CAPÍTULO 6

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Aquella noche Alexandra no podía quedarse en mi casa a dormir porque había un problema familiar en su casa y no estaría bien que ella se fuera en aquel momento. Le tranquilice diciéndole que no saldría y que me quedaría en casa. Así fue, no me moví del hogar, de todos modos Atenas era una ciudad grande y yo vivía a las afueras, el único lugar que frecuentaba era el bosque y de noche no iba al lago. Yo solo habitaba la planta baja de la casa, las otras dos plantas que quedaban arriba eran solo habitaciones y dos escritorios. No me gustaba subir allí porque era inmenso y me daba miedo estar allí sola. Así que decidí coger una habitación en la primera planta que tenía un gran ventanal por donde se podía contemplar el bosque que había detrás de la casa. Escogí unas cuantas películas populares en Grecia y me limité a verlas mientras comía fideos instantáneos. Repentinamente sonó mi móvil, pensé que sería Alexandra ya que eran las tres de la madrugada, pero era un número oculto. Dudé un rato y finalmente respondí.

-¿Hola?.- respondí.

-Hola Laila, soy Hatim.- dijo una voz masculina desde la otra línea del teléfono. Al escuchar su voz y su nombre volví a sentir aquel fuego en mi interior. Aquel sentimiento que me derretía.-¿Te desperté?

-No, estaba viendo una película.-contesté bajando el volumen de la tele.-¿Quién te ha dado mi numero?

-Alexandra, se lo pedí.- contestó. Se creó un silencio incómodo, parecido al silencio que se creó cerca del local de los helados.- Laila, necesito verte.- su tono era serio.

-Vale, mañana...

-Ahora.- me interrumpió.- Te espero en el lago que hay detrás de tu casa.

Colgó.

Mi mente estaba hecha un lío. ¿Por qué quería verme? ¿En el lago detrás de mi casa? ¿A esa hora? ¿Cómo sabía que detrás de mi casa había un lago? No encontraba respuesta alguna a aquellas preguntas que me atormentaban. Me levanté del sofá y me encaminé haya mi cuarto para cambiarme. Me puse un vestido oscuro y un velo, no me maquille, nunca lo hacía. Me puse unas Adidas y salí de casa por la puerta de la cocina. La luna ilumina mi camino, cada vez estaba más cerca del bosque, el miedo empezaba a invadirme y miles de sombras fantasmagóricas se asomaban entre los troncos de los árboles. Nunca había entrado en el bosque de noche, mucho menos a las tres de la madrugada. El bosque era muy grande y tenía que caminar un buen rato para llegar al lago. Mientras caminaba, apartando ramas caídas de los árboles. Noté a una extraña presencia, inhumana. Intenté ir más deprisa, pero aquello me estaba siguiendo, escuchaba sus gruñidos. El terror me invadía, aquello cada vez estaba más cerca. Un cuerpo se abalanzó sobre mi haciéndome caer al suelo, era de una persona, la luna iluminó. Era Hatim. Iba a gritar pero él me tapó la boca con una mano. Tenía a Hatim encima, su cuerpo pesaba mucho, me costaba respirar. Intenté deshacerme de él pero era imposible.

-Shhhhh.- susurró.-No te muevas, está cerca.- Hatim pegó su frente con la mía. La luna iluminaba nuestros rostros. Sus ojos eran más brillantes. Mi mirada se perdió en la suya. Por un momento olvidé que estaba corriendo peligro y que había algo que nos perseguía.

Reencuentro En AtenasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora