Duodécimo sobre.
08/09/15
No debe de ser más de las tres de la mañana. Se supone que mañana tengo que ir al instituto, se supone que mi vida debería seguir tal como estaba.
No he dormido en días, y el café ya no hace efecto en mí. A decir verdad, ya nada hace efecto en mí.
A veces me siento muerto, he intentado golpearme, he intentado hacer las cosas que antes me emocionaban, tocar el piano, leer un rato, ver una película clásica. Pero simplemente no siento nada.
Perdón...
Vaya, ni siquiera puedo sentir eso. El caso es que siento que te estoy agobiando con todas mis penas.
Siento que he llegado a ser un gran problema y agobio para ti, lector.
¿Qué interesante tiene leer los pensamientos de un deprimido chico con un asco de vida?
Es por eso que intentaré hacernos sentir vivos a los dos.
Hablaré de cosas lindas, cosas que nos hagan olvidar por un momento lo que estamos haciendo.
Imagina que estás en cómodo lugar... No, mejor no lo imagines, sólo hazlo. Ve ahora mismo a un lugar cómodo y luego sigue leyendo.
¿Ya estás cómodo? Bien, seguiré.
Estás totalmente en paz, relajado, sin preocuparte quién puede estar observándote, o juzgándote.
He aquí mi otro punto. No hay nadie para juzgarte, uno, porque estás completamente solo, y dos, porque no hay qué juzgar.
Eres como eres, y eso es perfecto.
¿Ya entiendes por qué estás tan relajado?
No tienes por qué hacer cosas intentando agradar a la gente, nadie te va a juzgar, todos te van a querer.
Ahora, como si eso no fuera lo suficientemente bueno, imagina que las personas se quieren de la misma manera.
Sí, no hay rechazos, y no me refiero sólo al romance. No hay rechazos acerca de tu familia, ni amigos.
Imagina que la persona que tanto quieres, te quiere de la misma forma en que tú lo haces. ¿No es eso perfecto?
Sueña, y visualiza que no existen enfermedades. Piensa por un momento que aquella persona que tanto quieres no está muriéndose.
Piensa que jamás se va a ir de tu lado.
¿Bonito, no?
Qué tal si ahora le ponemos un poco más de emoción...
Imagina que luego de haberte dicho todas estas cosas, y tú las hubieras creído, te digo que eres adoptado, que la que creías tu familia resulta siendo la cosa que más odias, que tu familia no es tu familia, y la que debería serlo está muriendo o golpeándote cada vez que te ve.
Ahora, como si fuera poco, te digo que en realidad no eres adoptado, porque jamás fue algo legal. Más bien digamos que tu mamá te regaló como un trapo viejo, y se quedó con tu hermano.
Oh, bien, el hermano que quisiste y anhelaste toda tu vida entera, aquel hermano que te odia con cada parte de su alma.
Ese hermano que te hubiera alegrado la vida de haber sabido a tiempo que existía. Con el que hubieras podido jugar, molestar, aconsejar.
Esas clases de cosas que hacen los hermanos...
¿No es suficiente?
Imagina ahora que tu persona favorita en el mundo, la que más confiabas, la cual te enseñó a imaginar que todo era color rosa, resulta siendo el causante de todo esto.
Que ya no eres la misma persona de la cual te enorgullecías.
Te has vuelto depresivo, sarcástico, malhumorado, lleno de odio. Y en realidad, no puedes hacer nada para cambiarlo.
Te has quedado sin sentimientos, totalmente vacío. Y con ello haces daño a personas inocentes, que no entienden por qué has dejado de ser tú.
Tienes una gran presión, porque sabes que debes cambiar, que debes salir adelante, sabes que debes volver al instituto porque la vida sigue.
Pero al verte al espejo, no te reconoces en él.
Ya ni siquiera te importa la chica que robaba tus pensamientos. Ya ni siquiera te preocupas por estar aseado y presentable. No sales de tu habitación y nadie hace nada por cambiar ello, ni siquiera tú mismo.
¿Lo ves? ¿Lo sientes? Una vez que lo hagas, entenderás por todo lo que estoy pasando ahora mismo.
Espero que te pongas en mi lugar, y lo hagas rápido.
No quedan muchas más cartas, ni sobres.
No va a quedar mucho de mí pronto.
-Cameron.
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Letras a muertos.
Teen Fiction¿Pueden llegar los muertos a ser mejores escuchando que los propios vivos? Annie cree que sí. Esa es la razón por la que suele escribirles cartas con frecuencia. Escribir es una bonita manera de recordar, y traerlos de vuelta por un momento. Pero, ¿...