diecisiete

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Ariana, ya en casa, se encontraba mirando un poco de televisión. Su celular estaba apagado desde que había salido de la casa de Mía, no quería hablar con nadie, y aunque no lo hiciera, sabía que acabaría por hablar con Mía, o sólo leer su conversación.
Mía, por su lado, también estaba mal. Hacían tres horas había llegado a casa, Micaela se fue para así dejarla pensar en su propuesta de viaje.
Extrañaba a Ariana y deseaba estar hablando con ella en ese momento, pero su celular también estaba apagado.
Estaba sola en casa y ya no sabía qué hacer, no tenía ganas de nada. De pronto sonó el timbre de la casa, esperanzada de que fuera Ariana, caminó a la salida y abrió la puerta. Encontrándose con un sonriente Matt.

Matt: Hey, bebé.

Mía: Hey..

Matt: ¿Qué pasa?

Mía: Nada, ¿vas a entrar?

Matt: Claro.

Ambos entraron a la casa, Matt cerrando la puerta por sus espaldas.
Observó cómo Mía se sentaba en el sofá y notando que no había nadie más en la casa, habló;

Matt: Vamos a tu cuarto..

Mía rió de manera sarcástica.

Mía: Juro que por un momento creí que habías cambiado.

Matt tensó su mandíbula, limitándose a suspirar con molestia.

Mía: ¿Y si no quiero ir a mi cuarto?

Matt, ya rendido, cedió a Mía.

Matt: Como sea, hay muchas más, y mejores que tú.

Mía quedó en silencio, reprochándose el haber querido a aquél chico alguna vez. Al escuchar cómo cerraba la puerta, cerró los ojos y así durmió.
Definitivamente se iría con Micaela a New York.

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