Capítulo 49

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"Nena," Escuché un susurro en mi oído pero no quise abrir los ojos "Maia," Sentí los brazos de Harry alrededor de mi cuerpo y estaba demasiado cómoda para despertarme.

"No quiero," Susurré y me gané una risa de Harry en mi cuello. Mi cuerpo estaba muy cómodo en la cama, los brazos de Harry me tenían contenida, y el calor de su cuerpo hacía que me quisiera quedar así para toda la vida.

"Vamos, nena, tenemos el vuelo en una hora y media," Giré lentamente y abrí los ojos encontrándome con su maravilloso rostro.

Respiré hondo y vi como Harry salía de la cama. Estiré mis brazos sintiendo los músculos descontracturarse. Hacía frío y la cama había quedado aún más fría luego de que Harry saliera de ella, así que me motivé a salir de allí también y caminar su dirección "¿No llevarás ésta ropa?" Preguntó señalando algunas prendas que había dejado en el armario.

"Ahora mismo me pondré ese jean, con la blusa y alguna de tus camperas," Harry alzó ambas cejas observandome a los ojos.

"¿Asi que usarás mis camperas?" Sonreí.

"Nuestras camperas," Corregí y Harry rió.

"Te quiero, nena, mucho más de lo que te imaginas," Lo abracé fuertemente por la cintura y me pregunté a mi misma si quería ir a Nueva York. No quería dejarlo. No quería irme. Lo extrañaría demasiado, y me había encariñado mucho más de lo que imaginé que alguna vez podría. En ese momento me di cuenta que éste es el último año en la universidad de Harry, podría venir conmigo a Nueva York.

"¡Maia!" Gritó en un susurro Harry.

"¿¡Qué!?" Imité su voz y él puso los ojos en blanco.

"Por tercera vez, ¿quieres café o cereales?"

"Café," Debía despertarme.

Harry salió de la habitación, y yo me vestí lo más rápido que pude mientras observaba a través de la ventana, el vidrio estaba empañado por el frío, sin embargo podía observar las hojas de los árboles moverse. Cuando volteé vi a Harry entrando nuevamente a la habitación con dos tazas de café. "¿No llevarás nada más? ¿Ya estás lista?" Preguntó Harry sentándose en la cama.

Me acerqué a él, para posicionarme en su regazo y asentí. Se podían sentir los nervios de Harry a kilómetros y terminé de verificarlo cuando me preguntó por tercera vez si estaba lista, "Harry, no estés nervioso, después de todo, nunca dejó de ser tu madre," El asintió levemente y me abrazó, con su mano libre, por la cintura.

"Te quiero, Maia," Susurró en mi oído.

Luego de tomar nuestro café, Harry se huzo cargo de llevar nuestras maletas hasta el coche, "¿Que harás con el coche una vez que estemos en el aeropuerto?"

"He quedado con Patrick que irán a buscarlo con Ema, uno de ellos vuelve en el coche de Patrick y otro en este," Dije golpeando suavemente la chapa del coche, sonreí asintiendo levemente y observando a Harry encender el motor "Les diría que nos acompañen, pero me da asco estar cerca de la cantidad de baba que hay en sus caras," Solté una pequeña risita y acaricié su mejilla.


"Maia," Escuché el susurro de Harry y abrí los ojos. No desperdicié el tiempo, en cuanto nos subimos al avión me dormí, con la idea de despertarme en la mitad del viaje y disfrutar de la vista las últimas horas, sin embargo, cuando observé por la ventanilla me encontré con la ciudad de Londres, dándome cuenta de que había dormido todo el viaje "Ya estamos aquí," Harry no paraba de frotar sus manos y sonreí.

"Tranquilo, ¿sí?" Él asintió pero sabía que lo hacía sólo para tranquilizarme a mí.

Luego de bajar del avión esperamos a que poder retirar nuestras maletas y, aunque Harry quiso llevar ambas, me negué. Quería que tenga una mano libre para sostener la mía. Y así lo logré, caminamos por el aeropuerto de la mano y nos subimos al primer taxi que vimos cuando estuvimos fuera del edificio. Harry le dio la dirección al hombre que estaba conduciendo y luego dijo el nombre de un hotel. Fruncí el ceño y busqué su mirada. "¿Nos quedaremos en Londres?"  El negó pero luego asintió, pareciendo perdido en sus propios pensamientos.

"Nos quedaremos sólo ésta noche, sé que nunca viniste a Inglaterra, así que quiero mostrarte Londres,"  Sonreí y apoyé mi cabeza en su hombro.

Harry depositó un beso en mi frente y me mantuvo cerca todo el camino al hotel. Ni si quiera había estado una hora en Londres y ya estaba segura que lo amaba. Estaba nevando y se podía notar que la gente era amigable y estaban felices. Miré a Harry y pude ver sus ojos iluminados y una leve sonrisa a punto de formarse en sus labios. Sólo con verlo fue suficiente para que apareciera una sonrisa en mi cara.


"¿Tienes hambre?" Asentí rápidamente.

Desde la gigantesca ventana de nuestra habitación podía verse gran parte de Londres. Y siendo de noche, con las luces prendidas de toda la ciudad me daban aún más ganas de salir. Sé que sí tuviera que vivir aquí me acostumbraría más rápido que a respirar. "Deberíamos ducharnos primero," Hablé mientras abría mi maleta en busca de algo de ropa.

Tomé un jean azul oscuro y uno de mis suéteres preferidos. Dejé las cosas sobre la cama y antes de que pueda reaccionar Harry me levantó del suelo apoyándome en su hombro y caminando hacia el baño, me sobresalté y solté un pequeño grito, Harry rió mientras me depositaba en el suelo del baño, no me dio tiempo a reaccionar antes de quitar la blusa que traía puesta por encima de mi cabeza. "Mierda," Susurró Harry con sus ojos clavados en mi, "¿Encaje? ¿En serio?" Me reí bajito y besé su torso mientras quitaba su camiseta.

Harry se quitó los jeans junto con su ropa interior y sin poder quejarme, me tomó de la cintura y nos metió en la ducha. "¡Harry!" Exclamé cuando me di cuenta que continuaba con mi conjunto de ropa interior puesto.

"Mierda, mierda," Repitió en forma de susurro "Sólo mírate, encaje y mojada," Puse los ojos en blanco "Tendré un orgasmo de sólo verte, ¿entiendes que nunca nadie logró eso?" Me reí con su exageración y me estampó contra la pared de la ducha. Sentí sus labios en mi cuello y una de sus manos acariciando todo mi cuerpo. Nunca me acostumbraría a Harry, con sólo tocarme se me llenaba el estómago de mariposas y nunca sería diferente. Pase mis manos por su espalda y mientras la boca de Harry se encargaba de dejar una gran marca violeta en mi cuello, sus manos quitaron mis bragas. Trague fuerte cuando me levantó en sus brazos y al enroscar mis piernas en su cintura sentí una dura y firme presión en mi estómago. "Prométeme que nunca me dejarás, Maia," Susurró Harry con sus labios rozando los míos "Prométeme que te quedarás conmigo para siempre," Harry entró en mí bruscamente y tomé una bocanada de aire "Prométemelo,"

"Te lo prometo," Susurré sabiendo que no podía hacerlo. 

Midnight [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora