Prefacio.

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13/08/15

Hora: 14:50 pm.

Cementerio.

Hola, querida Ámbar.

Aseguro que debes estar pensando ¿Quién eres? Bien, la mayoría de personas me clasifican como demente. Aunque mi mamá suele decirme que soy especial.

En cualquier caso, no le doy importancia a los comentarios de nadie. No creo mucho en que las palabras puedan definir a una persona... Pero volviendo al tema, oí que moriste de cáncer, lo lamento mucho.

Aunque si te sirve como consuelo, algunas tardes en la que estoy aquí veo a un señor que viene a dejar rosas rojas a tu tumba, eso fue lo que me inspiró a escribirte.

Desde la punta de sus dedos, hasta sus ojos lagrimosos, todo en él guarda un profundo dolor. La forma en que ve tu tumba, la forma en la que deja las flores, y pasa bastantes minutos allí, evocando tu recuerdo, de la forma más lenta posible, puesto que se despide despacio una vez más, para no volver a dejarte ir.

Estaba buscando a quien escribirle, ya que mi tormentosa y aburrida vida, normalmente la ocupo escribiendo a muertos. Creo que tú has sido la última, he de decir que en cierto modo me entristece, puesto que no sabría qué hacer si no gasto mis horas aquí, pero, debería alegrarme, porque no ha habido más muertos.

También, como me es habitual, he averiguado un poco sobre ti antes de escribirte. Han dicho que eras una mujer dulce y carismática, dispuesta a prestar ayuda a quien lo necesitase. Eras un ejemplo a seguir como esposa, madre, y persona misma. Han dicho también que eras muy buena, siempre ibas a la iglesia y donabas sumas de dinero muy importantes para la caridad. Así que debo preguntarte ¿Cómo se está en el cielo?

Esas preguntas no se las suelo hacer a muchos por aquí, fíjate.

Y bien, espero que tu esposo te siga trayendo flores, porque te recuerda, y eso es algo que muy pocos tienen el privilegio.

Con cariño, Annie.

Letras a muertos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora