CAPÍTULO 11 FINAL

6.7K 482 27
                                    


Me costaba vivir sabiendo que Hatim estaba lejos de mi. Cuando empecé la universidad pensé que lo olvidaría y seguiría con mis estudios con tranquilidad. Pero me equivoqué, cada día que pasaba lo echaba más de menos, su ausencia me dolía. Se había convertido en una parte de mi. Alexandra volvió a Atenas con una gran fortuna, sus padres estaban interesados en su dinero, ella quería compartirlo pero su padre quería todo lo que poseía su hija. Alexandra abandonó a su familia, porque descubrió que ellos solo la querían por el dinero, siempre tenían discusiones y ella ya no podía aguantar más, en ese periodo suspendió muchos exámenes y apenas asistía a clase. Alexandra quiso comprar una casa cerca de la mía, pero no la dejé. Las dos acabemos viviendo juntas; en mi casa, como siempre deseaba. Juntas superemos muchos problemas y yo cada día iba pensando menos en Hatim que no se molestó nunca en llamarme. Me propuse olvidarlo, era difícil pero nada era imposible. Pasaron tres años desde que se marchó Hatim, yo iba todos los días a la misma hora al lago, para tranquilizarme.

"Cuatro años después"

Mi madre dejó una bandeja con dos cajitas, donde había dos brillantes anillos en reposo. Me quedé mirando aquellos anillos; un linaje entre dos personas que se quieren, sin embargo yo no quería a la persona con la que me iba a comprometer. No sabía si lo que estaba haciendo estaba bien, pero ya era muy tarde para echarse atrás. Hatim estaba lejos, yo también. Grecia estaba a miles de kilómetros, Nueva York también. Después de graduarme me pidieron la mano; acepté. Meses después decidimos volver a España para comprometernos. Y así fue, estábamos a punto de hacer una promesa, una promesa eterna. Pero yo no creía en las promesas; contenían mucha mentira. Samir, mi futuro esposo, cogió el anillo y me lo colocó, yo iba a hacer lo mismo, pero repentinamente se escucharon disparos. Me eché atrás. Entraron unos hombres vestidos con traje negro, echaron un vistazo a la sala y alguien me señaló. Estaba aterrorizada. Vinieron todos a por mí y me llevaron con ellos a la fuerza. Subimos a la terraza donde había un helicóptero. Me negué a subir, pero me obligaron. El helicóptero despego y había dos hombres que me agarraban con fuerza de los brazos.

-Podéis soltarme.- ordené.- No voy a escapar... Estamos volando.- los hombres me soltaron. Intenté tranquilizarme.- ¿Quién sois y a dónde me lleváis?

-Vamos a Grecia, señorita.- contestó el piloto. No entendía nada, hice más preguntas que nadie me contesto. ¿Qué estaba pasando?

En menos de dos horas ya estábamos en Grecia. El helicóptero aterrizó entre las famosas ruinas griegas de Atenas. No podía creerlo, el anfiteatro estaba totalmente iluminado con velas. El helicóptero despegó y me quedé allí sola, o eso parecía. Noté que alguien venía por detrás, me giré y lo vi. Era Hatim; con un traje negro, el pelo peinado hacia atrás de una manera elegante; sus ojos brillaban más que las miles de velas que alfombraban aquellas ruinas griegas.

-No cumpliste tu promesa.- me dijo.

-Me olvidaste.- el no dejaba de mirarme.

-Siempre ibas al lago.- no hizo caso de lo que le dije.

-Hatim, hoy es mi compromiso.- ataqué.- ¡Quiero volver ahora mismo a España!

-No puedo hacer eso.- dijo.- lo siento, pero no puedo permitir que te comprometas con otro hombre, te prometí que volvería y volví pero tú no cumpliste lo que prometiste. ¿Tendría que enfadarme?.- mis ojos se humedecían. Era yo la que no había cumplido con su promesa.- No, no puedo enfadarme contigo, porque no quiero verte triste.- me abrazó. En ese momento volví a sentir aquella tranquilidad y seguridad.- Te amo.

-Yo también.- dije susurrando. Empecé a llorar, él se separó de mi. Me limpió las lágrimas con sus manos y me acarició la cara.

-No te quiero ver llorando.- me dijo.- Este es nuestro segundo reencuentro.- soltó una carcajada.- Un reencuentro entre ruinas y velas.

-Un reencuentro en Atenas.- añadí. Le volví a abrazar y así permanecimos. Juntos para siempre. No habrán más años que nos separen, ni kilómetros. Estábamos juntos y nadie lo podía impedir.

Reencuentro En AtenasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora