Aunque duela.

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Sus pasos se acercaron a mí. Mi cara golpeó el suelo, apenas pude volver a abrir los ojos, pues un puño me dejó inconsciente.

Desde que había llegado a mi antiguo manicomio no eran pocas las veces que me quedaba inconsciente, de hecho eran demasiadas, y ya estaba algo cansado de visitar tan a menudo el sueño de Morfeo.

Esta vez creo que solo me quedé dormido unos minutos, porque al abrir los ojos estaba en el mismo lugar y esta vez Kevin me miraba con preocupación y acariciaba mi ojo que, seguramente estaría hinchado por los golpes.

- Hola.- Le dije débilmente.
- Hola, amor.- Me abrazó con firmeza y noté como contenía las lágrimas.

No pude evitar sonreír de felicidad, me había llamado amor...

Él me ayudó a reincorporarme y vi como todo el mundo me observaba desde la distancia, Steve se acercó rápidamente.

- ¿Duele?- Me preguntó tocándome un hinchazón.
- Cuando te pasa mucho te acostumbras.- Dije sonriendo.
- Kevin.- El chico me miró tímidamente.- Creo que tenemos una charla pendiente.

Él asintió y juntos caminamos hacia una mesa vacía y nos sentamos, uno frente al otro.

- Te he echado de menos.- Me dijo, yo solo pude sonreír.
- ¿Qué le ha pasado a tu pelo?
- Fue... Fue un castigo. Pero estoy más cómodo así.
- Sigues siendo precioso.- Le dije mientras le cogía de la mano.
- Ah, ya lo sé.- Gracias por joder el momento. Lo miré con cara de pocos amigos y luego los dos reímos.
- Maldito narcisista. ¿Te puedo preguntar una cosa?
- Sé lo que vas a preguntar, no, no te puse los cuernos, si estaba tanto tiempo con Lucas era simplemente porque el instructor O'connor me mandó ayudarlo a adaptarse, pero el muy hijo de puta no sé como reventó el manicomio con un explosivo casero y por su puta culpa estamos aquí, jodidos, créeme.- Yo sólo lo escuchaba con los ojos abiertos como platos, ese maldito hijo de puta...
- Cuando lo vea lo voy a...
- Leo, murió en la explosión, al igual que mucha gente. Charlotte me dio tu mensaje, yo también te esperé.
- ¿Dónde está ella?
- En el bloque A, en máxima seguridad, no nos contó la verdad, Leo, era una asesina y de las gordas...

Creo que tanta información junta me estaba provocando sofocos.

- Dejemos ese tema, por favor, no estoy preparado.
- Eres idiota.- Dijo riendo.- Pero yo quiero a este idiota.
- Vaya, que raro porque yo a ti también.

Miré a los lados y como ningún funcionario nos veía besé sus labios con delicadeza.

- Extrañaba hacer esto.- Le dije.
- Ahora tendremos tiempo... Mucho tiempo, me han caído treinta años de cárcel.- Dijo él como si nada.
- ¿Treinta?
- Sí, bueno, pensé que serían más... Pero al cometer el crimen cuando era menor me han bajado la condena.
- Eso es mucho igualmente.
- Leo, maté a mis padres y a mis cuatro hermanos. Soy culpable y un asesino.
- Ya pero...- Deduje que era mejor callarse y ya.- ¿En qué bloque vives?

- Bloque C, el de los de larga condena, tú vives en el D, ¿No?

- Así es...

- Entonces tu juicio aún no se ha celebrado... El bloque D es provisional, pero no en todos los casos...

- Bingo.- Los dos reímos.

(...)

Seguía un poco desconcertado, no me creía del todo la excusa de Kevin, puede que no me pusiese los cuernos, pero eso de pasar de mí no creo que se lo hubiese dicho nadie. Tampoco sabía muy bien que punto estaba nuestra relación, pero si él pensaba que seguíamos en el mismo punto que antes estaba realmente equivocado. Por una parte mi corazón latía feliz, pero algo me daba muy mala espina.

Me dirigí a las duchas, las cuales estaban casi vacías.

- Oh mira, que blanquito más bonito...- Me dijo un chico algo moreno de piel y con los ojos verdes cual selva. Era deliciosamente guapo, pero su forma de hablar me cabreó.

- ¿Qué quieres?- Le dije con desconfianza.

- Un beso tuyo.- Me acorraló contra la pared y se acercó mucho a mí.- Y si me dejas entrar dentro de ti...- Con su mano llena de tatuajes al igual que casi el 60% de su cuerpo comenzó a introducir su mano bajo mi pantalón de interno.

- P...Para ahora mismo.- Le dije intimidado, comenzando a temblar.

- Está bien pequeño cisne, te dejo, te dejo, no llores...- Se relamió y se fue carcajeándose.

No me podía creer que yo, una persona fría y sin escrúpulos se haya sentido intimidada por aquel joven, pero creedme, era imponente. 

Comencé a desvestirme, primero la camiseta de color verde, luego los pantalones del mismo color y por último la ropa interior. El agua estaba congelada, pues en mi bloque el calentador estaba estropeado desde hacía media semana.

Después de ducharme me dirigí a mi habitación, ya que ya eran las ocho y en menos de quince minutos apagaban las luces y teníamos que meternos en la cama, pero antes de llegar un sonido del fondo del pasillo me llamó la atención.

Las luces del final parpadeaban y dejaban a la vista un túnel de oscuridad casi permanente, la piel se me erizó a medida de que me iba acercando.

- No, no vayas.- Me giré sorprendido de un salto. Una chica blanca y con el pelo negro me miraba con sus ojos muertos.- No molestes a mi familia, no te queremos de invitado.

Miré de nuevo al final del pasillo y cuando me giré... La chica ya no estaba.

Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, comencé a correr asustado en dirección mi habitación y en cuanto llegué me metí corriendo en la cama.

Estaba hiperventilando. El hombre anciano que dormía en mi habitación habló por primera vez.

- La has visto.- Dijo con una voz aguda e inquietante.

- ¿De quien hablas?

- No le mires a los ojos, puede ver el miedo que posees.

- ¿Qué...?

- Los bramidos de la noche la alimentan, pero no vive sola...

- ¡Cállate!- Me di la vuelta y tapé mi cabeza por completo. Estaba realmente asustado, sí, pero lo que vi no pudo ser obra de mi locura y conociéndome, iba a indagar en el asunto.

Después de estar pensando en todo aquello durante minutos, sorprendentemente me dormí.

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Hola lectorxs! ¿Cómo estáis? Espero que os haya gustado este nuevo capítulo.

Por cierto, me encantaría comunicaros que hoy esta historia estaba en el puesto 175 del género Misterio/Suspenso.

Hace poco empecé una historia típica Wattpad que me encantaría que visitaseis ya que no tienen ninguna visita y jo, creo que merece la pena leerla.

Título: Don't Make Me Sad.

(También pasaros por mi historia de zombies LO QUE FUE DE GABRIELA)

MUCHOS BESOOOOOOOOOSSSSSSS. BYE.

Los Psiquiátricos También Pueden Ser Rosas. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora