Sábado, 16 de enero

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Querida Rina:

Es una suerte que te traje conmigo. Estamos en la casa de mi papá y yo me encerré en el cuarto para escribir, mientras mi papá y mi hermana ven televisión. Mi hermana no está muy bien de ánimo, pero no quiere hablar. Es que en la pijamada le dijeron algunas cosas que sé no le gustaron. Lo que pasa es que mi hermana sí se sobra a veces y eso cae mal. Yo, en cambio, sí pasé bien. Digamos, bien entre comilla, porque tampoco es que me siento cómoda con todo el grupo. Algunas chicas llegaron maquilladas. A mí me parece que todavía no es edad, pero a ellas les gusta.

Es extraño ir creciendo. Me acuerdo de cuando era chiquita y todo era tan sencillo. Mi mamá me decía que cuando entráramos a la adolescencia, lo primero que íbamos a sentir era un cambio de ánimo constante. Y es verdad, ahora me doy cuenta de cuán fuerte puede ser, porque a veces estoy contenta, me río con la familia, con mi hermano chiquito, con mi hermana, con Alberto, pero hay momentos en los que lo único que quiero es ponerme a llorar y no puedo explicar por qué. Mi mamá dice que son las hormonas. Ahora, casualmente me siento bien. Estoy contenta escribiendo y liego voy a ver, con mi papá y mi hermana, una película que alquilamos. Se llama Las verdaderas mujeres y es con América Ferrera, la actriz de la serie Betty la fea. Creo que es excelente, plantea la historia de una chica gordita que quiere ir a la universidad. Hoy me siento bien, Rina, me siento contenta.

Te voy a seguir contando entonces qué pasó luego de nuestro nacimiento. Como te dije en una de las cartas anteriores, le hicieron una cesárea a mi mamá y a nosotras nos llevaron a la carrera a la incubadora. Mi mamá estuvo en recuperación y luego le llevaron a la habitación, pero no nos pudo ver sino hasta el día siguiente. Lo que ocurrió es que le dieron una medicación por la noche y cuando ella quiso levantarse se sintió mal y tuvo que esperar el siguiente día. Luego mi mamá dice que fue muy duro, porque nosotras estábamos en la incubadora y no nos podía cargar, sólo podía mirarnos. Le pedían que se sacara la leche y como todavía no le salía, las enfermeras la miraban mal.

Dice mi mamá que fue triste porque a ella le dieron la alta y llegó a la casa sola; nosotras nos quedamos en el hospital

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Dice mi mamá que fue triste porque a ella le dieron la alta y llegó a la casa sola; nosotras nos quedamos en el hospital. Yo me quedé más, por el problema de los intestinos que te conté. Increíble pensar todo eso. Nosotras ahora nos vemos tan normales. Es difícil pensar que pasamos por algo así de complicado. Mi mamá debe haber sufrido bastante. Yo a veces pienso: si yo pasé por todo eso, cómo es que no lo recuerdo. Increíble pensar lo que le puedo suceder a una persona y luego no tener memoria de nada.

Me despido,

Victoria 🎆

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