[ML] Siempre a tu lado [Terminada]

Unión de almas [Lemon]

ADVERTENCIA: el siguiente capítulo contendrá material no apto para menores [+18] . Si gustas seguir leyendo, es bajo tu responsabilidad.

•••••••••••••••

Era una fría noche de invierno, las calles de la romántica París se iluminaban ligeramente gracias a los faros ubicados en la calle.

Habían pasado tres años desde que Adrien y Marinette se habían vuelto novios, pero eso no significaba que su amor hubiese disminuido; al contrario, cada día que pasaban juntos era como si el destino los uniera más. Ambos jóvenes se habían desarrollado en mayor proporción tanto física como mentalmente.

La feliz pareja salió de un lujoso restaurante en el cual habían hecho una pequeña cena gracias a su correcta graduación y también para celebrar su tercer aniversario, aunque éste ya hubiera pasado meses antes. La azabache tomó a su novio del brazo mientras se apega a él: el frío se iba intensificando conforme pasaba el tiempo y la chica no llevaba ropa para soportarlo.

—¿Tienes frío, Princesa?— preguntó el de verdes ojos mientras detenía su paso en la calle.

—Sólo... Un poco.— musitó suavemente la joven con un suave y lindo sonrojo en sus mejillas.

El ahora adulto de cabellos como oro abrazó a la chica por un instante; al separarse, él se acercó a su oído.

—¿Quieres ir a mi casa un momento? Está cerca de aquí y podrás entrar en calor.

La de cabello suelto azabache asintió feliz ante la propuesta y ambos emprendieron su caminata hacia la mansión Agreste.

Después de unos cuantos minutos, los dos jóvenes se adentraron al hogar agarrados de la mano, mientras hablaban de lo que les había pasado en el día. De inmediato, Plagg y Tikki salieron de su escondite para ir a la cocina a comer sus alimentos favoritos, dejándolos solos.

—¿Y tu padre?— preguntó la de mirada cielo cuando su pareja abrió de par en par la puerta principal.

—No esta aquí... Él y todos sus ayudantes se han ido a Italia por una importante pasarela... Me parece que regresan dentro de cuatro días.— dijo Adrien. Éste se sentó en el sillón más grande de la sala, no sin antes prender la chimenea que se haya en el lugar.

—¿Eso significa que estas solo?— le cuestionó la dama mientras tomaba asiento junto a él y recargaba su cabeza en el fortalecido hombro de su contrario.

—Si... Esa es una de las ventajas de ya estar grande.— le dijo el muchacho entre risas a Marinette. Se acercó a ella para probar sus labios y se mantuvo allí unos segundos.

Se separaron y observaron sus ojos un momento. Ambos esbozaron una romántica sonrisa para volver a besarse; ésta vez, el modelo tomó delicadamente la cara de la chica para acariciarla y mantener sus bocas juntas.

Un ruido interrumpió el agarre de la pareja, provenía del celular de la Dupain-Cheng. Al observar el número, supo que se trataba de sus padres, por lo que tuvo que contestar.

—Marinette, ¿todo esta bien? No haz llegado a casa y nos empezamos a preocupar.— dijo del otro lado Sabine.

—Ah... Si mamá... De hecho, quería preguntarte si me podía quedar con Adrien hoy... No hay nadie en su casa y me da pendiente que este solo.— excusó la dama para convencer a sus progenitores. No era la primera vez que dormía en la mansión.