Aquellas viejas cartas

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Las manos arrugadas y temblorosas de aquel anciano acariciaban, con cierto temor, las hojas de papel amarilleadas por el tiempo. Sus ojos, cansados y acusados ya de diversas dolencias, no podían leer con facilidad las letras allí escritas; pero no necesitaba soltura para saber lo que allí ponía. Conocía cada una de aquellas palabras congeladas en el tiempo, pues se habían grabado en su mente a causa de las innumerables veces que las había leído.

Pero el tiempo, infatigable e indestructible ajusticiador de la vida, comenzaba a hacer mella en sus capacidades y memoria y amenazaba con llevarse aquellos recuerdos que tanto había luchado por conservar únicamente suyos. Aquel pasado escrito en caligrafía perfectamente curvada que traía sonrisas de un tiempo atrás. Palabras, sentimientos, emociones que le llenaban igualmente de felicidad y culpa.

«Amor eterno»

Murmuró, casi en un susurro. Pues no había peor dolor que sentir la pérdida del significado de aquellas palabras que tanto decían años atrás.

«Amor eterno»

Repitió y amarró con fuerza aquellos trozos de papel, viejos, amarillentos y desordenados. Recuerdos y reflejo de una vida que se diluía como la tinta en el agua; una vida que luchaba por no olvidar, un amor que le sentenció desde la primera mirada.

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Ewige LiebeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora