Previamente:
≫No la puedo dejar sola, ¿verdad?≪ pensó Adrien mientras mostraba una pequeña sonrisa y abría un poco su prenda superior.
El tiempo transcurrió y el pastel había sido terminado por ambos jóvenes. Aunque la mayoría de las fresas se hubieran caído al piso, una parte respetable de ellas logró sobrevivir, por lo cual tuvieron que cambiar un poco el diseño del postre mencionado para adecuarlo a los ingredientes que estaban disponibles; aun con ésto, la tarta de chocolate era una de las mejores de toda la clase.
Al momento de inspeccionar la profesora de Química los trabajos terminados, mencionó que el de la pareja Dunpaing-Agreste era el mejor, pero lo que ambos tenían la calificación más alta.
Los estudiantes felicitados no pudieron evitar el sentirse alegres por su mérito reconocido, por lo cual chocaron las palmas y en seguida los puños, mencionando al unísono "¡buen trabajo!". Se quedaron es esa posición un par de segundos, el rubio y la azabache recordaron que su identidad heróica hacia lo mismo con su compañero cada que derrotaban a un Akuma maléfico; se miraron mutuamente y de inmediato se alegaron, para que un tono carmesí se apoderara de los dos.
Todos salieron del salón de cocina, excepto la castigada Marinette. Afortunadamente el profesor de la siguiente clase se había ausentado ese día, lo cual no perjudicaría a la chica.
—¡Tenemos trabajo que hacer! Mientras más rápido, mejor.— la pequeña Kwami salió de su escondite y se colocó en el hombro de la de mirada cielo.
—¿Me vas a ayudar, Tikki? ¡Muchas gracias!— terminando de decir esto, la estudiante le dió un suave beso a su carmesí amiga.
Enseguida, se escuchó un ruido que avisaba la puerta abriéndose. Tikki se ocultó de nuevo en su lugar asignado; la azabache se dió vuelta de inmediato, viendo a una figura negra entrando. Se trataba de su fiel compañero de pelea.
El felino juntó sus dedos índice y medio para llevarlos a su cabeza, a la altura de la sien, moviéndolos hacia la derecha en forma de saludo. La señorita Dunpaing-Cheng no puedo evitar sonreír un poco; es cierto que Chat Noir no le desagradaba y últimamente se llevaba mejor con él tanto en su forma civil como cuando se volvía Ladybug.
—¡Princesa, qué gusto verte aquí!— finalmente terminó diciendo el rubio mientras se acercaba a la jovencita.
—Hola Chat. ¿Qué haces aquí?— Marinette cruzó lo brazos y adoptó una postura más cómoda; se recargó levemente en la mesa que se encontraba más cerca de ella y volteó a ver a su contrario con cara de incredulidad.
—Bueno... Un pajarito me dijo que mi princesa tenía que limpiar aquí después de terminada la clase y como buen caballero que soy, no la podía dejar sola.— el héroe se acercó más a la chica y tomó suavemente su barbilla, haciendo que ella se encontrara un poco nerviosa ante tal acción.
—Va-vamos, no te vas a quedar allí todo el día, ¿verdad?— la de coletas caminó detrás del oji-esmeralda, tratando de ocultar el tono rojizo que había aparecido en ella.
—Como tu ordenes, My La...— Chat se detuvo un momento y de inmediato abrió sus ojos cual platos extendidos, estaba a punto de referirse a Marinette como lo hacía con Ladybug. Sintió la mirada de la chica, por lo cual continuó. —Mi querida Marinette.
Los adolescentes se pusieron a ordenar la habitación, mientras uno barría, el otro limpiaba la mesa. El tiempo pasó rápidamente con la compañía del otro. Cuando su labor estuvo terminada, ambos se sentaron en la mesa más lejana de la puerta. Marinette le ofreció un poco del pastel que acababa de hornear con Adrien, a lo que el felino accedió.
El silencio que inundaba la sala no era incómodo, ya que ambos disfrutaban del delicioso postre. Una vez acabado por los dos, el de negro decidió empezar a hablar.
—Princesa, te dejaste chocolate en los labios.— con una sonrisa coqueta y a punto de la risa, el gato señaló a la civil.
—¿E-En serio?— un gran sonrojo se presentó en las rosas mejillas de Marinette. Cuando estaba a punto de quitárselo, una mano la detuvo.
