Capítulo 32

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—Giandomenico Morini—dijo él.

Un nudo se formó en mi garganta. Tragué gordo y continué.

—Le daremos el recado—dije cerrando la libreta—. No se preocupe.

Una vez el "inspector" Morini, como Lorenzo lo llamaba, se fue, corrí a sentarme para evitar que los piernas fallaban. Estaba en un estado completo de shock.

—¿Qué pasa?—preguntó Künz al verme, lo mas probable era que estuviera pálida.

—Ese hombre es un antiguo compañero de Lorenzo.

—¿Antiguo?—preguntó Marc.

—Cuando Lorenzo vivía en Roma, él era su compañero, el inspector Morini—tomé aire lentamente—. Poco antes de que trasladaran a Lorenzo, este hombre desapareció. Lorenzo vino a buscarlo a Viena, pero nunca se supo de él. En Italia, el caso se archivó y nunca se supo de él.

—¿Y por qué viene ahora?—preguntó Niki.

—Eso es lo que no sé—dije frotando mi sien—. Se supone que estaba desaparecido. Solo sé que no le diremos nada a Lorenzo hasta la vuelta.

Todos asintieron comprendiendo mi orden.

—¿Y qué haremos ahora?

—Lo prioritario ahora es arrestar a Sauli—dije—. Künz, ¿él sigue en el hospital?

—No lo sé—respondió él—. Hablare con uno de los agentes que lo escoltan.

—En caso de que esté para darle el alta, avisa—di una nueva orden—. Marc, Niki y tú os encargaréis de traerlo si ya se puede ir.

Asintieron y se marcharon a preparar lo necesario.

—¿Ya se puede ir?—pregunté acercándose a Künz.

—Presiento que las cosas ni serán como planeas—respondió colgando el teléfono.

—¿Por qué?—pregunté algo asustada.

—Se ha ido.

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