• Capítulo 10 •

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Narra Acacia*

-¡Es que pendeja nos tuviste que salir!-me golpeé la frente y resoplé.

-¡¿Cómo carajos se te ocurre traer un oso Real?!.-le gritó Abe.-Es más, ¿cómo lo conseguiste?-entrecerró los ojos.

-Sean me dijo que no lo podía decir...-susurró ella.-¡Pero no me culpen! No sabía que hablaba de un peluche.-se cruzó de brazos e hizo puchero.

-Torrrpe, torrrrpe ¡torrrrpe!-negó Emily.-Aunque yo podría adoptarlo, aún quiero mi zoológico.-se encogió de hombros.

-No lo adoptarás.-negó Jodie, luego puso una mano en el hombro de Lucy.-Tus intenciones fueron buenas y lo aprecio... ¡¡¿PERO CÓMO CARAJOS NOS DESHACEMOS DEL OSO?!!

La tomé de los hombros y la senté, ya que cada vez se levantaba más.-Calma, es nuestro cumpleaños. Ya veremos qué hacemos cuando nos terminemos las paletas ¿okey?

Nos comimos las paletas en silencio, mirando fijamente a Lucy.

-Bien, ya acabé. ¿Ahora qué?-resopló Abe.

-Yo tengo una idea.-sonreí.

-¿Qué esperas? Sólo dila.-frunció el ceño Jodie.

-No la tengo, pensé que diciendo eso y creyéndolo me vendría una...-puse los labios en una línea.

-No sé cómo es que puedes sacar buenas calificaciones con la mente de un delfín.-rodó los ojos Lucy.

-Lucero, los delfines son los animales más inteligentes.-negué.-Y es mejor que no hables, por que esto no fue mi culpa. Es más ya tengo la idea.

-¿En serio?-preguntó Abe.

-Observen.-empujé a Jodie, ya que me obstruía el paso para salir de mi asiento.

Jodie dijo una palabrota y yo seguí mi camino a la felicidad. Me detuve frente a la barra y me senté en una de las sillas individuales.

¿Cómo era que se llamaba el mesero? Oh, cierto, no lo dijo. Estúpida.

*Cachetada mental*

-¿Te puedo ayudar en algo?-preguntó con ambas cejas alzadas.

-Claro.-sonreí.-Soy Acacia.-extendí la mano.

-Marcus.-tomó mi mano, pero no la soltó.

Pero qué rápido cayó... Si hubiera sabido esto, lo hubiese hecho hace mucho. Pero bueno.
-¡Enfócate perra!-me gritó mi propio subconsciente.

-¿Y cómo te puedo ayudar, linda?-dio una sonrisa de lado.

-Primero quiero tu número.-saqué mi celular de mi bolsillo trasero y se lo di.-No hay problema ¿cierto?-me mordí el labio.

-N... ni... no.-comenzó a tartamudear.

¡Lo TENGOOOOOOOO!

Me devolvió mi celular y lo guardé.

-Bueno, Marco...

-Es Marcus.

-Eso. Es que las chicas y yo tenemos un problema.-puse cara triste.

5 Damas No Muy EducadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora