3. Inicio

325 35 4
                                    

Adam

Estaba teniendo un hermoso sueño hasta que... Comenzó a sonar mi maldito despertador. Ya estaba acostumbrado a levantarme a estas horas de la mañana, pero esto era distinto, iría a la secundaria.

Apagué el despertador y me levanté de la cama, me vestí, cepillé mis dientes, bajé las escaleras y preparé el desayuno. Emily todavía no se había levantado, pero no me sorprendía. Subí de nuevo y entré a su habitación sin tocar, cautelosamente. Ella había tirado todas las sábanas al piso. Tenía el sueño pesado. Estaba con la boca un poco abierta. Reí por lo bajo, ya que estaba en una posición graciosa. Miré su celular y me di cuenta de que se había olvidado de activar la alarma. Entonces salté sobre ella y le grité "¡DESPIERTA!". Ella se levantó asustada, y al verme, casi me tira de la cama. Salí corriendo mientras ella trataba de tirarme almohadas.

Era tan divertido.

Aproveché y puse todas las cosas que tenía que llevar a la escuela en mi mochila, ya que Em iba a tardar un rato en alistarse. Luego fui nuevamente a la cocina para desayunar. Minutos después, llegó Emily y comenzó a comerse todo lo que había preparado.

—¿Estás nerviosa? —pregunté al notar cierto pánico en ella mientras comía.

—No, claro que no —negó enseguida—. Es sólo que... ya sabes... los chicos de las secundarias son algo...

—¿Impulsivos? —pregunté y ella asintió—. Tranquila —dije y acerqué mi mano a su cabeza para darle una leve sacudida a su cabello, a lo que ella me apartó de un manotazo mientras volvía a peinarse maldiciendo—. No será muy difícil. Además, tú ya has estado en la secundaria, ya conoces cómo es el sistema.

—Ese es el problema. La secundaria... es la etapa de los problemas. Y no estoy segura de poder adaptarme —dijo y bebió su agua, temblando.

—Tranquila, tenemos casi su misma edad. ¿Qué tan difícil puede ser?

. . .

Después de unos diez minutos conduciendo, llegué a la escuela. Era grande. Tenía una enorme cancha, un estacionamiento y un gran patio en la parte delantera.

—Impresionante —dijo Emily al salir del auto.

—Lo sé —concordé y acomodé mejor la mochila en mi hombro.

—¿Listo? —preguntó Em y asentí.

Los dos caminamos hacia la entrada del colegio, pero pronto noté que en el camino varias chicas me miraban. También había porristas y jugadores de fútbol, algunas chicas me saludaban o me guiñaban un ojo, yo sólo les sonreía. Em me miró con mala cara.

—¿Qué? —pregunté divertido y ella bufó—. ¿Celosa? —dije y me eché a reír. Ella rodó los ojos y se adelantó—. ¡No te enojes! —dije y la seguí.

Después de un rato buscando, encontramos la oficina del Director, o mejor dicho, Directora. Ella nos dio los horarios. Em y yo teníamos distintas clases, mierda. Ahora no tendría con quién hablar o sentarme.

Prácticamente volví a ser un adolescente de verdad. No me gustaba esa sensación.

Primero tenía historia, bien, esa materia era fácil. Me dirigí al salón que me habían indicado. Entré y ya estaban todos, incluso el profesor, que me miraba serio. No hay nada más odioso que llegar tarde y que todos te miren.

Creo que tardamos demasiado buscando a la Directora.

Y ahí la vi. Samantha estaba sentada con una chica, que me resultaba algo familiar, tenía cabello negro y ojos marrones. ¿De dónde la conocería?

Espias En La SecundariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora