CAPÍTULO 7 "Despacito y con buena letra"

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La mirada desorbitada de Alejandro lo decía todo y es que no podía creer lo que estaba viendo. Su madre, su querida madre estaba sentada en la mesa comiendo pastel mientras conversaba alegremente con Samuel, quien no se negó a probar el delicioso pastel de su suegra.

-¿Hijo no quieres pastel?-pregunto la mujer de pelo castaño oscuro y ojos negros iguales a los de su hijo.

El pelinegro negó una vez más, era la cuarta vez que le preguntaba si quería pastel y miro con molestia al castaño que hacia caras graciosas en cada mordida que daba. Por su parte Samuel estaba muy contento, al fin había conocido a Sara, la madre de su esposo.

Queda de más decir que le sorprendió ver a la mujer en el marco de su puerta con un pastel en las manos, pero cuando le confeso que venía a visitar a su hijo y ese hijo era nada más ni menos que su esposo se alegró de sobremanera.

-Samu ¿podes venir un ratito?-dijo el menor levantándose de la silla para arrastrar al castaño con él al baño, el único lugar privado en toda la casa.

-¿Qué pasa chiqui?-le pregunto confundido. El menor obvió el apodo y lo miro con seriedad.

-Tenemos que irnos.

-¿Qué?-pregunto sorprendido.

-Tenemos que irnos así mi madre también se va de la casa-murmuro mirando al piso.

-¿Quieres que nos vayamos para que tu mamá se vaya?-confirmo Samuel al ver como el de menor estatura asentía-¿Por qué? Si te vino a visitar y todo-dijo sonriente.

-Ese es el problema, yo no quiero que venga aquí.

-¿Por qué? ¿Acaso no querías que me conociera?-el silencio del menor y la mirada desviada hacia la nada lo hizo entender, se avergonzaba de él. No quería que la gente se enterara de su matrimonio improvisado y que él era su pareja-¡puff! Lamento avergonzarte-dijo con molestia el mayor para luego salir del baño.

Aquel gesto le dolió a Samuel, el que Alex no lo quiera incluir en su vida, eso lo lastimaba temía nunca lograr que su chiquino lo amara de la misma manera que él lo hace. Ni siquiera se atrevió a decirle a su propia madre que estaba casado, tuvo que ser él mismo que le contara a Sara sobre el motivo de porque Alex vivía con él.

Cuando llego a la sala, la mujer lo miro con compasión. Y es apenas ellos cerraron la puerta la madre se levantó de su silla con rapidez y pego la oreja en la puerta para escuchar la charla de su hijo con Samuel.

-Debes tenerle paciencia-dijo tomando su mano-es bueno mi hijo, pero no se da cuenta cuando lastima sin querer a las personas que le importa.

Miro sorprendido a la mujer y con una pequeña sonrisa asintió. Para Sara fue una gran sorpresa ver a su hijo casado con otro hombre, pero cuando vio aquel brillo peculiar en los ojos del mayor se dio cuenta que su pequeño Alex estaba bien cuidado en buenas manos y al lado de un gran hombre que lo ama. Por eso le daba ánimos a Samuel que no se dé por vencido, sabia y conocía bien el carácter de su hijo y sabía que haría todo lo posible por aparta al castaño de su lado. Todo para que no lo vuelvan a lastimar.

-Bueno, yo ya me tengo que ir-dijo la mujer soltando la mano del mayor para luego levantarse de la silla. Miro a su hijo que salía del baño-ahora que estas aquí, te vendré a visitar más seguido-acariciando la barbilla del menor le dio un dulce beso en la mejilla a su hijo. Se despidió de la misma forma de Samuel y se fue sonriente.

Aquella corta visita lo sorprendió, pensó que sería mucho más difícil despachar a su madre del departamento, pero recordó lo que dijo "Te vendré a visitar más seguido" aquellas palabras calaron en su interior sabiendo que no será la última vez que vea a su madre por aquí.

Lo que pasa en Las Vegas ¿se queda en Las Vegas? (EN CORRECCIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora