Mierda, el jefe || Sheo #1

Capítulo tres

Esa tal maldita Ruth, cree que puede hablarme como si fuera su sirvienta, ja, pero no lo soy.
Y parece que "el" jefe, tampoco se lleva bien con esa, ya que me siguió la corriente. Pero luego me preocupó... Y si, me preocupó escuchar un sollozo de la oficina de mi jefe, nunca me había pasado que, yo, preocupada por mi maldito jefe, el que siempre me coqueteaba, el que me subía el sueldo para que lograra acostarme con él... Dios que pequeño es el mundo.

Cuando oí su tono pícaro, me arrepentí completamente de ir. Pensé que había cambiado, pero veo que me equivoqué. Es "el" jefe, el mujeriego, el imbécil, el maleducado, que juega con las mujeres, eso es. Nunca debí pensar eso.
Lo del "fin de turno" es solo mentira, no quería verlo con su cara de pedófilo, preferiría concentrarme en mi trabajo, que es lo que me corresponde.

En fin, solo faltan unas cuantas cuentas de la empresa, y adiós. Hace como veinte minutos, mi jefe sigue y sigue llamado, pero no pienso responder. No es por maleducada o capricho, solo es que quiero terminar todo de una maldita vez.

Alguien toca la puerta bruscamente y me levanto enojada, maldito jefe, se cree que soy suya solo porque soy su maldita secretaria.

- Mira, deja de joder o... - ¡joder! Es Robert.

Éste me sonríe de lado y se acomoda en el marco de la puerta.

- ¿Quién molesta? No es por metido, solo curiosidad.

- La curiosidad, mató al gato. - dije sabía

- Pero, el gato murió sabiendo. Aparte, dudo que me mate, lo que vas a decirme.

Crucé mis brazos y lo miré ceñida.

- ¿Qué te hace pensar, que voy a decírtelo? - éste sonríe y me guiña un ojo

- Sé que me amas.

Ya, en ese tono, ni pienses que voy a decir un "Ow".

- Yo no te amo, te odio, pedazo de cerdo.

Le cierro la puerta en la cara y gruño para mi misma. Malditos, ambos se comportan igual de imbéciles. "El" jefe y el estúpido de Robert, quiero decir.

Me siento de mala gana en la silla y el maldito intercomunicador vuelve a sonar; ya irritada, presiono el botón rojo y hablo a gritos.

- ¡YA DEJA DE JODER! ¡DEJAME TRABAJAR!

- Ven a mi oficina, ¡AHORA!

Gruño para mi misma, y salgo de la oficina. Empujo la puerta de su despacho y la cierro de un empujón.
Lo miro con el odio mas profundo de mi corazón, pero lo único que veo es su fuerte y hermosa espalda formada.

« Basta Woodley, deja de comportarte como una estúpida adolescente. "El" imbécil del jefe, jamás cambiará »

Se gira en la silla y me mira con ojos cristalizados y una nariz roja. ¿Que rayos le pasó?

Me tapo la boca sorprendida al ver una lágrima caer de su ojos izquierdo. Me sonríe débil y habla rotamente.

- Por favor, sientate.

Me siento y lo miro a los ojos, y éste solo trata de evitar mi contacto visual.
- Hace unos años, yo iba a casarme con la misma mujer que viste recién. Estaba totalmente enamorado, había comprado un anillo hermoso, tan caro y delicado... Tan único. Pero luego pasó lo que pasó...