Observó a su compañero con interrogancia, mientras que él seguía teniendo esa sonrisa pícara que lo caracterizaba.
—Déjamelo a mi, Marinette.— el joven acorraló a la muchacha junto a la pared, mientras que se colocaba sobre de ella dejándole el suficiente espacio para que no la aplastara. Su mano que contenía el Miraculous se posicionó en la mejilla de la azabache mientras la miraba con determinación a la vez que se notaba tierno y cariñoso.
Marinette no se movió, desconocía que sucedía en ese momento. Todo era tan rápido y tan lento a la vez.
Chat fue acercándose lentamente a los labios de su contraria, deseándolos cada segundo con más insistencia. La de coletas cerró los ojos; su cara estaba inundada por un color escarlata al rojo vivo. Cuando los ojos de ambos adolescentes estaban cerrados, el felino héroe dió el último empujón, haciendo que sus bocas hicieran contacto una con la otra.
Fue un beso corto, sencillo y lleno de timidez; pero al mismo tiempo fue cálido. La de ojos azules sintió en su estómago miles de emociones: emoción, temor, amor, nerviosismo, felicidad...
Pero aquella escena todavía no acababa. La estudiante todavía tenía un poco de chocolate en el labio inferior, por que Chat Noir decidió dar una pequeña lamida cual gato se tratase en la boca de la chica.
—Ahhg...— Marinette no pudo evitar soltar un pequeño quejido; la chica sintió una pequeña descarga en su columna, fue similar a lo que había sentido cuando su mismo compañero le había dado un beso en el cuello.
El felino repitió dicha acción un par de veces más, hasta asegurase de que no quedase rastro del mencionado dulce. La azabache no abría lo ojos, tenía demasiada vergüenza como para verlo a los ojos, aun cuando el de orbes verdes se separó de ella.
—¿P-Princesa?...— se atrevió a preguntar el adolescente, sin dejar de ver a la chica que no se movía de la posición en la que estaba.
La pequeña mujer levantó despacio sus párpados para mostrar sus grandes y hermosos ojos color azul cielo. Lo primero que ellos visualizaron fue a un chico vestido de negro asemejando a un gato hasta en la posición en la que se encontraba sentado, él estaba apenado y se notaba en sus mejillas color rojo. De inmediato alejó su vista de Chat para observar alguna otra cosa.
—L-lo lamento, Marinette... Lamento haberte obligado a cumplir mi egoísta capricho...— dijo cabizbajo el de cabellos oros al notar la incomodidad de su amada. Por lo que siguió hablando. —Sólo espero que no me odies.
El joven de antifaz se incorporó de donde se encontraba, para luego bajar de la mesa. Se acercó a la puerta por donde entró, cuando estaba a punto de abrirla, una voz lo detuvo.
—Chat... Y-yo nunca te podría odiar... Así que no estés así de triste.— la voz de la chica era débil, pero el héroe la pudo escuchar sin problema alguno. El usuario de Plagg se dió vuelta para encarar a Marinette que se encontraba a pocos pasos de él gracias a que la joven se había acercado.
Extendió su mano, esta vez la izquierda hacia su cabeza y la movió un poco, haciendo que la azabache se despeinara ligeramente. Le propició una pequeña pero sincera sonrisa mientras se alejaba de su amor.
—Me alegra mucho.— fue lo único que dijo el gato. Luego prosiguió a abrir la puerta e irse corriendo.
Marinette estaba confundida y con el mismo tono intenso color rojo en su cara; todavía no comprendía al cien por ciento lo que había sucedido. Mientras tanto, su carmesí amiga volvía a salir de su escondite, esta vez con cara de sorpresa ya que apreció todo lo sucedido.
—Tikki... No tengo idea de lo que acaba de pasar...
Aquí termina el capítulo 8 de esta historia. Por fin hubo un beso entre estos dos chicos. <3
Espero que les agrade tanto como a mi..
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[ML] Siempre a tu lado [Terminada]
Fanfiction•• Miraculous Ladybug: Adrien/Chat Noir x Marinette/Ladybug •• ¿Cómo no me di cuenta antes? ¿Estaba tan ciego como para no reconocer al amor de mi vida? ¿Lograré conquistar a mi bella dama?... Necesito hacer algo pronto.-con determinación decía el m...