CAPITULO 26

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Guillermo salió de la habitación, arreglaría las cosas rápido, necesitaba sentir alivio con su familia, sabía que se hacían daño mutuamente unos a otros, tenía la decisión de si seguir haciéndolo o pedir perdón por la paz.

--Hola mamá--Preguntó forzando el tono para sonar amable.

--Hola hijo--Saludó su madre, no tuvo complicaciones al saber de quien era el número del móvil, su hijo tenía el mismo desde hacía años--¿A qué se debe que me llames?

--Amm...--Guille tartamudeó por algunos segundos sin encontrar las palabras correctas, o al menos las suficientes para juntarlas de manera entendible en una oración completa.

--Si necesitas un favor, está bien, dime que necesitas--Le propuso la mujer de manera honesta aunque en parte no lo pareciera.

--No, gracias--Respondió el chico a la propuesta.--Necesito una explicación.

Guille creía que ya tenía la edad suficiente para saber la verdad desde hacía mucho, pero hasta ahora se daba cuenta que existen muchas circunstancias en un acto, muchas razones, consecuencias, etcétera, se consideraba idiota por haberse comportado como un loco durante tantos años solo por un coraje que hizo por no dejar que le explicaran bien la realidad.

Estaba tan metido en sus cosas que miraba a otro lado y no veía nada.

--Hijo, ya no necesitas más explicaciones que no vas a escuchar--Respondió su madre resignada de lo que aquel pequeño que trajo al mundo y crió con el cariño que le pudo dar en su tiempo, pensara lo que quisiera sobre ella, si a el no le afectaba a ella tampoco, pero a él si le afectaba, así que se volvía un dilema--Ya estás grande para pensar lo que quieras.

Ella insistió en que lo que Guille quería saber había quedado en el pasado junto con el grado de importancia del asunto, era algo incomodo hablar de eso, y a la vez también inútil en la época actual volver al pasado.

--¡Mamá, no estés jugando conmigo! ¡Necesito saber lo que pasó!--Exclamó.

El silencio estaba descartado de sus opciones para resolver su propio problema.

--Dejó de ser importante cuando te fuiste a la universidad, ya no tiene caso que lo sepas Guillermo, la verdad que yo te haga saber te parecerá ridícula porque tu lo fuiste un poco cuando me divorcié de tu padre--Insistió la mujer.

--Mamá, por favor, la cosita más ridícula puede ser pero quiero saber ¡Coño!--

Guille estaba cambiando, quería cambiar, por si mismo, para ser mejor persona en esta sociedad a veces de mierda, en ocasiones hermosa, necesitaba empezar por pedirle perdón a su madre pero no podía hacerlo sin saber la razón del pedirlo. Sería ilógico.

Ella suspiró por su lado de la linea, jaló aire y soltó del golpe.

--Cuando dijeron que le fui infiel  tu padre, fue un mal entendido que jamás me dejaste explicarte con claridad--Aclaró la mujer, era difícil saber que su propio hijo pensaba cosas malas de ella a pesar de todo, y dolía en su mente saber que en una buena parte de la razón de ese odio, era por su misma culpa, no la de su ex esposo ni la de nadie más.

Se trataba de una adulta mayor que sabía lo que hacía, no de una niña mocosa que se quisiera comer el mundo de una mordida.

--Eso no me aclara lo suficiente--Insistió Guille ansioso por los detalles del acontecimiento.

--Pues eso fue tal cual lo que pasó, te dije que te parecería ridículo, y lo que pasa es que es muy sencillo, pero si me hubieras escuchado desde un principio, jamás te sentirías solo o algo por el estilo aunque estés completamente rodeado por gente--El poder e instinto de las madres es un suceso tan fuerte, raro y difícil de comprender.

DURANTE CIEN AÑOS (WIGETTA) #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora