Kyra.
En griego,
delicada.
Nunca jamás había escuchado un nombre tan hermoso.
Y he escuchado muchísimos.
La noche anterior intentó besarme con lágrimas en las mejillas.
Sequé sus lágrimas y la consolé.
La mimé hasta que se quedó dormida, a eso de las dos de la mañana.
Y velé su sueño.
Que alguien más se encargara del trabajo,
estaba cuidando una vida en vez de llevármela.
Cuando despertó,
con sus ojos soñolientos
y unas ojeras que contenían galaxias,
me dio los buenos días
y me robó un beso.
Me quedé atónito y ella rió.
La miré como por dos minutos,
y ella hizo lo mismo.
No tuve más remedio que robarle otro beso para quedar a mano.
Ese día caminamos por las vías del tren,
haciendo equilibrio para no caer
y huyendo de los trenes.
Me besaba al filo de la muerte
y la ironía iluminaba la escena.
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Tren perdido
PoetryElla perdía el tren. Todo el tiempo. Y nunca lo encontraba. La vida se le escapó entre los rieles.