CAPITULO 18

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--¿Tienes la noche libre?--Preguntó Alison a Samuel al salir del club de lectura junto a Rafael.

--Tengo clase en dos horas--Dijo Samuel haciendo una media sonrisa decepcionado.

--¿Te parece si vamos a comer antes de eso?--A Alison le gruñían las tripas a morir.

--Iría pero se equivocaron en mi nombre en mi credencial, iré a corregirlo--Explicó Samuel.

--Saldrás de ahí hasta mañana amigo--Incluyó Rafa.

A Samuel no le pareció que le llamara "amigo" cuando no eran nada todavía. Solo por educación, evitó corregirlo.

--¡Quiero ver!--Moría de ansias por reírse del nombre impostor que le habían pintado a Samuel.

Metió la mano por dentro de su camisa y se descolgó su tarjeta de estudiante que colgaba de su cuello como gafete, se la tendió a su amiga y esta fue incapaz de controlar una sonora risa.

--¡SAMUEL DE LUCAS!--Estalló.

Las mejillas de Samuel se tornaron rojas como tomates y se hundió en si mismo como si la Tierra le fuera a hacer el favor de tragárselo por la vergüenza. Poco bastó para que Rafael entendiera el chiste y le hiciera segundas a la tremenda de Alison.

--¡Me voy!--Samuel soportaba poco que se burlaran de él, aunque fuera de buena manera, lo ponía nervioso, rojo y alterado.

Arrebató su gafete de las manos de ella y huyó lo más rápido posible.

En su trayecto a la oficina de registros, pasó por un área en el que habían muchos chicos en circulo apreciando un quejido de otro que aparentemente estaba en el suelo sufriendo de un supuesto dolor, del que Samuel pasó desapercibido. Si no le afectaba, no le importaba.

--¡Oye tú!--Llamaron a Samuel. Lo que menos quería.

Ignoró por un momento, pero no por mucho hasta que se le atravesaron en su camino.

--¿Yo?--Se señaló a si mismo con su dedo indice, cerciorarse que no se confundía con alguien detrás de él.

--¡Si tú!--Confirmó el pequeño chico que se le atravesó--¡Tú eres doctor pringao, cura al gilipollas de Guillermo que se ha roto una pierna!.

El pequeño era Alejandro, quien se alarmaba poco a poco. Minutos antes, competía en patineta con Guille, ambos querían ganar por pura satisfacción de saber que el otro perdería,hasta que a uno se le atravesó una jardinera y técnicamente salió volando. Bueno, solo cayó del otro lado.

--Pe...pe...ro--Tartamudeó.

--¡SE ESTÁ MURIENDO COÑO--Exageró.

Deseaba corregirlo. Odiaba cuando la gente no sabía la denominación correcta de como deberían llamarlo por lo que estaba estudiando, no sería doctor. Todavía. Sería médico. MÉDICO. No más, no menos.

El sudor comenzaba a correr por su mente, la angustia lo inundaba y el orgullo le picaba. Podía irse y dejarlo ahí tirado si quería, se lo merecía por tantas cosas que le había hecho a tanta gente, el karma le cobraba factura y en un fondo no muy profundo, Samuel se sentía bien de que Guillermo estuviera sufriendo.

Ya era hora de una cucharada de su propia medicina.

Recordando que Samuel tenía muy poca maldad, se le ablandó el corazón, por alguna razón odio la escena de ver quejándose a Guillermo, aunque fuera por pura molestia de que era muy quejica que aguantaba muy poco.

Se abrió paso entre los inútiles al rededor de Guille. Parecían primates. ni hacían nada bueno, solo se quedaban ahí parados esperando que alguien actuara por ellos. Los milagros no llegan solos.

DURANTE CIEN AÑOS (WIGETTA) #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora