Capítulo 4

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Abro los ojos y miro a mi alrededor comprobando donde me encuentro. Observo que estoy rodeada de unas muy conocidas paredes violetas y blancas, así que adivino que se trata de mi cuarto.

Miro un poco por debajo de las sabanas y me doy cuenta de que estoy vestida con una de las múltiples camisetas viejas que tengo de estar por casa combinada con unos pantalones cortos de chándal.

¿Cómo coño he llegado a mi cuarto? Lo único que recuerdo es estar en el bosque haciendo la carrera de orientación.

De repente un flash viene en mi mente, son dos chicos en medio de un claro, sus caras están borrosas y no las puedo distinguir, parece que están hablando con Clio y conmigo y de repente uno se abalanza sobre mí....

De la nada entra Clio y al verme despierta chilla de la emoción y eso ocasiona que mi madre entre rápidamente en la habitación.

-¿Cariño como estas?- Pregunta mi madre con dulzura, mientras ella y mi mejor amiga me abrazan con fuerza.

-Creo que me ahogareis.- Digo casi sin aliento y las dos aflojan un poco su agarre. -¿Como he llegado aquí? ¿Qué ha pasado?-

-¿No recuerdas nada?- Me pregunta Clio con una expresión seria en la cara. Muevo la cabeza a los lados en señal de negación y puedo notar como la expresión de su cara cambia rápidamente a una de alivio.

-Oooh mi niña, ¡Gracias a los dioses que estás bien! No sabes el susto que me has dado, te voy a preparar algo de comer bien rico y ya verás cómo te sentirás mejor en seguida. -Exclama mi madre mientras me acaricia el rostro suavemente.

-Tranquila madre ya puedes ver que estoy perfectamente.- Espero tranquilizarla con esas palabras.

Asiente con la cabeza en respuesta y seguidamente se marcha a la cocina a prepararme algo delicioso para comer, tan solo en pensarlo ya me entra hambre.

-Y bien... ¿me puedes contar que me ha pasado?-

-mmm pues, estabas en el bosque... y ya sabes que eres un poco patosa... y te has tropezado, con tanta mala suerte que te has dado un golpe en la cabeza quedando Kao...

No sé porque pero no sentía seguridad en sus palabras, pero no tiene sentido que me mienta en una cosa así ¿No?

De repente en mi mente pasa fugazmente la imagen de un chico con unos preciosos ojos grises azulados pero se desvanece rápidamente.

-Pensaba que con el historial de caídas que tienes ya serias inmune.- Me dice Clio con una sonrisa en la cara.

-Ja, ja ¿qué graciosa eres no?, una cosa, por casualidad no conocerás... bueno nada da igual déjalo.-

-Sí, mejor hablemos de como Charlie se preocupó tanto por ti.- Dice con una gran sonrisa picarona.

-Normal, se preocupa por sus amigos, ¡No como tú, mala persona!-

-Ya claro... seguro que se preocupa por sus "amigos".-

Noto como recalca la palabra amigos de una forma descarada.

-¡OOOOH! ¿Cómo osas insinuar eso?- Digo con mucho dramatismo -Vamos si ya sabes que Charlie es como mi hermano.- Añado ya seriamente.

-¡Ouuch! Que dolor... lo has dejado en la family zone.-

-Anda deja de decir gilipolleces que parece que el golpe te ha afectado más a ti que a mí.-

-¡Que simpática eres!- Dice con ironía.

De repente el teléfono de Clio empieza a sonar, se lo saca del bolsillo de la falda y se queda mirando el numero que marca la pantalla con una expresión de rabia no muy común en la cara de mi mejor amiga.

Angelus Donde viven las historias. Descúbrelo ahora