Misión 23: Mi pequeña Prue.

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El doctor de la clínica no hablaba mucho inglés, una enfermera me ayudó a traducir. Me realizó todos los exámenes y le dije todo lo que había pasado con mi primer embarazo, esperé los resultados por la tarde.

Me sentía tan mal que no supe si sentía nervios o me sentía ilusionada pero sabía sólo una cosa, tenía miedo. Escuché mi nombre y el doctor me hizo pasar al consultorio. La enfermera me acompañó para traducir lo que el doctor me iba a decir.

Escuché con atención, deseaba que Charles estuviera ahí conmigo. Sabía que algo no estaba bien al ver el rostro del doctor. La enfermera me tradujo y yo sólo asentí. Los exámenes de orina y sangre eran negativos. No estaba embarazada, eso me dejó tranquila y a la vez triste por C.C. aunque mi rostro cambio al ver que la enfermera me decía la segunda cosa más dolorosa de mi vida.

Me quedé estupefacta ante las palabras de la enfermera. Ella lo sintió, yo salí de la clínica no sin antes pedirle a la enfermera que me ayudara traducir algunas cosas de los papeles.

Me dirigí a la base y llevé el sobre de los resultados a Charles. Él no llegaba aún de la misión, así que, los dejé sobre su cama. Me cambié la ropa y fui a caminar a la playa. Quería llorar pero mis lágrimas no salían. La impresión estaba aún presente en mi mente, no lograba digerir aquello, por qué me sucedía eso a mí? Por qué ahora que todo empezaba a ser hermoso y feliz al lado de Charles.

***

Llego por fin a la base, estoy exhausto quiero bañarme y buscar a Prue para que me de las buenas noticias. Saludo a todos con una gran sonrisa. Voy a mi habitación y camino a mi cama. Veo un sobre blanco sobre ésta y me siento para ver que es. Aunque todo está en griego y no entiendo nada veo unas letras escritas a mano en color azul. Es la delicada letra de Prue.

Lo leo y no puedo evitar derramar un par de lágrimas. Me falta la respiración y luego golpeo la lámpara de mi mesa dejándola caer haciéndola añicos. Rompo el papel y salgo a buscarla. Golpeo las puertas al salir, bajo corriendo hasta la playa, mis lágrimas nublan mi vista mientras observo a Prue con un vestido celeste suelto, tiene los brazos cruzados y lleva sus sandalias en la mano mientras el agua del mar moja sus pies desnudos.

Necesito calmarme, debo ser fuerte por ella. La veo detenerse y ver más allá del mar. Su vista está fija, pérdida en el horizonte, me acerco a Prue y estoy a centímetros de ella. Su cabello huele a jazmín. Ese aroma que me vuelve loco, deseo abrazarla, no sé exactamente que decirle. Pero quiero hacerle saber que estoy con ella en su dolor. Mi pequeña Prue... qué estaba pagando mi dulce niña? Todo ese sufrimiento en una alma tan buena, era tan injusto.

-Prue! (digo en un susurro y ella me voltea a ver)

-Hola! (ella dice muy tranquila)

-Prue yo... (se me escapa un sollozo)

-Sssh! (ella lleva sus cansados pero hermosos ojos a los míos.) Ya no queda nada, Charlie.

-Cómo lo siento, amor! (Yo llevo mis brazos a ella y la rodeo con fuerza. La escucho llorar como niña pequeña y me parte el alma)

***

Charles me rodea con sus cálidos brazos y al fin puedo llorar, siento que puedo morir en su pecho sin dolor. No hay más sufrimiento porque ya no hay más que pueda hacerme daño excepto la muerte pero no me importa.

-Debes hacer tu vida, Charles. Yo nunca podré hacerte feliz. Nunca podré darte un hijo.

-Prue no digas eso! Tu eres mi vida. No me importa sino puedes darme un hijo, te tengo a ti y eso me basta para ser feliz.

Charlie me tomó del rostro y me vio a los ojos, los suyos estaban vidriosos. Me besó con dulzura una que nunca había sentido de su parte. Fue un beso consolador, lleno de amor y compresión. Él se separó y yo seguí aún con mis ojos cerrados. Quería abrirlos y ver que estaba en Asgard, jugando con mis hermanos, Thor y Loki. Cuando era libre, inocente, feliz y sin sufrimiento. Que iba a ser de mi vida de ahora en adelante?

-Prue! Mi amor! Mírame, debo saber que estás bien, podemos ir con un doctor, quizá haya algún tratamiento que te ayude a concebir de nuevo. Debemos tener esperanza. La segunda opinión de otro doctor nunca está de más

-No, Charles. Ya no quiero ilusionarme. (le dije negando, él estaba destrozado como yo)

-Bien, entonces... Podemos comprar una casa en Irlanda y pastorear ovejas juntos. (Charles sollozo y me dio una triste sonrisa.) No me pidas que haga mi vida lejos de ti.

-Charlie... (yo no paro de llorar cuando él me vuelve abrazar)

-Y un perro, te gustan los perros? O gatos muchos gatos y un hamster. Lo que quieras.

Aunque es un momento triste no logro retener una pequeña risa, él era mi todo, no podía dejarlo ir, no podía simplemente decirle que me dejara, porque lo amaba, simplemente lo amaba.

-No me gustan los gatos. (le digo con tristeza)

-Lo que tú quieras, mi amor, todo por verte feliz.

Los siguientes 3 días me quedé con Charles en la base haciendo cosas de oficina, mentalmente no estaba preparada para ir a una misión, Acomodar papeles me ayudaba a mantener mi mente lejos de mi desdicha. Charlie me consentía siempre con alguna cosa, me llevaba un chocolate, un dulce jugo o le decía a Mike, el chef, que preparara un plato de fruta decorado.

Charles había manejado mi situación con discreción, le había dicho sólo a Coulson, a los demás sólo dije que tenía las defensas bajas y necesitaba descansar. Volví dos días después al campo. Charles y yo fuimos a una misión a Vietnam, fue fácil, la base estaba vacía, volvimos para el almuerzo. Así pasaron dos semanas trabajando duro en misiones, algunos golpes y roces de balas se hicieron presentes. Todo normal. Regresamos un día de una misión más grande y todos estábamos exhaustos. Coulson nos dio una semana libre para descansar.

Prue Halliwell: Misiones Secretas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora