"No sé cuánto dure en tu mundo pero
de algo estoy seguro:
yo te quiero en el mío
todos los días de mi vida
y de mi muerte."
En el tren le entregué un papel con ese micro-poema.
Sonrió y me miró fijamente.
Sus ojos brillaban, cielo santo.
Sus ojos brillaban.
Ahora sólo son oscuridad.
Es difícil aceptar que fui yo el que se llevó esa luz de su mirada.

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Tren perdido
PoetryElla perdía el tren. Todo el tiempo. Y nunca lo encontraba. La vida se le escapó entre los rieles.