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Una tarde, en medio de una broma, te hice cosquillas. Fuiste muy al borde de la cornisa, y casi caes.

Entonces, pensé en lo ridículo que era que tuviéramos que estar todos los días en ese pequeño espacio, cuando había miles de lugares a los que podríamos ir.

Pero cada vez que te proponía ir a otro lugar, tú lo rechazabas.

Chica de la cornisa, ¿Cuándo ibas a dejarlo ir?


La chica de la cornisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora