba mucho verlo así. Sin pensarlo un poco lo abrazo como hacía mucho no lo hacía, aquello sin duda lo sorprendió y es que Samuel no esperaba que el pelinegro lo abrazara, él nunca fue de gestos cariñosos. Finalmente correspondió su abrazo y es que para que nos vamos a engañar, Samuel también extrañaba mucho a su amigo y casi hermano.
Con lentitud se separaron para luego entrar al consultorio. Hoy sería un largo día para los tres.
_*_
Al fin su práctica había terminado, asíque arrastrando los pies se fue junto con sus compañeros a los vestidores, a penas llego fue directo a su bolso a buscar su celular y es que en las practicas tienen prohibido usar el celular hasta finalizar, por eso todos dejan sus equipos en sus bolsos.
Una sonrisa involuntaria adorno el rostro de Alejandro al leer el mensaje.
Hola Chiqui! Espero hayas metido muchos goles pensando en mi
SDL
El mensaje de su esposo lo alegro. Esto se había vuelto costumbre para ambos, Samuel lo dejaba en el club y se iba al trabajo. Después le mandaba un mensaje mientras entrenaba y al final se veían en el apartamento sin hablar sobre los mensajes a media mañana y tarde.
Aun no lo quería admitir, pero le gustaba la atención y la compañía de Samuel aunque su cara y gestos molestos digan lo contrario.
-¿Qué lees Alex?-la pregunta de su compañero lo distrajo, para mirarlo con su habitual seriedad en lo que respecta al tema sobre Samuel, él se comportaba de forma indiferente y hasta molesta.
-Nada-dijo guardando su celular y sacando la tarjeta para tomar el tren. Sin siquiera despedirse se fue sin más del club, cansado de todo el ejercicio que hizo. Solo quería llegar a su casa, acostarse en la cama junto con Max y esperar a que Samuel llegue del hospital.
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Lo que pasa en Las Vegas ¿se queda en Las Vegas? (EN CORRECCIÓN)
Fiksi PenggemarLa vida se ha hecho para disfrutarla y pasarla bien, pero ¿que pasara si por error disfrutas demás? ¿Y cometes la locura mas grande de todas en Las Vegas? ¿Estas seguro que es un error?