Capítulo 3.
-¡He dicho que te vayas!.- repitió.
-¿Crees que es una solución?.- pregunté.-Sí es una buena solución, entonces déjame hacerlo contigo.-El chico se me quedó mirando, sorprendido y desconcertado. Puse un pié sobre un escalón y me enfilé al muro, intenté no mirar la calle que estaba debajo de mi a unos cuantos metros. El chico se acercó a mí despacio.
-¡Baja de allí loca!.- exclamó.- Te caerás, esto no es un juego.
-No estoy jugando.- negué.- Quiero poner fin a mi vida...- Antes de acabar la frase apareció mi tío y vino corriendo hacia mi.-¡Laila!.- chilló.-¿Qué estás haciendo? ¡Baja de allí!.- sin pensarlo dos veces bajé con cuidado y agaché la cabeza. Mi tío me cogió de mano y me hizo entrar dentro, el chico nos siguió. Mi tío me llevó hasta la sala de espera y me hizo sentar en una butaca. Yo estaba avergonzada, no sabía qué decirle. Mi tío mal interpretó todo. Mi intención era hacerle cambiar de idea aquel chico, a mi manera, pero no salió como pretendía que saliera.
-¿Quieres acabar con tu padre antes de tiempo?.- preguntó mi tío mirando al suelo.
-Morirá igual....- contesté, no me di cuenta de lo que había dicho.
-¿Qué?.- preguntó atónito. No quería contarle nada, pero no podía soportar aquel peso encima.
-El médico me dijo que tenía el tiempo contado.- contesté.- Un pulmón le ha dejado de funcionar y el otro se está infectando.Mi tío se me quedó mirando con los ojos rojos, apunto de llorar. Mis lagrimas fueron más rápidas y se deslizaron por mis mejillas. Estaba dolida y el también.
-No vuelvas a hacer eso.- dijo finalmente y salió de la sala. Me quede sola. Pero no por mucho tiempo. El chico que quería suicidarse entró a la sala y se sentó en una butaca cercana.
-Lo siento.- se disculpó.- Todo es por mi culpa...
-Por lo menos no te has suicidado.- dije sin mirarle.
-¿Como te llamas?.- preguntó. Elevé la vista y me encontré con aquellos ojos tristes.
-Laila.- contesté.-¿Y tú?
-Hatim.- contestó.