La joven que entró no se parecía en absoluto a las anteriores: había algo extraño en su mirada confundida e incluso jocosa que llamó la atención de Lena. Sin embargo los presentes no parecieron sorprendidos o siquiera interesados en ella.
La aspirante miró a su alrededor con nerviosismo y ante una completa ausencia de directivas comenzó a desfilar frente a su desinteresado público.
Era cierto que no tenía el cuerpo convencional de una modelo y era excesivamente alta, pero de ella se desprendía un claro anhelo de triunfo y lo que había sido desconcierto y temor, pronto se transformó en seguridad y confianza. A cada paso que daba por la sala se transformaba lentamente en un hermoso cisne de piel blanca como la nieve y movimientos gráciles y parcimoniosos.
De pronto Arthur la detuvo y tras releer su expediente durante unos instantes, le dijo:
- ¿Emma Hiddleston?
- Sí señor.
- Aquí dice que tiene treinta años pero que sus anteriores trabajos han sido en el cine y el teatro.
- Sí señor.
- ¿Nunca había modelado antes?
- No señor.
Lena había dejado de escribir y escuchaba atentamente la conversación que se mantenía frente a ella. A cada palabra la joven se transformaba en objeto pleno de su devoción.
Arthur rió socarronamente y continuó con el interrogatorio como si estuviera jugando al gato y al ratón con aquella dulce jovencita.
- ¿Y por qué consideras que podrías representar a nuestra agencia?
- Pues bien, soy muy trabajadora y dedicada. He estudiado mucho y creo que podría
- ¿Hiddleston?-, la interrumpió de pronto su interlocutor.
- Si señor, Emma Hiddleston.
- ¿Acaso tiene algo que ver con Thom...
- Si señor pero espero poder buscar el éxito por mi cuenta.
Entonces la oficina se sumió en un silencio absoluto y todas las miradas se dirigieron a la, ahora valiente damita que hablaba sueltamente con el dueño de aquel emporio de la moda.
- Lamento si con esto le falto el respeto pero mi asendencia no me define y como dije, espero poder figurar por quien soy y no por la familia a la que pertenezco.
Lena en estado de estupefacción se encontraba prendada de los brillantes ojos de Emma, quien hablaba sin tapujos y con la mayor de las deferencias. Efectivamente Arthur Oldmill había presionado la tecla exacta para hacerla estallar y allí estaba la evidencia. Sin embargo aquello resultaba francamente encantador para todos los presentes.
Cuando finalmente la muchacha guardó silencio, Arthur se mantuvo en silencio unos instantes como meditando cada una de las palabras que le diría a continuación. Se lo vio sonreír nuevamente airoso y dirigirse a Emma con voz firme.
- A pesar de que su currículum es excelente y su andar me resulta...jocoso, no hay lugar en esta firma para la impertinencia y la soberbia. Tampoco me resulta provechoso el incluir en mi staff a una persona que guarda relación directa con un miembro activo de la farándula. Lo siento señorita Hiddleston, pero no tiene lo que se necesita para trabajar con nosotros.
Emma abrió la boca como para decir algo pero finalmente desistió y tomando sus cosas se marchó de la oficina.
- ¿Qué tal un descanso?-, anunció el señor Oldmill a la junta.
Entonces Lena dejó su lugar de inmediato y corrió tan rápido como pudo por los pasillos hasta llegar al hall de entrada en donde encontró a la joven que había cautivado sus sentidos, pronta a salir por la puerta principal.
- ¡Espera!-, le gritó a buena distancia consiguiendo que gran parte de los presente se girara a verla. Emma inclusive.
Caminó velozmente los pasos que la separaban se su objetivo y la saludó aún jadeando por el agotamiento.
- Lo siento, mi nombre es Lena Tyler y soy secretaria del señor Oldmill.
Emma bufó con hastío y luego de saludarla fugazmente se dispuso a salir del edificio, pero se vio nuevamente detenida.
- Creo que lo que acabas de hacer es asombroso. Creo que nunca jamás alguien le había hablado así al viejo Arthur.
La joven Hiddleston sonrió y sus mejillas tomaron color debido a la vergüenza que aquello le producía.
- Actué como una desquiciada. Lo cierto es que deseaba el puesto y he estado buscando una oportunidad como esta desde hace tiempo, pero mi carácter fue más fuerte que yo...supongo que así tenía que ser.
- ¿Desquiciada? ¿De qué hablas? Eso fue asombroso.
- Tal vez, pero perdí una gran oportunidad.
- Quizás no tan grande, la firma es pura fachada. Incluso podría decirte que no te sientas derrotada aún. Arthur Oldmill se caracteriza por ser un cretino de primera...pero muy impredecible.
- Por más impredecible que pueda llegar a ser no creo que quiera volver a verme luego del numerito que acabo de montarle.
Ambas jóvenes rieron por lo bajo y se miraron detenidamente a los ojos. En aquella dulce y serena mirada, Lena creyó descubrir un ápice de bondad que no había visto antes. Era posible que Emma pudiera transformarse en una buena amiga con el tiempo, esa que había estado haciéndole falta desde que había llegado a Londres.
- Como dije, no me desanimaría con tanta rapidez. He visto muchas cosas el tiempo que he estado aquí. Y de todas formas, si no vuelven a llamarte, no habrás dejado grandes cosas atrás...será cuestión de mirar hacia adelante, sonreír y seguir caminando.-, le confió como si de un mantra se tratase.
Emma sonrió modestamente y estiró su mano a modo de saludo:
- Emma Hiddleston, es un placer conocerte.
- Lena Tyler, lo mismo digo. Lamento haberte seguido hasta aquí pero quería felicitarte por tu entrevista.
Ambas volvieron a reír y se mantuvieron en silencio durante algunos segundos. Entonces Lena carraspeó en señal de incomodidad y automáticamente Emma volvió a hablar para despedirse.
- Debo irme. Agradezco mucho tus palabras y me alegra saber que por lo menos una persona en esa habitación estuvo pendiente de mis palabras y mi performance.
- Dalo por hecho y como dije, que no te asombre recibir un llamado de recurso humanos.
- De acuerdo. Hasta luego Lena Tyler.
- ¡Mucha suerte Emma Hiddleston!
La observó salir del edificio y cruzar la calle para tomar un taxi. Le parecía absolutamente sorprendente que una personalidad así la hubiese cautivado de tal manera: quizás había pasado demasiado tiempo sin establecer lazos con alguien o quizás Emma era diferente al resto de personas que había conocido en Londres.
Llegando nuevamente a la oficina, advirtió que había olvidado por completo preguntarle el motivo de su reacción. ¿Qué era lo que había dicho Arthur que le había molestado tanto? Era claro que tenía que ver con su familia puesto que todo había comenzado cuando le preguntaron por su ascendencia.
Hiddleston...Lena estaba segura de que aquel apellido le resultaba francamente conocido, pero no sabía de dónde.
- ¿Quién eres Emma?-, se preguntó al tiempo en que volvía a tomar su anotador y la junta se reanudaba.
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Solo quería un café
Hayran KurguCasualidades o causalidades...esa es la cuestión. De hecho siempre la ha sido, para todos y cada uno de nosotros. Incluso para Lena Tyler quien a pesar de no creer en el destino o el azar, descubre de pronto y por ¿casualidad? que nada esta escrito...