Esta es la historia de Ana Rivera una malagueña recién graduada en fisioterapia. Que por suerte o por desgracia tiene que abandonar su tierra y emprender una nueva vida en Barcelona. A los 6 meses dado su gran potencial deciden trasladarla a una Clí...
]] Les habla el capitán Álvarez, en breves momentos tomaremos tierra en el aeropuerto de Málaga-Costa del Sol, la temperatura exterior es de 36,5 º. Durante el aterrizaje asegúrense de tener el respaldo de su asiento en posición vertical y la mesa plegada. Así también tengan el cinturón abrochado hasta que el avión se detenga por completo. Gracias por viajar con nosotros y deseamos que hayan tenido un buen vuelo. [[
Respiré profundamente con los ojos cerrados y le apreté la mano a mi chica. Puede que con más fuerza de la que yo pensaba, pero los nervios podían conmigo.
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Y mira que era más seguro estar pisando tierra firme, pero ahora mismo estar en los aires me aspiraba mucha más confianza la verdad. Sí, tenía que reconocerlo estaba hecho un flan! Estaba a punto de poner los pies sobre tierra y estaba cagado. Pero eh, que tenía mis motivos. Y no era otro de que hoy, iba a conocer a los padres de Ana. Más concretamente a su padre. ¿Lo recordáis? Sí, el mismo que trabajaba con la Judicial y que es general de la guardia civil. Sí y el mismo que intuía que me iba a dejar sin pelotas en cuanto me viera. Y sí, no sabía ni como le iba a saludar. Ni si quiera le había querido preguntar a mi chica si sería él, el que vendría a recogernos al aeropuerto. Por lo que estaba aun más nervioso. En cuanto abrí los ojos Ana soltó una risita mirándome.
-Ana: ¿Nervioso?-dijo con una sonrisa de medio lado.
-Marc: ¿Yo?-dije disimulando.- Para nada... ¿Por qué?¿Debería?
-Ana: Mmmm...bueno...-dijo volviendo a mirar al frente.
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¿Bueno? ¿Esa que respuesta es? ¿Sí o no? Oh dios. Me miro de nuevo y mi cara debía ser un poema porque soltó una carcajada atronadora.
-Ana: Relájate...que estas sudando.
-Marc: Tengo calor...
-Ana: Pues espérate a salir, que veras el calor que hace fuera...-dijo sonriendo.
Después de unos minutos abrieron las puertas, cogimos nuestro equipaje de mano y nos dirigimos directamente a la salida. Enseguida empecé a ver a gente con cartelitos y familiares amontonados tras las barreras.
